Capítulo 5

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Draken estaba reunido con todos sus amigos en el templo Musashi charlando sobre cualquier tontería; a petición de Emma había estado evitando a Inui desde hace unos cinco o seis días, aunque le preguntaba constantemente a Mitsuya como estaba, ya que sabía que este lo veía a diario en la casa de los Shiba al llevarse bien con el hermano mayor de Hakkai... Grande fue su sorpresa cuando Taiju apareció ahí con una expresión indescifrable

- Vaya, que raro verte por aquí – dijo Mitsuya

- Taka-chan, viene por algo serio – le interrumpió su novio – Draken, quiere hablar contigo

- Eh? Conmigo? – el peliazul de ojos amarillos asintió y el del dragón tatuado se puso de pie – Quieres que sea en privado? – volvió a asentir y ambos se alejaron de la multitud

- Has... visto a Seishu? – preguntó una vez se hallaron a solas; el de la trenza alzó una ceja

- No, esta semana no nos hemos visto. A qué viene la pregunta?

- Seishu no ha ido a la escuela en tres días y... ayer me tenía que acompañar a mi terapia – el mayor frotaba uno de sus brazos al borde de un ataque de ansiedad

- No has ido a buscarlo a su casa?

- No, nunca me dijo donde vivía... Tú sabes, verdad? Podrías llevarme? Estoy preocupado – su voz se notaba temblorosa

- Claro, déjame ir por mi chaqueta y te acompaño. Tienes moto o algo?

- Sí, vine en la mía

- Perfecto – volvió con sus amigos, besó a Emma, se despidió de todos sin dar explicaciones para no empezar una pelea con su novia y se fue con Taiju en dirección a la casa de los Inui

El trayecto fue rápido, tomando atajos para no encontrarse con posibles congestiones vehiculares, llegando en apenas 15 minutos al domicilio del rubio; empezaba a anochecer, por lo que ya había un par de luces encendidas en la casa, Draken se encaminó a la entrada y tocó el timbre

- H-hola? – preguntó la voz llorosa de una mujer al otro lado del citófono

- Hola, busco a Seishu, digo, a Akane – odiaba tener que usar ese nombre, pero sabía bien la relación que su amigo tenía con sus padres

- A-Akane ya no vive aquí

- CON QUIÉN HABLAS?! – se escuchó un golpe y la comunicación se cortó; Taiju, quien había escuchado todo, no lo pensó ni un segundo y pateó la reja, tirándola

- Qué haces, animal?! – gritó el de la trenza, pero el mayor lo ignoró, dando fuertes golpes a la puerta

- ABRE O TIRO LA PUERTA, BASTARDO!! – gritaba furioso; la puerta se abrió y se asomó el señor Inui, despeinado, con algunas salpicaduras de sangre en su camisa blanca

- Vete o llamaré a la policía

- A ver a quien le dan más años, si a mí, un menor de edad, por allanamiento de morada y apalear brutalmente a un viejo a un maldito maltratador como tú, pedazo de mierda!! DIME DONDE TIENES A MI SEISHU!!

- "Tu Seishu", eh? Con que eres uno de sus juguetitos – se mofó – No tengo idea. Lo eché de casa hace unos cuatro días o así, de seguro anda prestándole el culo a algún imbécil a cambio de q- - no terminó de hablar porque Taiju lo tiró al piso dándole puñetazos hasta dejarlo inconsciente

- Draken, ve a ver a la mamá de Seishu... Si está mal, llama a la policía

- Eh... si – logró reaccionar y entró, encontrándose a la mujer con su rostro amoratada

No soy Akane! (Drakenui)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora