17 | Negación

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Ella se levantó del suelo, tambaleándose un poco y respondió: —Por supuesto que no volverá a repetirse. Voy a irme de aquí. — anunció

En ese momento, Heinrey la sujetó del brazo suavemente.

—Earline, no puedes irte — él negó

—¡Tú no decides en mi vida! — le gritó, jalando de su brazo, pero Heinrey no la soltó.

—Earline, por favor, no hagas las cosas más difíciles. — dijo él, de forma calmada.

—¡Déjame ya! — sus lágrimas volvieron a humedecer sus mejillas coloradas —¡Quiero irme de aquí! ¡Si no me dejas ir, es secuestro! — gritó, entrando en completa desesperación.

—Earline, cálmate. Te soltaré si te calmas. Por favor. — él le mostró una mirada suave, intentando transmitirle tranquilidad. —Por favor. Solo respira con calma.

Ella mostró una afirmación con la cabeza de inmediato, y comenzó a intentar respirar con más tranquilidad, relajándose un poco.

Y se tranquilizó, pero solo por unos momentos, porque luego volvió a comportarse de la misma manera. Asustada, nerviosa, queriendo salir de ahí.

—¡Déjame! ¡Déjame!

—Earline, ¡Basta! — después de eso, únicamente se escuchó su respiración acelerada en la habitación. Y cuando él se aseguró de que estuvo verdaderamente calmada, empezó a hablarle con suavidad.

—Me disculpo por lo que mi madre hizo, de verdad. Lamento demasiado sus actos, sé que mis palabras no resolverán el daño, pero te pido de favor, quédate.

Ella se levantó, mirándolo fijamente a los ojos.
—No. — respondió con voz firme —Tu madre ha sobrepasado el límite. No pienso seguir así. — añadió.

Él intentó convencerla de nuevo —Earline, por favor.

—Lo lamento, ya no puedo. — tragó saliva —Esto se acabó. — anunció, caminando hacia la puerta, Heinrey la detuvo llamándola, ella se quedó de pie justo en el umbral.

—No hagas las cosas difíciles. Sabes que ella nunca pierde. — quiso hacerle entender, sabiendo que su madre era una mujer astuta, audaz, y que siempre terminaba teniendo lo que quiere. Sin importar qué.

Sin embrago, Earline no estaba al tanto de eso

—¡No me importa si pierde o no! Yo sólo sé que me iré. Olvídate del trato, olvídate de todo. — dejó en claro. Él comprendió, y sin decirle nada más, permitió que ella saliera de allí sin oponerse en su camino.

Mientras tanto, Evangeline Amery había llegado al palacio, y los sirvientes la habían recibido debidamente. Guiándola hacia el lugar de encuentro, y después de unos minutos allí, su mejor amiga todavía no aparecía.

—¿Gustas un poco de té, Evangeline? — le preguntó Lady Violet.

—No, muchas gracias. — agradeció —¿Cuándo dijo que vendría Earline? — interrogó

—Iré a buscarla. Creo que sé dónde se encuentra — alegó, caminando en dirección a la puerta.

—Bien, la espero aquí entonces.

La mujer asintió, saliendo de la habitación, dejando a la joven sola. Evangeline mordió su labio mientras apretaba sus rodillas, se sentía nerviosa allí sola.

De repente, la puerta del dormitorio se abrió abruptamente y ella casi da un salto por la sorpresa. Pero se tranquilizó cuando vio que se trataba de la condesa.

—Earline — su amiga pronunció, acercándose para brindarle un fuerte abrazo, pero al notar sus ojos rojos y mejillas húmedas se detuvo —¿Earline, qué sucede? — preguntó, su rostro cambio a completa preocupación. Jamás había visto a Earline llorar en todos los años que tenían de amistad.

Tú serás mi EmperatrizDonde viven las historias. Descúbrelo ahora