ᶜʰⁱˢʰⁱʸᵃ ᴵˢ ᵗʰᵉ ᵗʸᵖᵉ ᴼᶠ ᵇᵒʸᶠʳⁱᵉⁿᵈ
One Shot
La infancia de Chishiya no fue fácil, su gran forma de ser se fue formando gracias a la poca atención que recibió de niño, ver a tu padre sentado frente a una computadora era un poco agobiante, intentar superarlo en la medicina y no hacer lo que gusta, vaya, eso si que es no tener vida propia.
Shuntaro recosto su rostro en la palma de su mano, horas y horas de clases lo estaban volviendo loco. Decidió echar un vistazo hacia sus compañeros, unos prestaban atención, otros tomaban apuntes, otros simplemente estaban dormidos y otros solamente se salían de la clase.
Su mirada fue a parar en una chica, esta cargaba demasiados libros encima de ella, su estatura no le ayudaba en nada pues pareciera como los libros resultaban más altos que ella.
Con mucho cuidado entró y se sentó escuchando atentamente.
Arqueo una ceja confundido, nunca la había visto.
(...) agarro sus pesados libros, llegar tarde a todas sus clases se le estaba haciendo costumbre.
Troto más rápido pero como era tan salada sus pies se endredaron cayendo directamente al suelo.
Sus apuntes salieron de sus libretas y los libros que cargaba se regaron por todo el lugar.—¡Maldicion! Es la tercera vez en el día que me caigo— gimio frustrada.
Alzó la mirada y se encontró con alguien que vio todo el espectáculo, un chico no tan alto, transmitia una vibra despreocupada y con su vestimenta lo demostraba. Arqueo la ceja con curiosidad.
—Hey tú— lo señalo— ayudame.
El chico la observo sin ningúna expresión monótona en su rostro, no le importó y siguió su camino ignorandola por completo.
—¡Lo siento! ¡No debi mandarte así! —. Grito rápidamente (...) pensando que así cambiaria de opinión y si iria a ayudarla, pero se equivocó, el chico siguió su camino— ¡Idiota!— grito rindiéndose recogiendo todo el desastre ella sola.
Chishiya pronunció una pequeña sonrisa, quizá esa misteriosa chica había logrado captar su atención, aunque sea un poco.
Después del desastroso día que (...) tuvo, merecía un descanso, o bueno, eso quería ella, leer esas infinidades de libros le provocaba una migraña terrible.
Tomó de su pitillo el rico jugó de fresa que contenía el envase, lo sacó de la máquina, el típico alimento que nadie comía, ese elegía (...). Una marca un tanto rara a decir verdad.
Con una mano sostenía el envase mientras que con la otra leía, le gustaba leer, le fascinaba, pero si se trataba de algún romance o algo fantasioso, no anatomía humana.