Capitulo 17: Primera sangre

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El hombre en capa negra no dijo nada, pero con sus dos manos reunió energía de color púrpura y la mantuvo en sus dos palmas. Wu Lei sabía que ese sujeto solo le traería problemas si lo mantenía vivo. Sin esperar respuesta, habló:

—Oh, queridísimo Yichen, no me culpes por ser descortés~—

El hombre robusto se abalanzó, golpeando con el puño, pero Wu Lei simplemente lo esquivó sin ninguna complicación. No obstante, el lugar donde había impactado el puño no se encontraba igual. La energía destrozó por completo el árbol y, detrás del árbol, otro árbol que estaba inclinado a punto de caerse.

—Parece que esa fuerza está débil... será que tú—

Antes de que Wu Lei siguiera hablando, el tipo llamado Yichen dio más puñetazos hacia Wu Lei, pero Wu Lei solo se reía mientras los esquivaba.

—JAJAJAjaja, te vendiste y caíste muy bajo. Esos tratos con la sabandija nunca resultan favorables cuando ya se aprovechan de ti después de... ¡más de 2 veces!—

Yichen, que se encontraba enojado y furioso, daba más puñetazos, pero ninguno de todos los puñetazos que daba terminaba en Wu Lei. Yichen estaba seguro de que Wu Lei solo era un dios sin poder marcial alto. Cada vez que recordaba ese hecho, empezaba a dudar y dio 4 pasos manteniendo la distancia:

—¡TÚ NO ERES NADA MÁS QUE ALGUIEN SIN PODER! ¡¿CÓMO ES POSIBLE ESTO?!... ¿ACASO TU—

Antes de que terminara de decir algo, Wu Lei estaba enfrente de él y le insertó una aguja en la garganta. La aguja era tan fina que, al ser removida de la garganta, no quedó ninguna abertura y tampoco fluyó sangre externa.

—Yo me dedico mucho a la medicina y me esfuerzo, no como tú que buscas algo fácil y perjudicial incluso para sí mismo—

Yichen, intentando hablar, solo logró escupir sangre y mirar con enojo a Wu Lei.

—Es inútil. Si sigues así, podrías quedarte mudo para siempre, así que te recomiendo que te quedes callado—, dijo Wu Lei mientras se acercaba al arbusto en el que Hao Jinxi estaba escondido. Wu Lei extendió su mano derecha y la pequeña serpiente se deslizó de inmediato hacia su mano. Wu Lei, satisfecho, sonrió y susurró a la pequeña serpiente: —Hiciste un buen trabajo—.

Yichen, que se encontraba parado, vio que Wu Lei le dio la espalda y aprovechó esto para concentrar más energía en su puño. Se abalanzó queriendo impactar la espalda de Wu Lei, pero Wu Lei, que escuchó los pasos, rápidamente bloqueó el puño que iba dirigido a su espalda, utilizando su brazo izquierdo. Yichen miró su puño, que hace unos momentos concentró una gran cantidad de energía, lo suficiente como para destruir completamente dos árboles. Su puño no solo estaba sangrando, sino que estaba seguro de que sintió los huesos de Wu Lei romperse. Además, su puño contenía la sangre de Wu Lei, pero este no mostraba ninguna expresión de dolor; al contrario, lo miró seriamente y dio tres pasos hacia atrás, mirando a Wu Lei directamente.

—¡No puedo creer que terminamos antes, incluso empezaba a divertirme!—

Dos sombras que se aproximaban se acercaron más y notaron a las dos personas que estaban enfrente.

—¡YICHEN!— Shen Lin se sorprendió, miró a Wu Lei y se dio cuenta de la situación. Qing Shan también fue perceptivo y sacó su espada, acercándose a Yichen y colocando su espada cerca de su garganta.

—Si te mueves, no dudaré en cortarte la garganta con mi espada— advirtió Qing Shan.

Yichen se quedó quieto y apretó el puño con rabia.

Shen Lin se acercó rápidamente a Wu Lei y empezó a verificar su pecho, espalda, cara y manos. Sin embargo, al verificar su brazo izquierdo, se dio cuenta de que la tela estaba mojada. Miró su mano, que quedó manchada de la sangre de Wu Lei, y levantó la manga, descubriendo un corte no muy profundo. Esto hizo que rápidamente mirara a Yichen. Acercó su mano a su espada, pero fue detenido por la mano de Wu Lei.

—No lo hagas, aún tenemos que interrogarlo—, dijo Wu Lei.

Yichen, al escuchar estas palabras, apretó más sus puños. La sangre que tenía en su puño estaba a punto de secarse, pero ese apretón hizo que saliera más sangre de su puño. Dirigió su mirada a su puño y luego se dio cuenta de algo, pero ya era muy tarde. Miró con desesperación a las tres personas que estaban enfrente, y antes de tratar de decir algo, su mano empezó a tornarse negra y su piel se volvía cada vez más delgada. Qing Shan dio tres pasos atrás, cubriendo a Shen Lin y Wu Lei.

Jincheng, aterrado, posó su mirada en Wu Lei, pero solo se topó con los ojos sonrientes de Wu Lei que lo miraban como a alguien muerto. La sonrisa fue ligera, que pronto fue reemplazada por asombro. Shen Lin observó que Yichen miró a Wu Lei, que rápidamente tornó su mirada a Wu Lei, que se encontraba a su lado, pero Wu Lei solo estaba asombrado por la escena.

—Creo que será mejor que enviemos el cuerpo para la inspección en el- — Antes de que terminara, Wu Lei le colocó un dedo en la boca a Shen Lin. —Shh.. Aún no ha terminado—. El cadáver descompuesto que se encontraba en el suelo empezó a derretirse. Al terminar de derretirse después de unos segundos, no hubo otro cambio. Wu Lei retiró el dedo que tenía en la boca de Shen Lin y se acercó al cadáver derretido de Yichen. Tomó una rama del suelo y comenzó a tocarlo.

Shen Lin se acercó, pero Qing Shang lo detuvo. Qing Shan miró a Wu Lei y dijo: —¿Puedes encargarte de eso?— Wu Lei no miró a Qing Shang pero asintió. —Trataré, después de todo solo me tienen a mí. Ustedes encarguense de transmitir este mensaje en el palacio. Yo me encargaré de lo demás, y otra vez les agradezco por ayudarme—. Wu Lei miró a las dos personas que tenía enfrente y sonrió: —En serio, no sé qué haría sin ustedes...—

Qing Shan se quedó sin palabras, pero Shen Lin pudo ver que a Wu Lei le afectó ver la muerte de Yichen y trató de decir algo para animarlo. Con vergüenza y desviando su mirada, dijo: —N-nosotros siempre te ayudaremos... ¡además informaremos muy rápido que nos verás de nuevo en un dos por tres!— Mientras Shen Lin hablaba y decía más palabras para reconfortar a Wu Lei, Qing Shan miró a Wu Lei, pero Wu Lei también lo miró y acercó el dedo con el que silenció a Shen Lin y le dio un pequeño beso mostrándoselo a Qing Shan. Qing Shan sonrió y levantó su brazo mostrando una manchita roja que claramente era un chupetón. Wu Lei no se dejó ganar y se acercó a Shen Lin dándole un abrazo.

—Me alegra que te preocupes mucho por mí— Mirando a Shen Lin con ojos brillantes y sumergiendo su cara en su abrazo, hizo que Shen Lin no pudiera negar el abrazo y también lo abrazó. —Recuerda que para nosotros eres muy importante....— Mientras Shen Lin continuaba hablando, Wu Lei sacó su cabeza del abrazo y miró a Qing Shan sacándole la lengua. Qing Shan, que estaba siendo provocado por Wu Lei, contuvo su enojo: —Creo que se nos está haciendo tarde. Su majestad debe de estar con una agenda cargada, por lo que creo que deberíamos irnos ya, ¿no lo crees, Wu Lei?—. Las últimas palabras fueron con sarcasmo que Shen Lin se dio cuenta que hizo enojar a Qing Shan, pero aún así no se arrepiente de haber tratado de motivar a Wu Lei.

—¡QING SHAN!— Shen Lin solo lo miró ferozmente. Qing Shan sintió todo su cuerpo recorrer electricidad, por lo que no mencionó nada más. Wu Lei, que estaba feliz, dejó de abrazar a Shen Lin y respondió: —Creo que Qing Shan tiene razón, pero antes de que se vayan, quiero darles otra píldora que revierte los efectos de la píldora que suprime su aura—. Al darles la píldora, los tres se despidieron.

—Ya se fueron, ¿piensas morderme todo el día?— Una pequeña serpiente salió de su manga derecha y lo miró con enojo. De hecho, Hao Yinxi tampoco sabía por qué estaba enojado, pero cuando entró a la manga, Wu Lei fue herido por su culpa en el brazo izquierdo. Así que decidió no salir hasta que Wu Lei se lo indicara. Sin embargo, preocupado, quiso salir para ver la situación de Wu Lei, así que intentó salir. Lo único que observó fue a Wu Lei abrazando a su hijo adoptivo llamado Shen Lin y provocando a su yerno. A pesar de ello, por alguna razón, Hao Yinxi sintió enojo y mordió fuertemente el brazo de Wu Lei. Después de que esas dos personas se fueran, se sintió más relajado y dejó de morder a Wu Lei. Al salir solo miró a Wu Lei, pero su enojo volvió y decidió ignorarlo.

𝕮𝖔𝖗𝖗𝖔𝖘𝖎ó𝖓 ⅠDonde viven las historias. Descúbrelo ahora