Capítulo trece: Comida familiar parte 2.

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27 de febrero del 2020

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27 de febrero del 2020

Me miro al espejo veo el moño en mi cabeza, pero no decido si dejarlo así o dejar mi cabello suelto. Aliso la falda de mi vestido, por un momento me inclino por la idea de soltar mi cabello, pero no quiero que mi madre comente acerca de mi apariencia, a pesar de que lo hará, pero eso sucederá cuando ambas estemos solas ya que enfrente de los demás sonreirá.

Verme así en el espejo me resulta un tanto incomodo y un poco raro, si bien siempre trato de verme elegante y bien vestida, estando aquí me veo mucho más correcta de lo normal, espalda recta, joyas y pendientes a juego, cabello en un moño bajo, lo único que no se ve como la perfecta Ciel que fui durante 18 años de mi vida, son las botas.

Son 12:30, mi abuela nos cito 1:30 pero prefiero llegar antes, para ver la cara de mi familia al verme ya que conociendo a mi abuela estoy segura que se guardó el comentario acerca de mi presencia el día de hoy. Conducir a la casa de mi nonna me recuerda a los viejos tiempos cuando en algunas vacaciones pasaba la mayoría del tiempo en su casa que, en la mía, intentando alejarme de mis padres y sus órdenes.

Llegar al lugar me toma alrededor de media hora ya que su casa queda a 15 minutos de Bolton, pero desde el lugar donde me estoy quedando me lleva más tiempo. En cuanto llego al lugar sonrío, la casa de mis abuelos parece más una pequeña finca que una casa, pero no es nada comparada a la finca de la familia Moretti en Italia. En la entrada un hombre al lado de la reja me para.

—Nombre. —Ordena por los parlantes, uno de los hombres de seguridad.

—Ciel Brand Moretti. —Enseguida se escucha en italiano la orden para abrirme la reja, cuando abren y avanzo uno de ellos me saluda sorprendido de verme, le devuelvo el saludo. —Pase señorita, su abuela ansia su llegada. —Asiento y conduzco hacia hasta la entrada de la mansión.

En cuanto llego un hombre esta esperando para abrirme la puerta y es al bajar del auto cuando veo a mi nonna con una gran sonrisa esperando por mi en las escaleras de la entrada.

—Abuela. —Sonrió, ella abre sus brazos y corro hacia ella para darle un abrazo.

—Tesoro, mi sei mancato così tanto. —Le digo que yo también, me suelta para decirme que pasemos adentro.

(Querida, te extrañe demasiado)

—¿Cómo has estado nonna? —Pregunto mientras tomamos asiento en la sala.

—Bien cariño, pero extrañamos que estes aquí en vacaciones ¿verdad Fiorella? —Le dice a una de las señoras que ha trabajado desde hace muchos años con mis abuelos y que estimo demasiado ya que ella siempre me hacia sentir acompañada cuando mi abuela tenia cosas que atender.

—Certo, ragazza mia, non vieni a trovarci. —Fiorella me entrega una taza de té.

(Claro que si mi niña, no nos visitas.)

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