Este es uno de los capítulos a los que le he dedicado más tiempo. Me encantó el resultado y espero ver sus comentarios al respecto.
________________________________________Victoria
Aunque debería estar asustada por la situación, no lo estoy. Me siento expectante, ansiosa, excitada... pero no asustada. Y creo que eso es maravilloso. Y es una novedad.
—¿Entonces? —James suelta su saco de vestir en el sofá de mi sala y miro la prenda por unos segundos diciéndome que se ve bien ahí. Maldita sea. No debería estar pensando esto con un hombre cabreado mirándome—. ¿Te mereces unas nalgadas?
—No, yo... déjame explicarte por qué no te repondia los mensajes. Estoy segura que cuando me escuches...
—Ah, sí. El problema está en que ahora no quiero escucharte. Pudiste haberme llamado. Joder, pudiste haber escrito un puñetero mensaje —dice acercándose a mi—. Ahora ya es tarde, cariño.
Cuando llega hasta mí, mi vientre cosquillea por la emoción. Mis labios ansían los suyos y él lo sabe porque me mira levantando una ceja. Sus manos me toman de las caderas y sus dedos presionan allí. Sus ojos están fijos en mi expresión y su boca preparada para asaltar la mía. Y lo estoy deseando.
—Pero primero salúdame como Dios manda.
Dicho esto se apodera de mi boca. Sus labios asaltan los míos con hambre y su boca busca consumirme por completo. Cuando su lengua se adentra para entrelazarse con la mía siento que mis rodillas se debilitan pero él no me deja caer. Me sujeta más fuerte mientras muerde mi labio inferior haciendo que el fuego en mi interior arda con más ímpetu.
Sus manos me agarran de las nalgas y agachandose un poco me levanta hasta que tengo mis piernas alrededor de su cintura. Llevo mis manos detrás de su cabeza y entrelazo mis dedos en su cabello. James abandona mi boca para besar mi barbilla y me muerde ligeramente.
Siento cuando sus pies tocan el sofá y separándose me mira. Me baja y deliberadamente lo hace restregando nuestros cuerpos. La alarma del horno suena y miro en dirección a la cocina.
—Quédate aquí. Ya me hago cargo yo —sin saber por qué, me quedo parada donde estoy con las hormonas revueltas y mi corazón a mil.
James hace no sé qué cosa en la cocina y vuelve comiéndose una fresa con crema. Mi fresa con crema. Mete la mano en su bolsillo y saca su corbata de color negro. Se relame los labios llevándose con la lengua los rastros de crema y del jugo de la fresa.
Se acerca a mí y me toma de los hombros para girarme. Agarra mis manos y cuando me doy cuenta ya está atándome la corbata alrededor de las muñecas.
—Oye que... —trato de hablar pero me mira.
—Shh —me calla antes de que diga más. Cuando termina de atarme las manos sube las de él por mis brazos lentamente y la acaricia hace que me estremezca—. Voy a enseñarte por qué debes responderme cuando te escribo.
—En serio James. Déjame decirte por qué. ¿Qué me vas a hacer? —No sé por qué pero confío en él.
Me pone de frente a él nuevamente y se echa hacia atrás para mirarme. No creo que esté muy presentable. Mi cabello suelto y húmedo. Mis labios alterados después de su beso y el vestido desarreglado.
—Que hermosa te ves —dice ignorandome. Me acerca al sofá y me tira en el quedando mi pelvis en el brazo de este. Pone un cojin debajo de mi estómago. Tiene acceso total a mis nalgas y no sé si me entusiasma o me asusta—. Te dije que te merecías un par de nalgadas. Pero voy a ser bueno y voy a escuchar lo que tienes que decirme.
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Dulce Tentación
Random¿Qué haces cuando sientes que tu propia familia no cree en ti? Bueno, para mí, poner distancia. Y eso fue lo que hice. Creo que a todos nos pasa esto; que la propia familia desconfían de nuestros alcances. ¿A ustedes no? Bueno a mi sí. Y por mucho...