Capítulo 4: La chica del río

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Paró, había llegado al río, se sentó y comenzó a llenar esa linda jarra de cerámica, de repente, sintió una mirada que se posaba en él, levantó la vista y vió a una hermosa chica que lo miraba amablemente, Sabito se sonrojo y la observó mejor, era hermosa, tenía una baja estatura, pelo negro que le llegaba a los hombros y un muy corto flequillo, sus ojos eran azul turquesa y podía decir que brillaban más que cualquiera de las estrellas, tenia un pequeño cuadrado blanco en sus ojos, sus cejas eran negras y finas, no tenía cicatrices si no una mascara de zorro blanca con algunas flores azules en su cabeza, llevaba un kimono rosa con algunas flores de color rosa chicle y amarillo claro, encima del kimono llevaba un chaleco azul oscuro el cual tambien aportaba una falda un poco mas corta que la de su kimono, en su cintura tenía un cinturon marron claro y bastante ancho y de calzado llevaba unas sandalias del mismo color que el cinturon con unas cintas rosas.

Sabito se quedo embobado viéndola, realmente era hermosa, la chica comenzo a reirse y Sabito pensó que era porque él no le quitaba los ojos de encima pero para él le fue imposible hacerlo hasta el momento en el que se dió cuenta de que se le había resbalado la jarra de agua, por lo que decidió ir corriendo a por ella.

Corrió y corrió detrás de la jarra pero la corriente del río era demasiado fuerte y rápida por lo que decidió que ya que sabía nadar podría atrapar el jarrón si se lanzaba al río.

Rápidamente se hizo una coleta y se lanzó al agua, estaba helada, pero no le importó, nadó y nadó hasta llegar a la jarra y agarrarla pero ahí se dió cuenta de que la corriente del rió era demasiado fuerte para él, que además de no tener la fuerza suficiente para llevarse a sí mismo fuera del río tenía que cargar con la jarra llena de agua, trató de aferrarse al césped de la orilla pero la corriente era demasiado fuerte y Sabito empezaba a encontrar dificultad para no hundirse, de repente recordó lo peor, ¡el río desembocaba en una enorme cascada con rocas! Si caía por ahí probablemente moriría y no había matado a ningún demonio aún, Urokodaki habría malgastado su tiempo con él.

Decidió hacer caso y se puso a gritar para alertar a Urokodaki y que este lo salvara, lamentablemente no podía gritar mucho porque si lo hacía tragaba agua y veía la cascada no muy lejos, la corriente comenzó a ser más rápida y Sabito solo pudo aferrarse a un tronco junto a la jarra para poder evitar ahogarse y gritar más. De repente llego a la cascada y mientras se caia todo se volvió negro, se había desmayado.

Al abrir los ojos vio que estaba en tierra, al lado del río buscó la jarra pero no la encontró, comenzó a toser, se sentía pesado y tenía frío, de repente, alguien le ayudó a incorporarse y le dio unas palmaditas en la espalda para ayudarlo. Cuando giró su cabeza para ver quien le ayudaba, creyendo que era Urokodaki, le llamó:

- ¿Urokodaki-san?-

- No, jaja, Urokodaki viene de camino no te preocupes- dijo aquella chica de antes con una sonrisa que volvió a dejar a Sabito embobado- ¿Te encuentras bien? Tienes un poco de fiebre, lamento no haber podido salvar la jarra, cayó, se destruyó y se la llevó la corriente, no podía con ambos, lo siento- Dijo sin quitar esa bella sonrisa

- No te preocupes, no debí haberme lanzado al río, no fue buena idea, ¿y tú?- Preguntó el chico algo preocupado- Tú me has ayudado, así que tú también te has arriesgado ¿Te encuentras bien?-

La chica se sorprendió y unos segundos después volvió a sonreír y le acarició la cabeza.

- Vaya, que jovencito más amable, estoy de maravilla, gracias por preguntarme ¿Cómo te llamas, señorito?- Dijo la chica mientras le acariciaba

- Soy Sabito y tengo casi 12 años, soy un aprendiz de Urokodaki, encantado-

- ¿Eres aprendiz de Urokodaki? Entonces entrenas para ser un cazademonios ¿no?- Le dijo la chica sorprendiendo a Sabito ya que ella sabía de esos seres- No te preocupes, se que existen

Sabito siguió siendo acariciado por la amable chica hasta que llegó Urokodaki con él y se lo llevó, él mayor se alivió de que este estuviera bien y restó importancia a lo de la jarra, llevandose a Sabito a la cabaña para que este se diera un buen baño caliente, se cambiara la yukata y se fuera a dormir mientras que cuando Sabito fue a despedirse de la chica se dió cuenta de la chica ya no estaba.

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Hola, aquí está la parte cuatro.

Aviso que está historia tendrá 10 capítulos. Ya hacía falta que saliera Makomo y pobre Sabito, se quedó sin jarra.

Bueno, espero que os halla gustado esta parte.

La chica del río (Sabikomo)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora