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La joven de cabello con tonalidades dulce de leche, finalizó meticulosamente de acomodar su cama, puesto a qué su tía, la madre de Facundo, tenía una cama de madera a lo que ella tuvo que comprar un colchón que con mucho esfuerzo pudo conseguir. Sonrió feliz, Valentin podría quedarse a dormir luego de venir para arreglar las canciones puesto a qué no se veían más de dos veces a la semana como mucho.
El otoño se había instalado con su frescura característica, y ya casi un año había transcurrido desde aquel primer encuentro con Valentín, mientras que habían pasado casi seis meses desde que habían comenzado los juegos casuales en las fiestas.
el timbre sonó con insistencia, rompiendo la calma. Selene, sorprendida y un tanto confundida, descendió las escaleras con pasos cautelosos, sin tener la menor idea de quién podría estar del otro lado de la puerta. Al abrir, su sorpresa fue mayúscula: allí estaba Mirko, su ex novio, parado en el umbral de la entrada. La tensión en el aire era palpable, y ambos se miraron fijamente por un momento, como si el tiempo hubiera quedado suspendido.
Con un tono de voz desafiante, Selene rompió el silencio, expresando su incredulidad por la presencia de Mirko- ¿Qué mierda estás haciendo acá, Mirko?-
Su rostro mostraba una mezcla de enojo y determinación. Mirko, sin inmutarse, respondió con una sonrisa burlona y cierta arrogancia en su voz: -Hola mi amor, yo también te extrañé. Quería hablar contigo, ¿me dejas pasar?
-No. No quiero saber nada de vos, te lo dije muchas veces-. Pero Mirko no se iba a dar por vencido tan fácilmente. Colocando su palma sobre la puerta, impidió que Selene la cerrara con fuerza y cambió su tono de voz a uno más duro y firme.
-Dale, Selene, no empieces. Te vas conmigo...
La presencia de Mirko era una recordatoria incómoda del pasado y de la relación tóxica que habían compartido. Aunque Selene y Valentín se veían con menos frecuencia debido a sus días ocupados, su conexión crecía con cada encuentro. Habían compartido risas, música y momentos especiales que Selene no estaba dispuesta a abandonar.
