XIII

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                        ♧Nuevo Inicio♧

Después de haber regresado nuevamente a su forma humana, ambos permanecieron acostados sobre la manta, dejando que los suaves rayos de sol iluminaran tenuemente sus cuerpos, observando las nubes que según ellos tenían formas de animales.

— ¡Esa es una ave! — exclama emocionado el castaño, golpeando sin querer el estómago de Gemini al intentar sentarse de forma rápida, pero terminó cayendo sobre su espalda.

El Alfa se apresura en voltearse, mirando confuso al muchacho que se encuentra riendo en lugar de estar soltando lágrimas de dolor. Manteniendo sus ojitos cerrados, sus pómulos se comenzaban a pintar de un color rosa y sus blancos dientes se podían notar a cada carcajada que soltaba. Los hoyuelos resultaban en su bello rostro, haciéndolo ver más hermoso.

— ¿Estás bien?

Fourth asiente torpemente, jadeando al no poder controlar su risita, trata de enderezarse pero vuelve a caer, y eso solamente empeora el bullicio que está haciendo. Fourth sabe que es torpe en varias ocasiones y lejos de sentirse avergonzado su lobito y él se muestran divertidos. ^¿Por qué enojarse por cosas estúpidas? ¡ puedes reírte de ellas!^
Es lo que siempre decía a su hermano mayor.

— Joder, que me asustas, Omega. — réplica el Alfa, poniéndose a su costado como minutos atrás, continuando mirando las nubes.

Fourth continuaba soltando risitas por lo bajo, contagiado por breves segundos a Gemini.
Comienza a calmarse, tomando grandes bocanadas de aire cuando su estómago comienza a doler y las lágrimas amenazan con salir huyendo de sus bellos ojos.

— No pasa nada, estoy bien. — avisa ente jadeos, pasando una mano por su rostro, mostrando una sonrisa a su Alfa cuando queda de lado para poder verlo con más precisión. El más alto imita su gesto, quedando de frente al castaño. Los fríos deditos de Fourth caminan por la mejilla del pelinegro, rozando superficialmente esos labios que muere por besar. — Alfa, me gusta mucho.

Gemini emite una vergonzosa sonrisa, su lobo está en una algarabía al sentir el tacto de su Omega sobre su piel. Sus mejillas se ponen rojas al recordar que aquel muchachito estuvo lamiendo su hocico horas atrás y él no se opuso.

Le gustó.

— Lo se. — susurra, viendo como los ojitos verdes se llenaban de brillo y felicidad. Con timidez se acerca un poco más a Fourth, quedando con el rostro a una escasa distancia.

— Alfa...

— ¿Qué sucede, Omega?

El aludido agacha la mirada, su olor de felicidad cambia a unoa de tristeza por las dudas dentro de su corazón, gira hasta quedar de espalda a Gemini, llevando su pulgar a la boca para morder la piel alrededor de su uña.

— Yo te quiero, Gem, mi Omega te reconoce como su Alfa, deseo tener una vida a tu lado, ver a nuestro cachorritos correr por este precioso lugar. — habla muy bajito, con los ojos llenos de lágrimas, su voz sale ahogada y nostálgica al imaginar un futuro con él. — Despertar a tu lado cada mañana, que tú seas lo último que mis ojos vean al dormir y lo primero al amanecer.

— Fot...

— ¿Sientes algo por mí? Aunque sea algo muy chiquito, ¿hay una pizca de amor para mí en tu corazón?

Aquel comentario deja abatido a Gemini, su silencio es interpretado por una dolorosa negación para el Omega, quien comienza a sollozar bajito. ¿Lo quieres? Su Alfa está disgustado con él por hacer llorar a su Omega, incluso su lobo está aullando de tristeza en soledad, esperando por el de Fourth que ya se alejó.

Claro que se ha imaginado una vida junto al chico de bonitos lunares, viviendo en una casa muy pintoresca como las que aparecen en los libros infantiles, corriendo detrás de dos cachorritos tan suyos y de Fourth, queriendo verlo al dormir para velar sus sueños y despertarlo repartiendo besitos por toda su carita.

Pero aunque sus instintos primitivos luchen por tomar el control, su lado recional se niega. Y no entiende la razón. Realmente debate mucho con eso, porque ya no quiere reprimir nada.

Escuchar el lamento del muchacho le rompe el corazón, puede sentir como se hace trizas dentro de su pecho. Su olfato solo huele la tristeza del Omega, incluso sus feromonas ya no son tan dulces como antes.

— Fot...

— N-No digas... nada. — pide en un susurró.

Si su lobo saliera está seguro que le rompería el cuello 9or lo estúpido que está siendo.

Sus recuerdos viajan al pasado, meses antes de conocer a Fourth, cuando estaba enamorado de un Beta, o eso creía. Recuerda que se pasó noches llorando cuando ella lo rechazó, besando a otro Alfa frente a él. A pesar de que tenía doce años y aquello no resultó ser más que una ilusión, le dejó un sabor amargo en el corazón.

Tiene miedo.

Miedo a que Fourth lo deje y busque a otro Alfa. Quiere quererlo, pero si obliga a sus sentimientos, si obliga a su mente a hacerlo, no va a resultar nada bueno. No planea lastimarlo, pero tampoco planea alejarse del él.

Se sorprende al pensar de es manera posesiva ante el pequeño, es algo que no le agrada mucho. Trata de ignorar aquello, aún cuando ve que los otros Alfas se sienten privilegiados por ser temidos por sus Omegas. Fourth nunca deberá tener miedo de él.

Es lo que quiere creer.

Toma por sorpresa al Omega cuando lo tumba sobre su espalda, poniéndose sobre el pequeño cuerpo, colocando las rodillas a cada costado de su cintura y las manos a los lados de su cabeza.

Odia ver esos ojitos triste e hinchados por culpa suya.

Prefiere ver una preciosa sonrisa en los labios del Omega, escuchar su melódica risa y los innumerables comentarios que siempre suele decir de temas que no tienen tanta importancia., pero queda embelesado con su voz.

— Prometo no hacerte llorar a menos que sea de felicidad.— murmura, juntando su frente con la de Fourth. — Pero, necesito avanzar lento, por favor.

— Ujum.

— Sí te quiero, pequeño, eres ese Omega berrinchudo que mi Alfa aclama. —  admite entre sonrisas, viendo como el azabache sonríe tiernamente por sus palabras. — Soy un estúpido, pero no quiero lastimarte.

— Lo sé, Alfa, lo sé. — susurra débil, cambiando sus feromonas a unas de felicidad, emitiendo por todos sus poros el amor que siente.

Perdiendo el miedo, estira sus labios hasta tocar los de Gemini, apenas se rozan en algo inocente, un acto tan simple pero muy significativo para ambos.

Sin ser consientes de que aquello es un nuevo inicio.

Una nueva etapa para el Alfa con su Omega.

Omega Celoso   [GeminiFourth]   Donde viven las historias. Descúbrelo ahora