Capítulo 4

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- Venga, Inupi, vamos, tengo que hablar contigo – todas las señales de peligro de su cuerpo se habían activado y gritaban que se alejara de Kokonoi, quien tomó su muñeca con una fuerza que no sabía que tenía, jalándolo hacía él

- N-no, suéltame – se quejó

- No, no te dejaré!! Vas a venir ahora mismo conmigo, quieras o- – se quedó callado al recibir un puñetazo repentino en el rostro, el cual le provocó un sangrado nasal – Pero qué te pasa?!! Por qué te metes, enfermo?! – Taiju lucía los nudillos de su mano derecha teñidos del sangriento carmín de Koko

- Ya dijo que no quiere ir contigo – habló con una vena en su frente que parecía que iba a estallar

- Defendiendo al marica en público? Hehe me sorprende de ti – se burló – No que muy homofóbico?! – y otro puñetazo se estrelló en su cara, esta vez en la barbilla, uno tan fuerte que lo dejó tirado en el piso, inmóvil

- La palabra correcta es gay, bastardo – se giró a Seishu y respiró profundo – Sólo... quería pedirte perdón. Lo que hice fue horrible y estuvo mal... Quería disculparme ayer, pero no viniste a clases

- ...De qué sirve que me pidas perdón? El daño ya está hecho y sólo quieres limpiar tu consciencia. No te voy a perdona

- Me parece bien – suspiró – Es sólo que... no sé que me pasó. Ahora creo que debería irme, tenemos una pequeña multitud y es probable que alguien ya me haya acusado con los maestros – aquel comentario, tan ridículo como sonaba, hizo reír al rubio con sinceridad por primera vez en muchos años

- Te preocupa eso después de lo que hiciste?! Eres un impulsivo de mierda! – reía a carcajadas sosteniendo su estómago

- Vaya, yo creía que no podías reír... ni decir groserías

- No me conoces, cariño – dijo sacando su verdadera personalidad, incluida aquella sonrisa pícara que hizo sonrojar al peliazul – Ven, vamos a clases, si alguien te llega a decir algo, le diremos que lo golpeaste porque me estaba acosando y problema resuelto

- Eso significa que me perdonas?

- No, no aún. Tienes que hacer mérito, Taiju


[3 MESES DESPUÉS]

En aquel tiempo muchas cosas habían pasado. Inició su "etapa rebelde", llegando tarde a casa, a veces quedándose a dormir con Draken, su mejor amigo, o con Taiju, quien era algo así como su pareja, pero nada formal, ya que era un secreto. Había perdido todo contacto con Hajime; a veces notaba que lo espiaba y que de lejos se ponía celoso de las amistades que había hecho, pero le daba igual, pues a diferencia del mayor de los Shiba, él nunca le pidió perdón por lo que hizo y tampoco intentó enmendarlo

- Ven aquí – dijo Taiju tomándolo en brazos, subiéndolo a su regazo dejando un beso en sus labios

- Taiju, no sé, están tus hermanos – sonreía el rubio acariciando el pecho desnudo del más alto, delineando sus músculos y sus tatuajes

- Hakkai lo hace con Mitsuya cuando se le antoja y Yuzuha lo mismo con tipos random. Acaso yo no tengo derecho a pasarlo bien? – apretujó su delgada figura contra su pecho sacándole un gemido

- No te hagas la víctima, el que no quiere salir del closet eres tú – Seishu se sacó lentamente la camiseta que traía puesta y dejó al descubierto su pecho desnudo; el peliazul lamió sus labios y empezó a dejar besos en cada rincón, subiendo hasta su cuello, generando escalofríos en el más bajo – Ah~

- Adoro escuchar tu voz

Los besos y caricias rápidamente se volvieron insuficientes, terminando con Seishu apoyando la parte superior de su cuerpo y sus rodillas en el colchón de la cama, alzando las caderas con las piernas separadas; sintió la estocada en sus entrañas y se removió de placer contra el colchón... En esos meses había aprendido a masturbarse y a sentir placer de aquella forma, al punto de que usar sus manos ya no le generaban nada, él necesitaba el pene de alguien más para sentirse pleno y satisfecho

No soy Akane! (Drakenui)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora