Amor Prohibido

12.- HECHO REAL

La semana se me hizo muy larga y por fin llegó el viernes, era el día del maestro así que no había clases.

Decidí quitarme de fumar así que fui a una tienda de cigarros electrónico que habían abierto nueva para comprarme uno, me dijeron que eran muy eficaces y como ya había intentado quitarme hace tiempo y no lo conseguí, voy a probar de esta forma a ver si lo consigo.

Antes de salir le mandé a Juan un mensaje para preguntarle si nos veríamos ese finde ya que no lo hacíamos desde el lunes, me fui sin esperar la respuesta ya que como él si trabajaba supuse que tardaría en contestar.

Estando ya en la tienda, cuando la muchacha me estaba informando de cómo funcionaban y me estaba dando a probar varios sabores, vino un hombre muy singular, éste venía ofreciendo retratos de Camarón pintados por él en blanco y negro, pedía solo la voluntad así que la muchacha de la tienda le cogió uno y le dio algo de dinero a cambio, después me lo ofreció a mí.

- La verdad es que a mí me sudan muchísimo las manos y se me va a estropear porque tengo que ir ahora a Sevilla.

Al hombre se le iluminaron los ojos y sonrió diciéndome.

- Eso es porque tú tienes un don muy especial, puedes predecir cosas sobre las personas que te rodean.

- Santo cielos no me lo puedo creer, de verdad es eso posible guaauu! - dijo la chica incrédula por todo lo que estaba escuchando.

- Pues eso sí que es verdad porque yo he tenido sueños premonitorios - lo dije fascinada por ver con qué facilidad me lo había descubierto  - pues lo del sudor será un don pero había pensado en operarme, una tía mía lo hizo y ya no le sudan.

- No lo hagas - me dijo el hombre - eso es parte de tu don, es una manifestación del mismo pero tú no sabías interpretarlo.

- Pero es que es un peligro el hecho de que me suden tanto, hay veces que se me resbalan las cosas y acabo rompiendo más de un vaso, además es muy incómodo para mi, tengo que tener hasta una toalla siempre encima para secármelas de vez en cuando porque es horroroso lo que me sudan.

- Eso no se cura con medicinas, yo te voy a hacer un talismán y ya verás como al tercer o el cuarto día van a dejaran de sudarte y también se te dejarán de caer las cosas evitando que rompas nada más.

- ¿En serio eso es posible?

- Con el talismán que te voy a hacer sí, además desde hoy seré tu maestro espiritual y voy a ayudarte a que evoluciones tu don, también te voy a dar mi número por si alguna vez tienes que consultarme algo - miró a la muchacha - dame un papel y un boli si tienes por favor.

Cuando se lo dio se sentó en una silla y se puso a escribir.

La muchacha no salía del asombro, entonces empecé a contarle las premoniciones que había tenido días anteriores, ella estaba fascinada con toda la información que estaba recibiendo.

- Yo sabía que ese tipo de cosas existían, pero como mi marido no cree en esas cosas pues yo acabé no creyendo tampoco, él es muy cerrado para esas cosas - me lo dijo cuando yo terminé de contarle todo.

- Pues créetelo porque las cosas ocurren por algo y no por casualidad, las casualidades no existen.

Al decirle eso el hombre se levantó, me dio la razón y añadió algo más.

- Todo tiene un porqué, y si tu marido no cree en eso es porque no está destinado para ello, todo el mundo tiene un don y solo falta evolucionarlo, aunque hay muchas personas a las que nunca se les manifiesta y tu marido es uno de ellos, a ti también te voy a dar mi número y te ayudaré en lo que pueda con tu caso - me miró a mí y siguió hablando - y tú también puedes ayudarla, ésta es una frase que te pertenece - me enseñó el papel que estaba doblado por la mitad, en la parte que daba hacía a fuera había una especie de verso escrito, y a continuación lo abrió - y éste es tu talismán echo exclusivamente para ti, esto solo tú y yo podemos verlo.