Omega Celoso [GeminiFourth]

XXXI

                             ♧Prueba♧

Entre el Alfa y el Omega quien cumplía primero la mayoría de edad es el chico de cabezo negro.

Ha pasado un par de meses y todo va viento en flor de piel, por ahora no tienen ninguna discusión grave, bueno, a veces pelean como niños para saber quien cocinará o qué película verán, pero una vez que solucioneban eso se ponían a reír.

La veces o que Gemini iba a casa de Fourth para pasar el rato o quedarse a dormir, ya no tenía miedo o ganas de huir. La madre de Fourth realmente lo estaba aceptando para ser parte de su familia, la decisión de ella era de suma importancia en su relación.

Todavía puede recordar el grito que pegó cuando anunciaron que estaban decididos a tener cachorros. Fue una escena entre lo gracioso porque ambos Omegas saltaron  en su asiento y volcaron los refrescos que tenían en sus manos, pero también resultó un poco temerosa para Gemini cuando su suegra lo amenazó mostrándole sus colmillos si lastimaba a su bebé.

Y tal vez eso sí le asustaba un poquito. Solo un poquito cuando su novio los deja a solas y él quiere volverse un avestruz para ocultar el rostro en la tierra o un pequeño animalito para salir corriendo en busca de su Omeg.

Fourth suelta una tierna risita al sentir la nariz de su novio pasando sobre la piel su cuello desde días, presionando cerca de su pulso.

— ¡Gemini, me haces cosquillas! —exclama feliz, acurrucándose más entre sus braz9s que poco a poco empiezan a verse musculoso porque el Alfa decidió inscribirse en un gimnasio junto a si Omega. Fourth simplemente aceptó porque no quería que nadie se acercara a Gemini, incluso mostraba sus pequeños colmillos en ocasiones y gritaba a las Betas u Omegas que veían a su novio.

A Fourth le gustaba sentirse pequeñito al lado de su Alfa, se siente más protegido. Entrena muy poco, casi nada para ser sinceros, excusándose que esas máquinas del infierno no son para él y em que cualquier momento lo termiraran matando

— ¡Gemini! ¡Esta mierda no sirve! —había gritado mientras pateaba la caminadora.

— Amor, está apagabada.

— Ya no quiero hacer nada. —murmuró formando en puchero que su Alfa no tardó en besar y lo provocó una amplia sonrisa—Gem...

— ¿Necesitas que la encienda por ti? —preguntó acariciando la cintura del Omega por encima de la ropa.

— Necesito que te encargues de hacerme esos cachorros que ambos queremos.

— Omega atrevido. —gruñó antes de sujetar su pequeña manito y cambiar lejos de las miradas curiosas porque sus olores llamaban la atención y su Alfa le pedía tomar al Omega en ese mismo lugar.

— ¿Amor?

— Te haré mío, pero no aquí.

Gemini deja un casto besito sobre el hombro de su novio. No pued tener un mejor regalo que Fourth en su vida y siendo su Omega. Además de sentir algo más, un aroma qie se combina con el de rosas frescas, es dulce y desconocido, pero le resulta agradable.

Se ha encargado de anudar en cada encuentro, primero solamente lo hacía cuando ambos tenían su celo debido al miedo de lastimar a su Omega, pero ante la insistencia del pequeño ya ni recuerda siquiera lo que es terminar fuera de su cuerpo o dentro de un condón.

El ingreso a la universidad todavía es dentro de un mes, trata de no preocuparse mucho porque su Omega los últimos días se muestra muy sensible ante la mínima mención. Y tiene una gran sospecha de lo qie puede estar ocurriendo.

— Fourth, cielo. ¿Logras distiguir otro aroma en ti? —pregunta cauteloso, ayudándolo a girar para que lo pueda ver, poniéndolo encima de sus muslos.