¿Soy Deborah de "¿No es mucho mejor ser una mujer malvada?"

Capítulo 8

Despierto totalmente desorientada, no conozco este lugar, y por lo que me acuerdo estaba en medio de la nieve cuando todo se volvió negro de repente. No sé cómo llegué a un lugar así. Es una cabaña realmente muy linda pero rústica, no es muy grande, la chimenea está cerca de la cama, hay una mesa no muy lejos y sólo dos sillas, una pequeña alfombra en el suelo y una cocina algo estrecha, pero bastante bonita. En la mesa hay la figura de una persona.

- .... ¿Quién es usted? ¿Dónde estoy? - Estoy asustada- 

- Oh... ya ha despertado, princesa Deborah. 

- ... ¿Sir Isidor? ... ¿Cómo es que? ... ¿Por qué? - No entiendo nada, nada tiene sentido, ¿Voy a morir por cambiar tanto la historia? Me he alejado mucho de todo y ahora no sé enfrentarme a lo que venga - 

- Princesa Deborah. - Me mira con seriedad- ¿Qué es lo que le han hecho? ¿Por qué escapó? 

- Eso no tiene nada que ver con usted. Le agradezco el traerme a la cabaña, pero le agradecería mucho si no se entromete. 

Me pongo de pie, pero me mare de inmediato y casi caigo al suelo, sin embargo, Isidor me sostiene y allí me doy cuenta que no tengo mi ropa, traigo un pijama. 

- ¿Quién? .. ¿usted me desvistió?  - Lo empujo, aunque claramente ni siquiera lo pude mover ni un poco- ¡Pervertido! ¡Suélteme! ¡No me toque! - Lucho, pero no logro nada más que cansarme innecesariamente- 

- Princesa, su ropa estaba húmeda por la cantidad de nueve que tenía, sin mencionar que ahora es de noche y estamos en medio de una tormenta. Por suerte no muy lejos de donde la encontré, estaba esta cabaña. Aquí ambos nos pudimos refugiar. No me mal entienda. 

- ... 

- Sé que no es una situación agradable, pero su estado de salud me preocupa. Sé que usted cuida mucho su apariencia, pero ¿Dejar de comer? Princesa...

- Ya no soy una princesa, ahora ya no soy parte de los Seymour. Le pido que no me siga mencionando sobre esa familia. 

La cara de Isidor es todo un poema. 

- Le pido adecuadamente y con la mayor sinceridad, que se vaya una vez el clima mejore y haga como si nunca me hubiera encontrado. Ellos, usted y hasta el emperador estarán mejor si yo no estoy cerca. 

- ... ¿De qué habla? 

- No necesito explicarle nada. Simplemente hágalo. Vuelva con mi padre y no hable nada sobre mí. No me vio, nunca me encontró. 

- Princesa, no puedo hacer eso, su padre le está buscando. 

- No, no me busca a mi... busca este cuerpo que se parece al de su difunta esposa. 

Ambos nos quedamos callados, no esperaba que él no tuviera nada más que decir, pero tampoco me molesta este silencio, ya estoy acostumbrada a que pasen.

La tormenta mengua unas horas después del amanecer, no sé qué hora es ya que generalmente en invierno amanece más tarde, pero diría que son más de las ocho.  

- Ya debe irse. Yo también lo haré. 

- No, no puede salir aun, apenas y está menguando la tormenta, no sabemos si sólo es una pausa para volver a empezar, es peligroso salir así. Además, no ha comido nada. 

- ¿Por qué eso le preocupa? - Le mira seria- No le conozco, nunca he tratado con usted y nuestra interacción se reduce a menos de 28 horas. Creo que conoce muy bien mi fama, ¿Por qué aparenta ser amable conmigo? Odio eso. Pare ahora mismo. No necesito su falsa compasión.