Estando fuera

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Las semanas seguían pasando y Rusell continuaba en terapias de grupo y en las de alcohólicos anónimos.

Por las tardes Ziohn, le llamaba y pasaban un buen momento platicando y riendo.

—Saldrás justo a tiempo para que tu libro salga a la venta, Ziohn se escuchaba tranquilo.

—Yo no sé qué tan preparado este para salir, la honestidad de la confesión de Rusell conmovió a Ziohn.

—Lo vas a lograr, yo estaré contigo Rusell.
Ziohn acariciaba a Aramis que ronroneaba feliz.

—Tienes que estar conmigo, ya que no sé qué haría con ese gato tonto, Ziohn rió, pero para Rusell fue fácil imaginar a Ziohn todo doméstico en su casa y ese pensamiento esperaba que sea suficiente para disipar sus miedos.

—He estado escribiendo, Rusell Pasaba su peso de un píe a otro, —y no sé qué de tan mal gusto sería que hablemos sobre otra oportunidad en todo.

Un breve silencio los abarcó por un momento, hasta que Ziohn habló.
—Creo que por la editorial, estaríamos más que felices de que regreses, pero.
Ese pero casi detuvo el corazón de Rusell.

— ¿Pero?, preguntó Rusell quien se sentía inseguro.

—Con nosotros, vamos  a tomarlo con calma, no tenemos prisa.
La voz alegre de Ziohn  dio cierta esperanza a Rusell, —es como dicen en él grupo de All-anon, un día por vez.

Rusell tuvo una oleada de esperanza, —¿Estás yendo a las terapias?

Ziohn se sintió un poco tímido, —si quiero ayudar y permanecer, debo ser capaz de enfrentar y manejar.
Rusell hubiera bailado, sino fuera porque estaba rodeado de sus compañeros.

Poniendo su voz más seria agradeció, —sólo escuchar tu esfuerzo me hace sentir fuerte, gracias.

Ziohn sintió que las piernas le bailaban.
Era genial sentirse excitado sin ser de forma sexual.
—Estaré aquí para que hables Rusell, así sea la madrugada.


Todos los días Rusell escribía, se perdía horas detrás del ordenador. Su cambio de humor todavía era algo con lo que batallar, su insomnio era también otra cosa para manejar.
A veces su estado de ánimo bajaba al pensar en que era demasiada carga emocional para un hombre tan dulce como Ziohn, y justo cuando se sentía mal era precisamente Ziohn que llamaba para platicar su día.

—Vamos a platicar sobre como sobrellevar el momento de estar fuera, el círculo de confianza como le llamaban al momento de la terapia rápidamente se formó.
—Es normal sentirse ansiosos, es normal sentirse inseguros, pero para eso hacemos esta reunión, para que podamos identificar nuestras emociones y manejarlas, sin más daños colaterales.
Las caras de todos los internos eran las mismas, todos buscaban una fórmula que les ayude a proteger a sus seres queridos de la neurosis que quedaba después de años de consumo.

La plática fue muy útil, se hicieron preguntas y todos obtuvieron respuesta práctica. 
Rusell pudo vaciar sus dudas y pudo alejar un poco el miedo a estar otra vez fuera.
También se les animó a no tener en casa botellas de licor, a no tener miedo a recaer, a buscar ayuda inmediata y sobre todo a vivir un día a la vez.

—Bueno Rusell, la vida te espera, el amable terapeuta entregó unos libros y folletos sobre alcohólicos anónimos, sobre actividades y ejercicios relajantes y sobre frases motivacionales.
Rusell agradeció e intercambió palabras afectivas y salió con algo de miedo, pues no estaba seguro de que Ziohn estuviera esperándole fuera. 
Al llegar a la recepción vio al hermoso hombre ahí sentado, todo traje caro y zapatos de marca italiana.

Al ver a Rusell la que podría pasar por una mirada fría y calculadora se iluminó como los ojos de una chica en su primer baile.

Ziohn se levantó y corrió hasta un muy feliz Rusell que abrazó con fuerza a Ziohn hasta levantarlo del suelo.

Traer de vueltaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora