XXVII

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                              ♧Miedo♧

La sangre salpica en todas direcciones, nadie se atreve a meterse en esa acalorada pelea entre dos Alfas sabiendo que si lo hacen tienen todas las de perder.

— ¡Púdrete en el infierno, imbécil!

Todos escuchan el crujido cuando Gemini golpea por quién sabe qué vez la nariz de Tham. Los ojos de Norawit se muestran rojos, aunque están a nada de pintarse de negro debido a la furia que siente, ante el deseo de matar a esa escoria que no lucha por su vida al mostrarse completamente sumido.

— ¡Defiéndete,  idiota! ¿Acaso no eres lo suficientemente bueno siendo una mierda de Alfa?

Las garras no tardan en crear heridas en la piel de su rostro y parte de su cuello, combinando el líquido espeso con sus gruesas lágrimas de rabia. Desde que todos empezaron a aglomerarse y el aroma de su Omega comenzaba a desaparecer, supo que algo malo sucedía.

Fourth se encuentra pegado al tacho, meciendo su cuerpo sin quitar los ojos de los dos Alfas, observando con miedo a Gemini que se encuentra fuera de sí. ¿Su mamá tenía razón? ¿Ese Alfa es malo para él?

Las arcadas vuelven, ensuciando parte de su uniforme por no girar la cabeza a tiempo. Su garganta arde, duele al igual que su corazón.

Gemini se pone de pie, limpiando con su brazo la sangre que ensució parte de su rostro. Empezando a patear el cuerpo de ese sujeto, escupiendo y pisando sus manos. Su aroma se ha intensificado al punto de hacer que las Omegas chillen y salgan a toda prisa de la cafetería.

— Muérete, infeliz.

Gruñe cuando es sujetado por el brazo, no reconoce a Phuwin que se muestra preocupado, simplemente lo empuja y continúa lastimando al Alfa.

— ¡Gemini, basta! ¡Lo vas a matar!

— ¡Eso es lo que quiero!

Una vez más se abalanza a su cuerpo, pegando en su rostro.

Fourth ha quedado en blanco, ningún pensamiento surca por su cabeza, apenas siente que va desvaneciéndose, y por primera vez cree que eso está bien, porque es abrazado por una calma inigualable, magnífica, perfecta.

La puerta suena fuertemente cuando es abierta, cruzando por ella el director y Betas de seguridad. Todos tratando de separar a Gemini de Tham.

— A-Ayuda. —suplica en un hilo de voz.

— ¡Mereces morirte, hijo de puta! ¡Suéltenme! —se sacude entre los brazos que lo aprisionan— ¡Te vas a morir por ser una rata asquerosa! ¡Eres un bastardo!

Phuwin divisa a lo lejos un pequeño cuerpo que está tirándose a pesar de que el invierno ya no está, camina a toda prisa porque eso no le agrada para nada. Retira su chaqueta y abriga la desnudez de su torso ignorando el vómito que hay en Fourth, sujetando suavemente su rostro y notando que sus ojos se están poniendo en blanco mientras se agita cada vez con más violencia.

— ¡Director! ¡Una ambulancia!

Uno de los guardias termina de preparar una extraña mezcla que no demora en transportar a la jeringa, apresurándose a inyectar en el cuello del Alfa fuera de sí.

Poco va dejando de moverse, sus extremidades se sienten pesadas y termina tendido sobre el suelo de la cafetería. Escucha gritos, pasos y demás, pero no puede hacer nada.

— Fourth. —suelta en un débil suspiro.

Los latidos de su corazón por fin van regresando a su normalidad, ya no están acelerados como antes, que incluso pensó en sufrir de un ataque cardíaco por la demasiada adrenalina que circulaba por sus venas.

Omega Celoso   [GeminiFourth]   Donde viven las historias. Descúbrelo ahora