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CORRER NO ERA EXACTAMENTE ALGO QUE A Iris le gustara. No la malinterpreten, le gustaba hacer ejercicio, especialmente yoga. Era una de sus actividades favoritas para hacer cada vez que necesitaba una actividad para refrescarse. Pero correr, por otro lado, era algo que odiaba, lo cual era irónico porque era el ejercicio más fácil que cualquiera podía hacer. La razón principal era porque odiaba la forma en que se quedaba sin aliento con tanta facilidad, así como la sudoración constante que lo acompañaba. Siempre evitó correr cuando pudo, ya fuera en educación física o en cualquier otra instancia.
Pero en ese momento, cuando Iris y Seojun corrían de la mano alejándose del grupo de chicos a los que Iris acababa de arremeter con su cartón de leche, supo que tenía que ser rápida e intentar seguir el ritmo de Seojun si no quería que los atraparan, sin importar la cantidad de sudor y agotamiento que se le presentara.
Cuando Iris tomó la mano de Seojun por primera vez y lo arrastró con ella, parecía estar en una especie de shock, incapaz de procesar lo que estaba sucediendo. Sin embargo, una vez que escuchó las maldiciones que el grupo de Sungyong les estaba lanzando, y el hecho de que lo estaban alcanzando a él y a Iris, apretó la mano de Iris con más fuerza y esta vez comenzó a guiarlos a los dos.
Los dos dieron muchas vueltas en los callejones, pero lograron perderlos con éxito una vez que Seojun lo arrastró a él e Iris detrás de una bandeja de carritos después de golpear un par de carritos en el otro extremo para que sirvieran como distracción y alejar al grupo, lo que para sorpresa de Iris funcionó.
Seojun e Iris se quedaron en su escondite por un par de minutos, ambos asegurándose de que el grupo ya no los siguiera porque Dios sabía el problema en el que estarían si los atrapaban. La ansiedad y el miedo constante que se gestaba en el estómago de Iris sirvieron como una distracción, y ella no se dio cuenta de la posición en la que estaban ella y Seojun, o el hecho de que uno de sus brazos estaba alrededor de su cintura, mientras que el otro descansaba sobre su cabeza para escudarla y protegerla, hasta que de repente se apartó de ella.
"Te dije que te fueras. ¿Por qué no me escuchaste?" Seojun preguntó, ahora enojado por el comportamiento imprudente de la chica. Su ira solo se alimentó aún más cuando recordó la forma en que Sungyong y sus amigos miraban a Iris antes.
