Los toques en la puerta fueron rudos y muy constantes. Gabriel gruñó porque era la primera mañana que los monstruos no hacían escándalo para ir a la escuela y había un insensato intentando levantarlo antes de tiempo.
-¡Señor Agreste! -La voz de Nathalie resonó con mayor fuerza, a pesar de que estaba afuera de la pequeña habitación-. Los señores Dupain-Cheng lo esperan en la sala.
¿El día de levantarse temprano era hoy? Nadie en esta casa respetaba el sueño ajeno. Si tuviera fuerzas para ser Hawn Moth se akumatizaría a sí mismo para acabar con todos los seres molestos de esta familia.
Salió de la habitación y sus ojos se abrieron cuando vio al mini Gabe (Louis) gateando sobre la alfombra circular frente al televisor. De pronto sus ganas de acabar con la familia desaparecieron.
-Señor Agreste, qué bueno que ya se levantó...
-Vayamos al grano, señora Dupain-Cheng -dijo Gabriel, mientras se sentaba en el sofá en una posición en la que podía ver al bebé y a los adultos en la mesa de la cocina-. ¿Qué es lo que quieren ahora los ciegos padres de mini Gabe?
Sabine y Tom compartieron una mirada dudosa y Nathalie soltó una carcajada por el nuevo insulto desbloqueado para Adrien y Marinette. Nunca se le había ocurrido, pero su jefe tenía razón. Eran ciegos.
Tom quiso protestar por el pronombre que Gabriel le había otorgado a su nieto, pero Sabine lo reprendió con una mirada seria mucho antes de que pudiera decir algo.
-Marinette y Adrien pidieron que hoy nos levantemos temprano para aprovechar toda la mañana preparando la fiesta para Hugo -informa Sabine tras dar un sorbo de su té.
Gabriel soltó una risa corta y Tom lo miró frunciendo el ceño.
-¿Fiesta? -Cruzó los brazos con disgusto-. ¿Marinette no entiende que estamos mal de dinero para organizar fiestas o qué?
Tom gruñó y apretó su puño sobre la mesa. Sabine le dio una leve palmada para que se calmara. A veces Tom no entendía cómo alguien tan serio y egoísta sería capaz de tener un hijo tan amable y bueno como Adrien. Ellos eran el claro ejemplo de que los refranes podían ser falsos.
Del tal palo tal astilla... Adrien y Gabriel te dejan en ridículo.
¿Era posible que Adrien fuera adoptado?
-No importa cuánto dinero tengamos, Hugo se merece una fiesta y se la daremos y punto -dijo Tom con seriedad-. Además, usted siempre tuvo dinero y nunca quiso organizarle una fiesta de cumpleaños a Adrien. No es cuestión de dinero, sino de actitud.
Gabriel hizo una mueca. El comentario de Tom golpeó una zona sensible. Él fue un buen padre. ¿Serio? Sí. ¿Reservado? Sí. ¿Casi no convivía con Adrien? Sí. Pero nada de eso implicaba que no fuera un buen padre.
-¡Uy! -exclamó Nathalie que ya estaba con su cámara enfocando al ceñudo de Gabriel-. Se le pasaron, jefe. ¿Qué dirá usted ahora? ¡Mis seguidores quieren ver al mundo arder!
Sabine negó con la cabeza y deseó que Marinette regresará para evitar que estas mentes adolescentes hicieran algo imprudente frente a Louis.
Gabriel se aclaró la garganta listo para contraatacar, pero Louis apoyó sus manitas sobre sus rodillas para ponerse de pie. Gabriel no quiso mostrarse maravillado con la mirada risueña del bebé, aunque todos se dieron cuenta del cambio de semblante en el diseñador.
¿Quién diría que el frío corazón de Gabriel Agreste se descongelaba con una simple mirada de su nieto?
Sabine sonrió con burla, Tom se confundió y Nathalie apagó la cámara con aburrimiento. A la gente le gusta derramar sangre, no la ternura.
ESTÁS LEYENDO
¡Todos en la misma casa!
ComédieMarinette y Adrien son felizmente casados y viven en una enorme mansión con sus tres hijos. Marinette se encarga de proveer la comida y los lugos de su hogar y Adrien de cuidar a sus bebés, y así mantenían su vida perfecta. Sin embargo, ¿qué pasarí...