Capítulo 5: Giyuu Tomioka

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Volvieron a pasar los meses, Urokodaki fabricó una nueva jarra y decidió ir él a por agua al río por el momento. Sabito siguió practicando sus habilidades, empezó a trabajar más sus reflejos y su fuerza física, pero desde aquel día Sabito no volvió a ver a aquella chica, le contó sobre ella a Urokodaki pero este no tenía ni idea de quien le hablaba ya que cuando él llegó Sabito estaba solo, por lo que pensó que Sabito se sentía muy solo y por casi ahogarse había tenido una alucinación sobre esa chica, lo cual le preocupó ya que Sabito era un niño de 12 que literalmente no tenia vida social y pasaba todos los días entrenando hasta el agotamiento, tal vez eso le estuviera haciendo tener alucinaciones y debería llevarlo a un médico.

De nuevo llegó el invierno, Sabito se puso su yukata verde con el patrón de cuadros que le llegaba hasta la cintura, un pantalón negro, unos calcentines con el mismo patron que la yukata que se puso encima de unos calcetines negros mas finos, unas sandalias y un haori blanco que Urokodaki le había regalado por su cumpleaños y salio de la casa a entrenar, pasarón las horas y Sabito estaba meditando un poco para sentirse como si fuera agua ya que esto le ayudaría con la respiración que pronto aprenderia, todo el suelo y los arboles estaban cubiertos de nieve y el cielo estaba despejado, todo era silencioso hasta que escucho un sonido en la nieve, se levanto del suelo y fue hacia el sitio del cual provenia ese sonido, no podia ser un demonio ya que era de dia así que solo podia ser una persona y Sabito se moria de ganas por socializar.

Al llegar no vio a nadie, eso lo decepcionó, pero al ver unas huellas se animó, eran muy parecidas a sus huellas así que fue corriendo hacia la dirección de las huellas, se le pasó por la cabeza que podía ser esa hermosa chica y se emocionó más, después de andar unos pocos metros más encontró al causante de los sonidos. ¡Era un niño! Tenia el pelo negro recogido por una coleta larga, ¡Incluso le pasaba los hombros!

Estaba algo sucio y llevaba una yukata larga roja, una camisa debajo, unos pantalones negros, un cinturon blanco con un nudo en frente, unas vendas en sus talones por encima de unos calcetines negros y unas sandalias, el chico se habia desmayado, pero parecia tener los ojos hinchados y una expresión muy triste, eso ultimo le llamo la atención, toco su cabeza y no tenía fiebre por el momento pero estaba muy frío, así que Sabito lo subió a su espalda, le puso su haori y lo llevo entusiasmado con Urokodaki.

Urokodaki bañó al pelinegro, le puso una yukata blanca y lo tumbó en un futón extra que el más mayor tenía, poco después el pelinegro despertó alarmado, en ese momento estaba solo, con otra ropa y temía que sus tíos lo hubieran encontrado, empezó a buscar y no encontró el haori rojo de su hermana, lo cual le puso todavía más nervioso y decidió huir de aquel lugar después de encontrar el haori rojo.

Al abrir la puerta se encontró a Urokodaki de espaldas y al ver que no era su tío se alertó todavía más e intentó salir de manera rápida pero como Urokodaki tenía buen olfato se dió cuenta de que el chico había despertado y se giró, poniendo más nervioso al pelinegro, el cual tenía ojos azules.

- ¡¿Quién eres?! Devuelveme el haori de mi hermana- Dijo el de ojos azules temblando

Urokodaki se dió cuenta de que el niño estaba muy asustado y se acercó diciéndole que no le haría daño y se presentó, diciéndole al niño que el haori se estaba secando ya que lo había lavado porque estaba sucio.

- Mi nombre es Giyuu, Giyuu Tomioka, tengo 12 años y ese haori es de mi hermana que aunque parezca que esté loco o que es una mentira la mató y la devoró un ser horrible- Dijo el niño al borde del llanto- Ella murió mientras me protegía-

Al terminar, Giyuu había comenzado a llorar, Urokodaki le miró con pena y fue a darle un abrazo para que el niño sintiera que este le apoyaba y le explico que realmente creía en él junto al tema de los demonios, cazademonios, etc y le preguntó si él querría ser uno, Giyuu asintió y se sentó a hablar con Urokodaki, bueno, más bien escucharlo ya que Giyuu no era alguien de muchas palabras. Al anochecer Urokodaki comenzó a hacer la cena y le pidió al menor que pusiera la mesa, este obedeció y se dió cuenta de que Urokodaki no vivía solo ya que iba a poner la mesa para tres personas, sus intuiciones se hicieron ciertas cuando un chico de pelo de color melocotón entró cansado y sucio, sin embargo, cuando vio al ojiazul su mirada se iluminó y fue corriendo a darse una ducha y ponerse una yukata negra, una vez había hecho eso se sento junto a Giyuu y se dispuso a presentarse con entusiasmo.

- ¡Hola! Mi nombre es Sabito, ¿como te llamas?- Comienzo el chico de ojos lilas- ¿Te encuentras mejor? Pareces cansado y triste cuando te encontré-

- Su nombre es Giyuu Tomioka, tiene tu edad y también va a entrenar con nosotros- Dijo Urokodaki- Perdió a su hermana por los demonios y a sus padres cuando era muy pequeñito, es algo tímido así que no le agobies mucho Sabito-

- Te entiendo, Tomioka-san, mis padres murieron delante mía por un demonio hace un año, fue triste, pero ya lo he superado, ahora que vamos a vivir juntos y todo eso, quiero que seamos amigos y lleguemos a ser cazadores juntos, así que, ¡esforcémonos!- Comentó Sabito, tratando de animar a él de mirada triste

- Si, Sabito-kun, puedes llamarme Giyuu, yo también espero que nos llevemos bien- Contestó el más bajito sonriendo levemente

La cena fue agradable, el maestro de ambos y el de ojos lilas trataron de manera muy amable y familiar al nuevo integrante, este último habló más de lo pensado en la cena y después de unos meses volvió a reír. Al irse a la cama, Sabito y Giyuu se quedaron hablando sobre sus cosas, entre ellas, Sabito le habló a Giyuu de la chica de ojos diamantes, Giyuu le escuchó alegremente y creyó todo lo que él le decía.

Giyuu comentó que no se había enamorado pero su hermana sí y dijo que actuaba igual que Sabito al hablar de esa chica. Sabito no creyó eso al inicio pero cuantas más vueltas le daba al asunto más sentido tenía y al final de la noche le dio la razón al más tímido. Al día siguiente Giyuu hizo por primera vez el ejercicio de la montaña mientras Sabito hacía él de la espada y lo único que ambos pensaron durante los ejercicios fue que acababan de encontrar una gran amistad que seguro que duraría mucho.

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Hola.

Aquí está la parte cinco de esta historia. Tenía muchas ganas de poner a Giyuu e n la historia 😊.

Sin nada más que decir, saludos y espero que os haya gustado.

La chica del río (Sabikomo)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora