Cap.3

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Sala de juntas

Narra Camila

Habia entrado a la oficina de Lauren, además de poner seguro a la puerta.

Estúpida asistente ¿quien se creía?

Mire a mi mujer
Si mía.

—¿Qué haces aquí?— pregunto bastante desconcertada. —Estoy bastante sorprendida— dijo y eso ya lo sabía —Tengo una reunión en unos minutos, dime que necesitas—

Hay Lauren
Ya deberías saber que yo te domino.

Quería darte una pequeña sorpresa— dije con tono coqueto y una sonrisa que ella conocía perfectamente.

Me senté frente a su escritorio y la mire perversamente.

Ella era mía después de todo.
Sus labios me estaban llamando al pecado.

—Antes de mi sorpresa, quisiera saber..— La mire nuevamente pero esta vez directo a los ojos —Esa mujer.. ¿es nueva aqui?— pregunte algo evidente, pero quería que ella me lo dijera.

Si, ella es nueva— contesto tranquila —¿Porqué la pregunta?—

—Por nada en particular— alce los hombros —simplemente no me agrada—

Lauren me miró detenidamente y note una pequeña sonrisa en sus labios.

Camila es solo mi empleada ¿si?—

La mire seriamente
No me gustaba que me dijera Camila
Es tonto lo sé

Pero yo era camz para ella.

No es que no quiera hablar contigo, es que tengo una reunión en breve— dijo al mirar la hora

claro— dije al abrir un poco el escote de mi blusa, sonreír coqueta y no apartar la mirada de ella

Esa sonrisa— dijo mordiéndose el labio —¿Qué estas planeando?—

Me levante de mi asiento, me incline sobre el escritorio y le dije claramente

Si te atreves a ser infiel con esa zorra, te voy a cortar los dedos ¿entendido?— sentencie fríamente

Pude notar esa sonrisa que tanto amaba en ella, se mordió el labio otra vez y eso me ponía mal.

Me gustaba provocarla y eso me ponía muy caliente a mi.

Estas celosa de Gisele mi empleada, pero ya deberías saber que no me importa— comentó sin apartar la mirada de mi —Yo solo te amo, a ti—

Joder
Lauren me ponía mal
Esa mirada perversa me desvestia poco a poco

Hazme un favor mi amor— me acerque un poco más a ella —Despide a esa mujer— le dije al robarle un beso

—No la puedo despedir solo porque si— dijo

—Bien— bufé algo frustrada —entonces presta atencion—

—Dime—

Me aleje del escritorio y rodee el mismo, sentía su mirada sobre mi.

—Tú me perteneces, tu cuerpo me pertenece y si tengo que marcarte para dejarlo claro, lo hare— mi postura era firme, estaba frente a ella

—Camz no tienes que hacer eso, se perfectamente que soy tuya—

Eso quería escuchar

La jale de la blusa y sus manos fueron a mis caderas, me subió al escritorio.

Mi hija 3, la última cruzada. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora