Capítulo 7

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La caza-dragones de rango dos

Unos llantos eran consolados por un hombre, este era uno de los mayores protectores de Restrya, un caza-dragones de rango cuatro

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Unos llantos eran consolados por un hombre, este era uno de los mayores protectores de Restrya, un caza-dragones de rango cuatro. Pero por sobre su trabajo, por sobre la gente que protegía e incluso por encima de las ordenes de su reina y de su jefa, él era un padre.

El hombre sabía que no había estado tanto tiempo con sus hijas como él deseaba, su trabajo era arduo y día a día luchaba con una sola cosa en mente, sus hijas.

Tal fue el motivo que lo llevo a llevar por cuenta propia la investigación de los niños desaparecidos, quería encontrar al secuestrador antes de que le sucediera algo a sus hijas y, en el proceso se olvidó de algo aún más importante que la seguridad del pueblo, su propio bienestar.

Las pruebas vivientes de ello se encontraban mojando su pecho, dos pequeñas niñas, sus hijas, lloraban desconsoladamente mientras con sus brazos abrazaban fuertemente al recién recuperado hombre. De esta forma ambas rogaban que jamás vuelva a irse.

La mayor, de cabello esmeralda, fue la que avisó a todos sus conocidos que su padre había despertado, el uso de sus habilidades natas de su especie fue bastante útil para llevar dicho trabajo acabo.

La menor, cuyo cabello era del mismo color que el del cielo en un día despejado, había llegado poco después que la general Yusui, quien se sentó y saludó al hombre con una sonrisa.

Acompañando a la menor de las hijas estaba una glaceon y una espeon, quienes parecían conocer a la general.

Sin embargo, nada de eso importaba, ni la general, ni las dos desconocidas eran de importancia en ese momento; el trabajo de un padre, además de la crianza, era el de cuidar y velar por sus hijas; trabajo en el que él había fallado estrepitosamente.

En su lugar, fueron sus hijas quienes se preocuparon por él y rogaron día y noche por su salud.

Las lágrimas nuevas y secas empapaban el pecho del hombre quien pese a las caricias y abrazos no podía hacer nada por evitar que sus hijas dejasen de llorar.

Alegría, felicidad, emoción, alivio; miles de emociones se juntaban en los pequeños corazones de las niñas, quienes no podían evitar ponerse de aquella forma, su padre había despertado, estaba a salvo.

La escena fue interrumpida por la puerta que se abrió abruptamente, dejando entrar a un trío conocido para la mayoría en aquella habitación.

—¡Luke! —la mawile que acababa de llegar corrió a abrazar al gallade, pero esta fue detenida por unos lazos que la atraparon, deteniendo así el avance de la chica— ¡Hey! ¡Dalia!

—Creo que es momento que nos retiremos, dejemos a la familia Fortune a solas —mencionó la sylveon mirando al gallade—. Es bueno verte despierto nuevamente Luke, la reina está contenta de saber que has despertado —la voz de la sylveon fue apenas audible para el gallade, debido a que su menor hija, aún en un mar de lágrimas, se había trepado para abrazarlo por el cuello, quedando esta apoyada en su hombro.

Pokémon (I): El camino de la heroínaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora