Capitulo 4

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Keane se despertó al día siguiente abrió las cortinas del cuarto para que ingresara luz y abrió las ventanas para sentir una brisa matutina, observo hacia el jardín vecino, miro la hamaca y  se percató  de que ella lamentablemente no estaba.

—No está... Que lastima... Tenía buen material para recrear la vista.

Luego de lavarse la cara y los dientes, se peinó su cabello que era una maraña toda desordenada, se puso un equipo deportivo y salió a caminar por el vecindario.

—A caminar.

Realizo unos pasos y se detuvo al frente de su casa, el señor que estaba cortando el césped no le sacaba la vista de encima, era calvo y muy serio, de tamaño promedio, vestía una camisa leñadora a cuadros de color roja y negra intercalados y pantalones de Jeans azules.

Keane levanto su mano para saludarlo, pero él lo observo y no le correspondió el saludo, le dio vuelta la cara en señal de desprecio.

—Bue... si no muerdo...no tengo lepra, eh ¿Qué mosca le pico a ese? No le he hecho nada, más rara la gente de este vecindario...

El sujeto lo observo irse y siguió cortando su césped.

Keane camino mirando  el vecindario por unos cuarenta minutos hasta que ingreso en una tienda por una botella de agua como lo venía haciendo desde que llego.

Tomo la botella del refrigerador y se dirigió a la caja, cuando de repente la vio desde adentro, llegaba en su bicicleta, le puso candado e ingreso a la tienda, la vio que le paso por al lado,  se hizo el tonto y la miro por encima de las góndolas, se retiró de la caja y se puso a ver productos, se fue acercando hasta que ella lo vio a su lado.

—Disculpe, ¿le estoy molestando? Solo quiero esos cereales—Él la vio tomarlos y no pudo evitar mirarla como un bobo, tenía aroma a Shampoo en su cabello algo húmedo.

Keane le sonrió—Sabes...

—¿Si?

—Dicen por ahí que los besos son el lenguaje del amor ¿No te gustaría tener una conversación conmigo, ahora?

Ella lo miro unos segundos y rio—Fue buena esa, estuvo original.

—¿No quieres?

Ella le paso caminando por al lado y él se acercó —Justo vi desde aquella heladera que me estabas coqueteando, así bien rico, me guiñaste tu ojito precioso y me tiraste un besito, así que me di cuenta de que eras tú.

Ella rio—¿Yo coquetearte? Ja, lo dudo, estás divagando o cómprate anteojos, no ves nada.

—Es que estás tan linda que no sabía si hablarte o rezarte, eres una diosa.

La joven se ruborizó y meneo la cabeza—¿Cuántas caen por día con ese cuento? Debes ser muy popular con las chicas.

—Ninguna, eres la primera, a decir verdad soy muy tímido, por eso es que habíamos quedado en encontrarnos aquí.

—¿Cómo? ¿De qué estás hablando?

—¿Que no eres mi cita de Tinder?

Ella soltó una carcajada—Claro que no, yo no uso eso.

—Si eres tu, tu me escribiste en la madrugada, chateamos bien sabroso, eres  Nalgastraviesassiete.

La chica solto una carcajada—Estas loco.

—Soy yo Salchichaalemansesentaynueve, dijiste que íbamos  a cocinar algo rico juntos, luego de la compra y no sé que más luego de vernos en el súper.

—Aja...si se nota, eh—Solto una risa y le paso por al lado con el carrito—Que hombre loco...

El se acerco caminando rapido—¿Como te llamas?

—Ada.

—Un gusto Ada, como te dije soy Keane mi cita no llego asi que me preguntaba ¿Quieres ser mi cita  de tinder? Tu no sabes... Pero puedo ser el amor de tu vida.

Ella le sonrió y luego lo miro seria—No, hasta luego.

—¿Estoy feo?

—No.

—Entonces soy demasiado guapo.

—No estoy interesada en nadie, no me molestes.

Keane sintió el crujir de su corazón y estallar como un florero.

La  vio recojer una botella de leche y el se acerco y se aferro a su pierna derecha descubierta ya que llevaba un vestido celeste impidiéndole caminar

—Vamos por un helado, un café, un batido, al cine, a donde quieras, no acepto un no como respuesta—Le dio unos besitos en la pierna.

La chica caminó arrastrándolo—¡Suéltame la pierna! ¡O te mueres desgraciado!

La gente que estaba comprando los miraba.

—¡Es el flechazo del amor!

La chica apretó su puño cuando le estuvo por dar un puñetazo en la nariz
de pronto ingresaron ladrones armados—¡Todos quietos o se mueren! ¡Las cosas rápido! ¡Denme todo!

Keane soltó un grito de asombro  y cayó hacia un costado tieso cual perro que le da un infarto, le faltaba sacar la lengua afuera.

—Que sujeto tan cobarde.

—¡Queremos todas sus pertenencias!—Un ladrón con pasamontañas se acercó, vestía Jeans azules y chaqueta de Jeans—La cartera y el teléfono, perra—Saco una navaja y le apunto
—Dame todo si no quieres que te corte esa linda carita.

Ada  levantó su bolsa engañándolo, elevo su pierna rápida y de una patada la navaja salió volando de la mano del sujeto, paso por arriba de las góndolas, el movimiento fue rapidísimo.

Keane abrió la boca en grande al verla levantar su vestido y ver una tanga negra—Las puertas del cielo se abren para mí.

Ada le dio una patada en las pelotas, se giró en su eje y de un salto le dio una patada en la cabeza lanzándolo contra unos cajones de papa donde quedo desmayado.

Su cómplice se asomó y vino corriendo Keane  se levantó tomo latas de Cerveza y comenzó a lanzárselas  rápidamente, una tras otra —¡Aaaaaaaaaaaa!

El Sujeto llevaba ropa deportiva gorra y barbijo, se cubrió y retrocedió se giró y salió huyendo con el botín de la caja.

Ada lo observo seriamente a Keane—Cobarde.

—¿Quién? ¿Yo?  No vez que me hice el muerto para ahuyentar al otro, lo tenía todo planeado.

—Aja, te orinaste los pantalones casi.

Ada tomo su cesto y se dirigió a la caja.

Keane tomo la botella y la siguió—No puedes decir  que nuestra primera conversación fue emocionante.

—Calla y no me molestes.

La joven pagó y Keane pago rápidamente la botella para seguirla.

—Ada.

—¿Qué quieres?

—Me dio gusto conocerte, Diosa Guerrera.

Ella sonrió coloco las manijas de las bolsas en el manubrio de la bicicleta—Hasta luego.

—Nos vemos...Ada.

Amor MisteriosoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora