1.2 Hugo

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Este extra transcurre paralelo al capítulo 12 de "La melodía de nuestros corazones. Clave de sol".

Mis padres siempre tuvieron en mente que estudiaría derecho para perpetuar la tradición familia. Mi padre trabajaba como fiscal, mi madre era jueza y mi hermana mayor tenía su propio bufete de abogados. Daban por sentado que yo seguiría sus pasos. Ni siquiera se interesaron por saber que era lo que verdaderamente me apasionaba. Mi futuro estaba escrito de su puño y letra y no admitía variaciones. Los mejores colegios, cursos de idiomas, la obligación de acudir a eventos que me aborrecían solo para darme a conocer y tener contactos... odiaba todo ese mundo. Odiaba no haber tenido el valor suficiente para plantar cara a tiempo.

Con trece años, pensaba que mi vida era una mentira. Vivía en una casa enorme y llena de lujos, pero era un lugar frío e impersonal en el que las risas y la diversión parecían estar prohibidas. Me sentía como una marioneta. Iba de un lado al otro sin saber realmente lo que estaba haciendo.

Entonces llegaron Queen y Lexi y nos convertimos en un trío inseparable. Me había pasado toda la vida solo, a expensas de los deseos de los demás, pero ellas me enseñaron a pensar en mí. Fueron las primeras amigas que tuve de verdad. Las primeras con las que fui capaz de decir en voz alta, a los dieciocho años, que aborrecía a mi familia y todo lo que llevaba implícito mi apellido. Ellas no me juzgaron ni me hicieron sentir que el problema era mío. Se limitaron a escucharme hasta que me vacié y lo saqué todo para fuera. Después me bebí la botella de Whisky de un par de miles de euros que había cogido sin permiso del despacho de mi padre y que siempre guardaba para ocasiones especiales en un acto de pura rebeldía. También fue mi primera borrachera. No guardaba un buen recuerdo de esa noche, pero no me arrepentía de las decisiones que había tomado ese día.

Esa tarde reuní a mi familia en casa y les dije por primera vez que no iba a estudiar derecho. El bachillerato ya había acabado y pretendían que me pasase el verano preparándome para la carrera mientras hacía prácticas en el despacho de abogados de mi hermana mayor. Fue la primera vez que vi a mis padres perder el control de una manera tan poco elegante y a la vez tan humana. Nunca habían sido cariñosos conmigo, pero esa tarde no se mordieron la lengua a la hora de menospreciarme e insultarme. Si me esforzaba en recordar todo lo que pasó ese día en la casa en la que me crie, hasta podía notar el ardor en la mejilla a causa de la bofetada que mi padre me asestó cuando le dije que me quería dedicar al mundo de la música. Fue la primera vez que me puso la mano encima. La primera y la última. Si había algún vínculo que todavía me atase a ellos, se rompió en ese momento.

Después de eso cogí la botella de Whisky, metí en una mochila algo de ropa limpia, el cargador del móvil y la cartera y me fui. Queen y Lexi llegaron más tarde. Se mantuvieron en silencio hasta que decidí a desahogarme por primera vez en mi vida, y siguieron acompañándome después, cuando decidí ahogar las penas en alcohol. Ellas brindaron conmigo, pero yo fui el único que se despertó con resaca al día siguiente. Lo hice en el sofá del piso donde Queen vivía con su abuela. Ella estaba a mi lado, descalza y sentada en el suelo. Tenía los auriculares puestos y los ojos cerrados mientras descansaba la cabeza contra el sillón que había junto al sofá. Fue la primera vez que me permití admirar sus facciones y maravillarme con su belleza. Nunca antes había reparado en ella de una forma tan consciente. Llevábamos años siendo amigos, pero nunca se me había pasado por la mente la posibilidad de que pudiésemos ser algo más. Y ese pensamiento no hizo más que crecer cuando abrió los ojos y me sonrió como si fuese lo más valioso del mundo. Me hizo sentir en paz. Por primera vez en mi vida, me sentí bien conmigo mismo. Así que me aferré a ese sentimiento con todas mis ganas.

Queen fue la persona que me impidió tirar la toalla en los dos años siguientes. Fue la única que supo todos obstáculos a los que me tuve que enfrentar mientras trataba de hacerme hueco en la industria musical. Tenía buen oído y habilidades de sobra para triunfar, pero mis padres se empeñaban en hacerme la vida imposible. Toda mi vida era un caos, pero Queen siempre estaba ahí con una sonrisa, dispuesta a cogerme de la mano y animarme a seguir.

La melodía de nuestros corazones. Escenas extra.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora