Capítulo 10: Juntos por siempre

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Sabito murió en ese momento. Murata cuidó a Giyuu durante los siguientes días ya que este permaneció inconsciente durante toda la prueba y el único que murió en la criba ese año fue Sabito. Giyuu volvió con Urokodaki, corto el haori de su hermana y la camisa de Sabito a la mitad y los cosió, usando ese haori durante el resto de su vida, culpandose de la muerte de su amigo, distanciandose de todo el mundo para que ningún ser querido sufriera ese destino de nuevo y sin volver a sonreir.

Mientras tanto, el fantasma de Sabito volvió a la montaña de Urokodaki, siendo recibido por Makomo, que le abrazó hasta que ambos se pusieron a llorar. Sin embargo, no todo era malo, ahora ambos fantasmas podían estar juntos, comenzaron a salir y descubrieron que tenían en común mucho más de lo que ambos creían. Pocos meses después, Sabito conoció a los fantasmas de los otros alumnos de Urokodaki y entendió que hasta que no muriera aquel demonio, ellos no podrían descansar.

Al cabo de unos años, la era cambió, era la era Taisho y en 1913 un nuevo chico llegó a la montaña de Urokodaki junto a su hermana transformada en un demonio, sorprendentemente la chica no comía personas. La familia del chico fue asesinada por el mismo Kibutsuji Muzan mientras él iba a comprar carbón, lo que más le sorprendió fue que su amigo Giyuu, quien ahora tenía 19 años y era un pilar, recomendó al chico por sus habilidades y porque tenía un olfato como el de Urokodaki.

Sabito y Makomo se dedicaban a observar al chico mientras entrenaba y se dieron cuenta de que Urokodaki era más distante y duro con este chico, aún así, el joven no se daba por vencido y entrenaba duro cada día con la esperanza de poder curar a su hermana y convertirla de nuevo en humana. El niño era Tanjiro Kamado, aquel niño de el festival, y su hermana se llamaba Nezuko Kamado y tenía el pelo negro, muy largo, las puntas naranjas, los ojos rosas, un curioso bambú en la boca, un kimono rosa con algunas lineas negras, un haori negro,unos calcetines blancos y unas sandalias.

Tanjiro ahora vestia una yukata blanca, un haori verde con cuadrados negros y unas sandalias, además su pelo era más corto que la ultima vez. El chico pasó un año con Urokodaki antes de llegar a la prueba de la roca, la cual esta vez era mucho más grande y estuvo seis meses tratando de partirla él solo, sin obtener éxito. Fue ahí cuando Sabito fue junto a Makomo a tratar de ayudar al chico, como hicieron con él en su momento.

Mientras que Sabito era muy duro con el chico, pegando con un espada de madera e insultando, Makomo era amable y se dedicaba a explicarle y curar al joven, alguna que otra vez llegó a reñir a Sabito por ser tan brusco. Pasó otro año, Tanjiro mejoró mucho así que Sabito decidió pelear contra el chico con una espada real. Rápidamente Sabito fue derrotado por el chico de ojos de color rubi, Tanjiro cortó la máscara de Sabito revelando su rostro. Sabito le sonrió y desapareció enseñandole al chico que había partido la roca.

Al ver esto, Urokodaki abrazó al chico y le preparó una deliciosa cena para que el chico obtuviera fuerzas, posteriormente le dió unas tijeras para que este se cortara el pelo y le explicó todo sobre los demonios, Muzan y la criba a la cual iría al dia siguiente. Al día siguiente, Tanjiro se fue a la criba, dejando a su hermana, que llevaba dos años dormida, al cuidado de Urokodaki y pidiéndole al mayor que saludara de su parte a nuestra pareja de fantasmas, sorprendiendo a Urokodaki con este comentario.

Sabito y Makomo estaban muy nerviosos así que fueron al río para calmarse, pero parecía imposible, se habían encariñado de Tanjiro y temían que se encontrara a ese demonio y muriera al atacarlo, cegado por la ira, según se iba acercando la hora del anochecer ambos se ponían más nerviosos hasta que en medio de la noche, el primer aprendiz de Urokodaki comenzó a desaparecer, después el segundo y poco después el tercero. Así fue consecutivamente hasta que lo entendieron, Tanjiro había derrotado a aquel demonio después de 50 años así que por fin podrían descansar en paz. Pronto llegó el momento de Makomo, que miro a Sabito y le negó con la cabeza.

- Tienes razón, es mejor que protejamos a Tanjiro y a Giyuu hasta el día en el que los demonios sean derrotados y sus vidas se extingan- Dijo Sabito agarrando de la mano a Makomo y decidiendo quedarse como fantasmas.

Y así fue, Sabito y Makomo protegieron a Giyuu, Urokodaki, Tanjiro y Nezuko hasta que estos murieron y subieron todos al cielo, todos juntos por siempre hasta que fueron bendecidos con una nueva vida.

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¡Hola!

Muchas gracias por haber leído está historia en un mes comenzaré la próxima historia así que id diciendo la pareja que queréis que sea protagonista.

Sin nada más que decir, gracias por leer esta historia.

¡¡Adiós, lector@!!

La chica del río (Sabikomo)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora