24 Layla

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Llego el momento, me metí lo último que me quedaba en la maleta, dentro de unas horas ya no estaría aquí. Quería vomitar, me temblaba todo el cuerpo, se me saltaban las lágrimas. Mes senté un momento en el borde de la cama. Entro Maikel en la habitación, se puso frente de mí y se agachó para mirarme, me quito mis manos de la cara, que me estaba cubriendo.

  — enana te echaré mucho de menos, más de lo que quizás pueda imaginar, — sus ojos me transmitían un calor abrasador— prométeme que estaremos juntos pronto. Me acerqué a sus labios, le planté un beso inesperado y así había sellado, mi promesa, no sabía como se cumpliría, pero lo haría. 

 Se acercó la hora de ir al aeropuerto, Joseph nos llevaba en su coche. Sentada detrás miraba por la ventanilla con el corazón encogido y roto en mil pedazos, solo pensaba en el día que llegue en el que Maikel y yo no tengamos que separarnos nunca. 

Nos dejó en la acera, cogí la maleta y Maikel me agarro la mano. Caminamos en silencio mirándonos a ratos hasta llegar a la zona donde nos separábamos. Nuestros ojos se encontraron, nuestros cuerpos nos pedía a gritos que nos pegáramos, sentirnos una última vez. Juntamos nuestros labios, saboreándolo despacio y sin prisa quería que se me quedara sus huellas en mí boca y en mi cuerpo para siempre. Nos miramos por última vez, nuestros ojos se humedecieron, yo aguantaba las lágrimas. Juntamos nuestras frentes y él me susurro.

 — gracias por quererme, por cumplir mi sueño de amarte, de sentir tu piel y tus labios. Volveremos a estar juntos.  

Apartamento 401 en LONDRESDonde viven las historias. Descúbrelo ahora