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¡ 💌 !
VALENTIN:
Me levanté y tantee con mis manos la cama mientras simulaba un intento de abrazar a Selene, pero al abrir los ojos, me di cuenta de que no estaba allí.
Por un momento, los recuerdos de esas contadas noches de encuentros casuales en mi pasado vinieron a mi mente, donde me iba sin importar apenas salía el sol. Pensé que la castaña se había marchado de la misma manera, dejando solo el rastro de su ausencia en la habitación.
—Por fin te despertaste —dijo una suave voz a mis espaldas, lo que me hizo girar en la cama y observar a la castaña quien cerraba la puerta del baño a sus espaldas.
Caminó hacia mí y me reí entre dientes al verla con la ropa que le había prestado para dormir; una de mis camisetas de mi equipo de fútbol favorito — de el cual ella también era hincha —y una bermuda deportiva, ambas tan grandes que le quedaban gigantes a pesar de que el pantalón tenía elástico ajustable.
Ella se sentó sobre mi torso y empezó a dejar pequeños besos en mi mandíbula, mientras yo me limitaba a acariciar su cintura y precionar la misma cuando sentí un pequeño mordisco juguetón en el lobulo de mi oreja— te levantaste inquieta o con ganas de dejarme mal?— murmuré jugando con el cordón de la bermuda— voy al baño.
Ella se bajó de mí ocupando todo el lugar de la cama libremente cuando yo me levanté.
Me miré en el espejo me pelo despeinado suspirando con una sonrisa. Anoche no habíamos pasado más allá de jugosos besos y caricias inocentes. Pasé mis dedos por las hebras castañas despeinadolas aún más al sentirme tan confundido.
Cuando hice todo lo que tenía que hacer salí del baño encontrándome con la imágen de Selene durmiendo mientras se tapaba hasta el cuello—¿Y soy yo el que no se despierta?— no hubo respuesta si no que ella se cubrió la cara con las frazadas — dále, vamos a tomar mates con los sanguchitos que quedaron.
