5 - La Gran Cita

25 1 0
                                    

Al llegar a la capital aparcamos donde pudimos bastante alejado por lo que me dijo él, puesto que no había más aparcamientos cerca, así que nos iba a tocar andar un rato aunque a mí eso nunca me importaba.

Dimos un paseo tranquilo pero largo, menos mal que no me puse demasiado tacón, odio tener que andar mucho con tacones altos así que no suelo usarlos, prefiero los zapatos con menos tacón y que sean cómodos.

- Hace una noche maravillosa - se lo dije con mucha ilusión, el cielo estaba despejado y además de verse muy bien las estrellas no hacía nada de frío.

- Si la verdad es que el tiempo es cálido esta noche - me lo dijo mirando al cielo igual que hacía yo en ese momento.

Cuando llegamos al restaurante me hizo cerrar los ojos, no entendía el motivo y por más que le preguntaba no me lo quería decir.

- Ya puedes abrir los ojos - me lo dijo con una gran sonrisa por lo que percibía en su tono de voz.

- Wwaaauuu!!! Es precioso - me quedé asombrada con la mesa que nos tenían preparada.

En el centro había un pequeño jarrón de cristal con flores pequeñas blancas y algunas rosas rojas, dos velas a cada lado con una silla delante de la otra, la iluminación era muy romántica, también había un par de servilletas perfectamente dobladas con un pequeño bordado de flores rosas, y la mesa ya estaba lista para servir la comida y la bebida en unas bonitas copas y un bonito tallado en la parte de abajo.

Todo parecía perfecto, y para más asombro aun, Juan me arrimó la silla cuando fui a sentarme al igual que hacen en las películas.

- Me alegro de que te guste - me dijo mientras se sentaba.

Se acercó el mesonero a llevarnos la carta y nos tomó nota de la bebida, él pidió una botella de vino para los dos.

- Perdona pero a mí no me gusta el vino, mejor ponme un refresco - me habría gustado acompañarlo con el vino, pero de verdad que no me gustaba nada su sabor.

- Entonces deje lo del vino y me pone a mi también un refresco - se adelantó a decir antes de que el mesonero se retirase.

Cuando ya se retiró le dije de repente - ¿Porqué no has pedido el vino para ti? que a mí no me guste no significa que tu no puedas beberlo.

- Prefiero acompañarte y si tu no vas a beber, una botella sería demasiado para mí solo - en eso tenía razón.

Estuvimos un rato mirando cada uno su carta sin decir nada, yo estaba indecisa sobre que pedir todo parecía tener buena pinta, al final me decidí por pescado con salsa verde, tenía como un nudo en el estómago y sabía que si pedía carne no me la iba a poder comer bien y no me gusta desperdiciar la comida.

- ¿Ya sabes lo que te vas a pedir? - me preguntó en cuanto me vio dejar la carta sobre la mesa.

- Si, me he decidido por algo de pescado ¿y tú? -le pregunté por inercia.

- Yo prefiero carne ¿vas a querer algo de entrante?

- Si yo quiero un coctel de marisco.

Llamó al mesonero haciéndole una señal y éste de inmediato se acercó a la mesa, fue Juan el que le dijo todo lo que queríamos y también se pidió un coctel.

- ¿Y cómo te fue ayer con las chicas? Carol me dijo que salisteis juntas con algunas amigas más.

«« ¿Porqué no me extrañaba que Carol le ande contando cosas? a ver qué otras cosas le habrá contado que yo no sepa »»

Amor ProhibidoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora