Capítulo 3: Un duro entrenamiento

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98... 99... ¡100! Por fin, después de media hora había logrado dar 100 golpes en el aire con la espada, debía admitir que el entrenamiento de Urokodaki era algo duro.

Cuando al fin mejoró, después de una semana, comenzó su entrenamiento con mucho entusiasmo y Urokodaki le puso como primera prueba bajar una montaña antes de que amaneciera ¿Fácil verdad? Eso fue lo que pensó el pobre Sabito antes de comenzar a bajar la montaña. Urokodaki se desvaneció y él comenzó a bajar la montaña corriendo y sin quererlo ni beberlo pisó una trampa que era una fosa, al salir de ahi piso otra que hizo que unos troncos atados a una cuerda le dieran en el estómago, y así siguió todo, cayendo en todas las trampas, una detrás de otra, pronto empezó a quedarse sin aire y se dio cuenta de que en esa montaña el aire era escaso.

Llegó a casa de Urokodaki pocos minutos antes del amanecer y lleno de golpes, moratones, hojas, barro y tierra, después de soltar un suspiro de alivio se cayó al suelo y fue ayudado por Urokodaki. Así iban pasando los días, primero bajaba la montaña y después daba 100 golpes al aire con una espada que el mismo Urokodaki le prestaba.

Cada día que pasaba, Sabito iba mejorando, se acabó memorizando las trampas, que cada vez eran más peligrosas, y en el complicado caso de que estas se activaran por un error del niño, este las esquivaba con una gran velocidad, sin darse cuenta, ya había pasado 6 meses con el señor Urokodaki, quien lo cuidaba como si fuera su hijo y lo acogió amablemente después del incidente de sus padres. Ahora que había terminado de dar los golpes con la espada decidió entrar, saludo al mayor y se fue a darse una fresca ducha, ya era verano y una ducha fría se agradecía, después de ponerse una yukata negra fue hacia la mesa del comedor a cenar un buen plato de soba y unos dangos.

- Urokodaki-san, ¿queda poca agua? Puedo ir al río a por un poco de agua si ese es el caso- Dijo Sabito con la esperanza de que Urokodaki lo dejara salir de noche, tenía ganas de encontrarse a algún demonio y pelear contra él

- ¿Esto es una excusa para salir a buscar demonios?- Preguntó el mayor como si hubiera leído la mente del más pequeño- Sabes que aún es demasiado pronto

- No es una excusa, es Julio, las noches son calurosas y el río siempre está fresco, si queda poca agua podríamos deshidratarnos y seria peor ir por la mañana ya que hace más calor- Invento Sabito para cubrir sus verdaderas intenciones

-Bien, pero ves con una espada y mucho cuidado, aún no te he enseñado el tema de las respiraciones- Dijo Urokodaki después de un suspiro, el niño tenía toda la razón- Si necesitas ayuda, gritas

Sabito sonrió ampliamente, cogió uno de los jarrones y fue hacia el río emocionado, lamentablemente para él, no habían demonios por el camino, esto desanimó al niño quien realmente deseaba que hubiera alguno. Ahora que lo pensaba, los demonios no se acercaban a ese monte y si lo hacían morían, por lo que Sabito decidió abandonar la idea de luchar contra uno pronto ya que si decidiera irse a otro sitio, el mayor lo notaría ya que tenía un sentido del olfato muy desarrollado, tal vez por eso lo pillaba normalmente cuando mentía o trataba de ir a buscar un demonio.

Decidió centrarse en otra cosa mientras llegaba al río, posó su vista en unas flores lilas que habían por toda la montaña, se ve que Urokodaki las había plantado con anterioridad, se lo había comentado antes, las flores se llamaban glicinias.

Los árboles tenían sus hojas muy verdes, esto le hizo recordar a su madre, a la cual, casualmente también ayudaba en tareas como la de ir a buscar agua a un río o tender y el cielo estaba completamente estrellado, las estrellas brillaban demostrando lo hermosas que eran, formando hermosas constelaciones que entretienen a cualquiera que se parara a contemplarlas. Sabito decidió pensar en esa gente que ahora mismo estaría muriendo a garras de esos infernales seres, los niños y adultos que ahora lloraban porque habían perdido a alguien, ahora que lo pensaba, echaba de menos a sus amigos, no quería que lo malinterpretaran, él era muy feliz con Urokodaki e imaginando todo lo que iba a hacer en el futuro, pero, a veces echaba de menos su antigua vida, de repente paró, ya había llegado al río.

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Hola de nuevo 👋🏻👋🏻👋🏻.

Al fin he terminado todos los capítulos de esta historia, solo me falta publicarlos y ya está. Está historia ya la tenía iniciada solo que al fin se me ocurrió subirla y este mes estuve finalizandola. Como ya está terminada hoy mismo subiré todos los capítulos restantes.

¡Saludos y gracias por leer!

La chica del río (Sabikomo)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora