Victoria
Sus manos quitan su pantalón y bóxer y su pene se levanta erguido y orgulloso. ¡Tiene un pircing en la punta! Es enorme y mis ojos se abren cuando veo lo grande que es. Sin duda puede haber problemas para que quepa en mi. La joya coronando su pene hace que mi sexo palpite. He vuelto a mojarme mirándole.
-James... ¿estás seguro de que...? -no puedo terminar la frase pero el me entendió y frunce el ceño.
-No eres virgen... ¿o sí?
-No, no. Es que... es grande -suelta una carcajada y se acerca a mí. Toma mi mano y la lleva hasta su ereccion, haciendo que toque y sienta. En la cúspide de ésta hay unas gotas de humedad y paso mi dedo pulgar por encima para esparcirla en todo el glande. Lo rodeo con mi mano y la muevo de arriba hacia abajo y lo miro mientras escucho como jadea. Paso mis dedos desde la base a la punta y él gruñe cuando lo hago y se aleja.
-¿Cómo puedes ser tan perfecto? -la pregunta sale de mis labios mientras mis manos lo tocan. Lo acaricio con mis uñas y paso mis brazos debajo de los suyos que están apoyados a cada lado de mí en la encimera, lo abrazo y busco su boca para besarlo. No me canso de él, de sus labios apoderándose de los míos. De su boca recorriendo mi cuerpo, sus manos tocándome por doquier. ¡Dios! Siento que lo necesito ahora-. Tiene que funcionar, James. Quiero sentirte dentro de mí.
-Haremos que funcione -su boca se apodera de la mía y me olvido de todo. Sus manos me recorren por completo y baja hasta mi cuello para dar pequeños mordiscos a lo largo de este. Su lengua me acaricia el lóbulo de la oreja y tiemblo cuando tira de este con sus dientes-. Eres perfecta para mí, preciosa.
Me acaricia con la lengua hasta llegar a los pezones y rodearlos con esta. Jadeo cuando mete uno en su boca y succiona haciendo que mi sexo se vuelva a humedecer. Me muerde los pezones y chillo por la mezcla candente entre placer y dolor. Sus labios alivian la zona y baja la cabeza por mi estómago, su barba me arala la piel mientras reparte besos mojados, me besa el ombligo metiendo su lengua.
Sus manos me agarran de la cadera y hace que me tumbe en la encimera. Sus labios recorren la unión de mis piernas a mi abdomen y le agarro los brazos con mis manos. El placer que siento al sentir su lengua recorrerme la piel me quema por dentro haciendo que me sea imposible quedarme quieta.
-¡Dios! James... -Cuando sus labios se acercan a mi sexo contengo el aliento. Esta vez me muerde ligeramente la piel por encima del clitoris y saca la lengua para juguetear con el pircing-. James... por favor... -su boca se centra en el centro de mi placer. Succiona fuerte y sus dedos se abren paso en mi entrada donde estoy majadísima.
-Sí, cariño. Voy a darte lo que quieres -se levanta y siento como pone la punta de su pene en mi entrada pero antes restriega toda mi humedad a lo largo de mi sexo-. Diablos. Si vieras como se ve...
Poco a poco presiona la cabeza de su miembro contra mi entrada y va empujando despacio. Su mano izquierda se aferra a mi cintura mientras la otra sostiene su miembro que introduce en mi hasta la mitad. Sus ojos conectan con los míos en este punto el placer que estoy sintiendo no es comparable con nada.
-Demonios, dime que puedes soportarlo porque estoy a punto de empotrarlo todo, diablos, nena...
No puedo responder así que lo agarro del brazo y lo atraigo hacia mí. Gruñe cuando lo hago y sin esperar más se hunde en mi hasta el fondo.
-Cariño... -jadea saliendo despacio y volviendo a introducirse en mí. Sus dedos van a mi sexo y me acaricia allí haciendo que las sensaciones sean más intensas-. Así, déjate llevar mi amor -sus dedos me tocan sin piedad y mis gemidos no se hacen esperar.
-James... yo... ¡Oh, diablos! -sus embestidas son cada vez más fuertes, empotandrose dentro de mi hasta que estamos totalmente unidos. Pensé que era demasiado grande para mí pero la verdad es que me está perfecto, tanto así que segundos después de que se empalme por completo el orgasmo me golpea fuerte y grito su nombre.
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Dulce Tentación
Acak¿Qué haces cuando sientes que tu propia familia no cree en ti? Bueno, para mí, poner distancia. Y eso fue lo que hice. Creo que a todos nos pasa esto; que la propia familia desconfían de nuestros alcances. ¿A ustedes no? Bueno a mi sí. Y por mucho...