VI

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La Alfa y la Omega iban tomadas de la mano mientras caminaban animadamente por las calles de las hermosas islas hirvientes.

- ¿Te gustó la cita, pequeña? - Preguntó la Alfa apretando ligeramente la mano de la Omega.

- Claro que sí, Alfa, me encantó. - Respondió Amity sonriendo, mostrando su perfecta sonrisa.

- Está bien. ¿Qué tal si por último vamos a comer un helado y luego te llevo a casa? - Propuso Luz sonriendo para su chica.

- Sipi, tú si sabes las cosas que me gustan, cariño. - Dijo Amity apretando las mejillas de la Alfa.

Tanto Luz como Amity soltaron una pequeña risita, ambas se amaban demasiado, ambas querían un futuro juntas.

La Blight no era tonta, cada vez que se despistaba un poco lograba ver cómo la Alfa se acercaba lentamente y con precaución al cuello de ésta, ella sabía que lo que Luz quería.

Luz quería marcarla como suya, quería mostrarle a la sociedad que ella sí podía conseguir una Omega, que su actitud, personalidad y gustos no tenían nada que ver en su vida amorosa.

Amity ya lo tenía planeado, así que solamente sonrió y echo su cuello a un lado. Luz solo la miraba atentamente.

- Hazlo, Alfa, esto es lo que has estado queriendo hacer en todo el día, y yo también, yo también quiero sentir tu marca en mi cuello. - Amity acarició su cuello, tentando a Luz.

- P-pequeña, no quiero que te sientas obligada a est- Luz fue interrumpida.

- Lucy, linda cachorrita. Yo no me siento obligada a hacer esto, yo quiero hacerlo, quiero tu marca, quiero mostrarle al mundo que yo, Amity Blight, soy la Omega más orgullosa, teniendo la marca de Luz Noceda, la Alfa más adorable y tierna del mundo.

Amity aún acariciaba su cuello, con la mirada fija en los ojos de la otra.

Luz veía atenta la mano de Amity subir y bajar con delicadeza por su cuello, lamió sus labios y se acercó lentamente a ese cuello que tanto la llamaba.

- Mi amor, quiero disculparme de antemano si me dejo llevar por mis instintos más primitivos al poner mi marca en tu cuello. Quiero ser gentil y delicada contigo, mí pequeña bolita de amor. - Luz se acercaba cada vez más al cuello de Amity.

Amity sintió un escalofrío al sentir el aliento y la respiración de Luz en su cuello, necesitaba la marca de esa hermosa Alfa en su cuello.

- No me importa en lo absoluto, pon tu marca en mi cuello y seré la más feliz del mundo, el dolor no me importará. - Dijo Amity sintiéndose confiada, aun que estaba chocando contra la pared de un callejón.

Previamente habían entrado a un callejón, una marca era algo importante, pero era mejor hacerla en privado, ya que a veces la Alfa podía ponerse un poco agresiva.

- Alfa, déjale a todos los demás Alfas en claro quién es la que consiguió el corazón de esta Omega. - Incitó Amity.

Los ojos de Luz se tornaron rojos y clavó sus caninos en el cuello de la Omega, la cual jadeò un poco por el hecho de que estaba siendo mordida, pero era una mordida que valía la pena.

Luz se aferraba más al cuello de Amity, no decía nada, estaba concentrada en poner su marca lo más notoria posible.

Después de diez minutos, Luz por fin se separó del cuello de Amity, ahora pasaba lentamente su lengua por la marca de la Omega, limpiando todo rastro de sangre. A la par, daba pequeños besos para que la Omega dejara de lado el dolor.

- Eres mía, ahora me perteneces a mí. - Murmuró Luz usando su voz de mando.

- Ahora soy tuya, cachorrita, gracias, gracias por darme tu marca y mostrarle al mundo que yo soy tu Omega. - Sonrió Amity tomando las mejillas de la Alfa entre sus manos, aplastandolas.

Amity jaló del cuello de la camisa a Luz, bajandola a la altura de su cabeza, dónde comenzó a repartir pequeños y dulces besos en las mejillas, labios y nariz de su ahora Alfa.

No sólo hacía eso por el simple hecho de que la amaba.
También necesitaba demostrarle que era suya y que nadie iba a apartarla de su lado.
Además, necesitaba calmarla.

- Vamos, cachorrita, hay que ir a casa, debes tranquilizarte un poco más. - Afirmó Amity dando un último beso en los labios de Luz.

-Está bien, mi Omega. - Concordó Luz cerrando sus ojos y sintiendo las dulces feromonas de la Omega volar por el aire.

Ambas ya se tenían la una a la otra, siempre demostraron que ellas ya tenían algo sin la necesidad de una marca, aun que de todas formas las dos la querían.

Amity quería portar la marca de Luz y presumirla, quería que todos los Alfas que intentaban algo con ella vieran que Amity Blight ya tiene dueña.

Y nada más ni nada menos que aquella Alfa el cual todos decían que jamás conseguiría un Omega por su personalidad.

Amity vió como los ojos de Luz volvían a su color natural, esos hermosos ojos celestiales que ella tanto amaba.

- Ven, Alfa, vámonos de acá. - Amity tomó la mano de Luz y salieron del callejón.

Ambas estaban sonrojadas y tomadas de la mano.

Ya no querían seguir ocultando lo que tenían.

Sweet AlphaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora