Capítulo 4: El Primer Entrenamiento

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Los primeros rayos de sol empezaban a asomar en el horizonte, los pájaros empezaban a piar, poco a poco el bullicio de la ciudad comenzaba a ser patente, algunos mercados se ponían en marcha, las tabernas abrían sus puertas a la clientela y los más jóvenes empezaban a despertarse para prepararse para las clases en la academia de caballeros, en este contexto también se sitúa Luke, que abrió los ojos a un día nuevo, se encontraba tumbado boca arriba en una de las habitaciones de la casa de Alan, este se levantaba mientras se desperezaba, cogió sus ropas y bajó a la cocina.

Se sorprendió al ver un Alan ya listo en la cocina.

-Vaya, has madrugado más de lo que pensaba.- dijo Alan al ver Llegar a Luke.

-Yo siempre fui madrugador.- le respondió Luke mientras se sentaba en la mesa.- La vida en el campo es muy dura, además, hoy empieza mi entrenamiento, es en motivo mas para levantarme antes.

-Ya lo creo que si.

Alan se acercó a el y le puso en la mesa apenas dos galletas y un vaso de leche.

-Disculpe, capitán, ¿esto es mi desayuno?

-Ajá, no era difícil de adivinar creo.- Dijo Alan con tono simpático.

-Yo creo que debería comer algo más, de no ser así no rendiré en el entrenamiento.- le dijo Luke cogiendo una galleta y mirándola.

No, esta es La ración de desayuno perfecta para tu entrenamiento.

-¿Por qué? ¿Acaso tienen alguna sustancia que hace que me aporte más energía?- le Preguntó ilusionado Luke.

-No, son galletas normales y corrientes.

-¿Entonces?

-Pues verás, te doy tan poco por que si te diese un desayuno más copioso.- Alan esbozó una sonrisa.- Lo acabarías vomitando a causa del entrenamiento.

A Luke le entró un escalofrío.

-Bueno, tu quédate comiendo las galletas, enseguida vengo y empezamos con tu entrenamiento.- le dijo Alan mientras cogía una chaqueta, su sombrero de ala ancha y salía de la casa.

Luke se quedó solo en la morada, por alguna razón algo le hizo pensar que ese día iba a ser muy duro, que vomitaría la comida dijo, ¿acaso lo pensaba poner a mover piedras gigantes? ¿O quizás a hacer doscientas flexiones con él encima ?, Luke decidió no darle más Importancia y se centró en el desayuno que le duró apenas un minuto. El joven se levantó de la mesa y salió al jardín de delante de la casa donde se quedó observando alguna que otra flor aguardando el regreso de su mentor.

-¡Hey, Luke!

Luke levantó la vista y vio como Lair y Laura le saludaban a la entrada del jardín, este se levantó y se acercó a ellos.

-Buenos Días- les saludo Luke.

A el le llamó La atención la indumentaria que llevaban, Lair portaba una pequeña hacha a la espalda y Laura dos espadas de acero finas, los dos llevaban una especie de uniforme con una capa negra.

-Buenos Días, Luke.- Lair le Pasó un brazo por encima del hombro.-¿Cuando piensas comenzar a entrenar?

-Ahora mismo estoy esperando al capitán para empezar.- le dijo Luke sonriendo.- vosotros si no me equivoco os dirigís a la academia ¿verdad?

-Así es.- le respondió Laura.- hemos salido un poco pronto porque de lo contrario con Lair encima acabaremos llegando tarde.

-Mira quien fue a hablar, la que se tira tres horas en el espejo peinándose.- le reprochó Lair.

Crónicas de Thartos: El Caballero de EldesiahDonde viven las historias. Descúbrelo ahora