Awake

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—Ya te dije no me importa.

—Soy un pésimo amigo, ¿Quiero pagarte?

La mirada de Wakasa se mostró cálida y tierna ante las palabras de su amigo, le tomo de la mano y le sonrió con amabilidad, acariciando el dorso de la fría mano.

—Entiende, ¿Tu hermano es importante?

—Claro que si.

—Entonces no veas más que cuando te de el otro monto, no te sientas mal es para Manjiro después de todo, preocúpate. Pero preocúpate para que se esté pagando el hospital, por eso preocúpate.

—Y...y si ya no despierta, y si todo esto es en en vano, siento que ya no vale la...la pena. Es horri-

—Has lo posible, que no quede de ti, el puede despertar yo lo sé, yo sé que el despertara.

Le tomo de los hombros para que se pudieran ver, necesitaba decirle y darle fuerzas.

—¡¿Y si no?!

—El lo hará.

—Tengo miedo, ya pasó un año. Maldición un año y el está tan rígido como cuando lo conectaron, esto es una estupidez.

—Hey, Shin esto no es una estupidez, tampoco es en vano, yo lo sé. Vive por ese "lo sé" cree por eso.

—Ya no sé que más hacer, ya no lo sé.

—Siempre estado aquí, y solo debes esperar. Creo que Emma tiene mas paciencia. Ya entremos, el te espera.

Vieron el edificio y bajaron del auto de Wakasa, entraron al hospital y la enfermera ya conocida los llevo a la habitación del chico que ahí en la cama no se había movido por un año.

Había pasado un año desde que Manjiro había caído en coma, y tanto para Shinichiro era duro su hermana lloraba cada noche esperando que si hermano despertara de una vez.

Un año pesado y triste para la familia Sano, las cosas cada vez se veían más en penumbras con el Sano entubado y los signos vitales lentos. Cada día Emma después de la escuela iba junto a su abuelo o Shinichiro y veía a Mikey , le contaba su día y sus noches, le contaba algunas anécdotas divertidas y otras no tanto. Rezando en que esos párpados revolotearan y sus ojos se abrieran.

El día paso con relativa normalidad, Mikey sin mover un músculo Shinichiro contando los días en el taller, Emma hablando con felicidad y sonriendo por todo lo que hablaba. Wakasa viendo a los Sano.

Sonriendo por como intentaban de ser fuertes, como sonreian y se negaban a la vulnerabilidad del que Manjiro no despertara, Shinichiro se tragaba todo su dolor e intentaba que Emma sonriera, que no se culpara.

Los primeros meses habían sido duros, había precesiado los sollozos interminables de la niña, cómo está pedía a los pies de la camilla de Mikey que despertara, que no la abandonará. Después de cuatro meses largos, comenzó a platicarle a Mikey como si nunca se hubiera ido. No sabía la razón pero sabia que era muy duro para los Sano y los involucrados.

Se mantenía a una distancia prudente, para no incomodar a la familia, se mantuvo viendo sin decir o hacer nada, sintió como si el pecho se le comprimiera por ver al pequeño Manjiro entubado y el suero goteando en la intravenosa. Se rasco la nuca mientras cerraba los ojos para no sentir la pena.

Con lentitud abrió sus ojos encontrándose con el perfil de Shinichiro, y como si desapareciera, su corazón bombeo rápido y veloz, su respiración se alteró al ver al pelinegro sonriendo a sus hermanos, sintió la sonrisa que elevaba sus comisuras.

—¿El despertara?

Escucho la vocecita de la niña que veía a Shinichiro expectante, pidiendo explicaciones, pidiendo una mentira disfrazada de verdad, por qué la esperanza era lo único que se perdía y Shinichiro ya la comenzaba a perder, sus latidos que se suavizaban y sus manos que sudaban.

—Lo hará.

Sonrió con pena al escuchar con convicción y casi verdad las palabras de su amigo, sentía pena por la niña que le daban esperanza para que siguiera amando y esperando a su hermano postrado en la cama. Vio a Shinichiro para ver a la niña después.

—¿Lo hará?

Está vez fue a él la pregunta y entendió la desesperación con la que hablaba, quería que alguien la elevará y dijera que podría ir al espacio con solo soñarlo, quería que le dijera que las hadas existían, pero dejo que la niña se creyera todas las historias de hadas por qué las merecía, por qué no podía cortar las alas de una pequeña que pedía y gritaba con desesperación que necesitaba fé.

—El despertara, eso no lo dudes Emma.

Sonrió con una esperanza hipócrita, mientras se instalaba un pesado sentimiento detrás de sus costillas, trago con fuerza queriendo que su seguridad no se astillara viendo los ojos miel de la niña, sabía que decirle eso era un tanto doloroso pero era fé y esperanza.

—Gracias.

Le sonrió y el hombre más bajo solo asintió queriendo ya no hablarle queríendo escaparse para no ver cómo la felicidad emanaba del cuerpo de la Sano menor, pero había esperanza y decidió callarse, decidió que si tal vez era una mentira estaba dispuesto a serlo viendo como la pequeña volvía a sonreír.

Le acaricio la cabeza, y también sonrió ella volvió con su hermano que estaba en la camilla vio como le tomo la mano y en un susurro que escucho y sabía que Shinichiro también, la niña sonrió a su hermano rubio.

—Escuchaste, despertarás, yo sé que lo harás. Baji también quiere que despiertes el es tan duro consigo mismo y Sanzu solo se consume en su miseria.

Trago con fuerza sin mirar al Sano mayor, sabía que estaba a nada de consumirse en la culpa y la pena de su hermano, pero fueron fuertes, Wakasa sonrió con dolor queriendo que el niño pudiera abrir sus ojos.

—Gracias Waka.

—No hay nada que agradecer.

No se miraron, ni hablaron tan fuerte solo un susurro que mantenía al más grande anclado en la realidad, vieron a la niña que solo sujetaba la mano de Mikey, ya no habla, ya no iba de un lugar o tro solo estaba agarrando la mano con cariño y cuidado.

—Despierta Mikey.

Fue un susurro que la niña pedía a su hermano, una suplica ya desgastada y un lamento continuo, había dicho esa palabra tantas veces que se volvía un mantra, pero era inevitable no decirla cuando solo sabía que estaba vivo por su suave respiración y el continuo aparato que hacía un pi constante.

—¡Me apretó la mano!

Los hombres corrieron junto a Emma y ver cómo la mano daba otro ligero apretón. Los párpados revolotearan y las lágrimas fluyeron de los hermanos. Mikey solo respiraba más fuerte.

—Dios.

—¡Ire por un maldito doctor!

Imaushi salió como una bala de la habitación pidiendo un médico, había despertado, maldición necesitaba una cámara y perpetuar este momento.













Ya salí de vacaciones y a esto le vamos a meter nitro.

Crime[Drakey]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora