Había transcurrido unos días desde que Joseph había aparecido en su vida, gracias a él aprendió cosas nuevas, ya que el se dedico a ser como su maestro, le enseñó modales, aunque esto el lo había sacado de un libro que tomó prestado.
Lillian se sorprendió al ver como la pequeña princesa había cambiado en algunos aspectos, siendo más educada y elocuente al hablar, cosa no muy común en una niña de su edad. Sin embargo ante su padre ella no hacía nada bien, eso la llevó a cuestionarse varias cosas.
"¿Acaso no soy lo suficientemente buena para que se fije en mí? ", un pensamiento recurrente que la joven princesa tenía, ella anhelaba saber que se sentía ser amada y querida, lo que era tener una familia aunque fuera incompleta, algo que él espíritu noto, en cambio este hacia lo posible por hacerla feliz, aunque sintiera que no hacía nada realmente extraordinario por la pequeña.
Con el tiempo se volvieron amigos, a donde ella fuera él iba con ella, fue hasta su cumpleaños número 9 que él por cuenta propia decidió presentarse ante Lillian, aunque mintió un poco, ya que le hizo creer que de verdad el emperador lo había enviado como un amigo para la joven princesa.
Por ello es que se le dio un trato especial a Joseph.
Al principio Lillian tenía dudas, pero al ver que Athanasia parecía muy feliz a su lado, dejó de lado esos
pensamientos de duda, también noto como aquel joven que había sido enviado era bueno enseñando, no sólo etiqueta, si no que le ayudaba en muchas otras cosas, le hablaba sobre historia, matemáticas y muchos otros temas, pero ella noto que él también poseía sus propios pasatiempos, en los ratos libres del joven de ojos azules, el se dedicaba a la pintura, más que nada a realizar retratos, como si buscará capturar un momento en papel o en óleo.Lillian: Veo que realmente te interesa la pintura—dijo mientras lo miraba realizar un boceto en lienzo
Joseph: Se podría decir que siempre me vi atraído por el arte—dijo mientras dejaba el lápiz de lado
Lillian: Sabe, eso es maravilloso, actualmente ya no se ve mucho ese interés en los jóvenes, aunque es comprensible que ahora tengan otras fijaciones
Joseph: Es normal, los tiempos cambian y con ello también lo que está de moda
Lillian: Tiene razón—sonrió, curiosa se lo quedó viendo fijamente más precisamente observaba sus ojos
Joseph noto aquello pero guardo silencio, sabía bien que es lo que ella miraba en realidad y no era de extrañar después de todo sus ojos no eran normales, era algo que lo delataba como espíritu, pero si alguien no sabía algo como eso, podría seguir fingiendo ser humano.
Lillian se fue dejándolo solo, Joseph se quedó mirando el boceto que había hecho, para luego borrarlo e iniciarlo de nuevo, quería que fuera algo hermoso, el como él veía el mundo, que para los humanos podría ser demasiado irreal.
En una tarde pacífica Joseph se encontraba junto a la joven princesa la cual recibía lecciones de etiqueta, el preparo una fiesta del té para enseñarle como tenía que actuar en una, Athanasia apenas si prestaba atención, ella quería jugar, por lo que Joseph le siguió el juego, las risas se escuchaban en el pequeño jardín, Lillian observo eso por unos minutos, pero también pudo notar como otras mucamas estaban por ahí cerca, más que nada mirando a Joseph.
Ya que desde que llegó varias de ellas buscaban llamar su atención y trataban mejor a Athanasia sólo porque él pasaba mucho tiempo con la niña. Una de ellas se acercó con una sonrisa, les dejo un pequeño plato con galletas, galletas que habían sido hechas a mano por ella, cosa que destacó dos veces, esperando algún halago por departe del albino, pero este al probar una la termino escupiendo por el horrible sabor.
La sirvienta se disculpo más de dos veces, no comprendía que había pasado, ya que había probado una y estaban bien, pero cuando volteo a ver a su acompañante miró como está sonrió con malicia, ahí supo que sus galletas habían sido saboteadas a propósito.
Con mucha vergüenza se fue de ahí llevándose dichas galletas y prometiendo traer más.
Athanasia: ¿De verdad estas bien?—pregunto al notar el mal aspecto del espíritu
Joseph: Si, no te preocupes, aún me quedo el mal sabor, alguien le puso muchos condimentos... —dijo mientras se servía otra taza de té con la esperanza de que quitara el mal sabor
Athanasia: Oye, ¿podemos jugar a la princesa y el príncipe?—dijo con emoción en sus palabras
Joseph la miro, supuso de donde venía dicha idea, ya que sabía que a ella le fascinaban los cuentos de hadas, por ello acepto, fueron a la habitación de la menor en donde él usando magia le cambió la ropa por un vestido similar al de su libro favorito, el también cambió su ropa, para parecer un príncipe.
Literalmente Joseph hizo que una de las sirvientas fuera el dragón del cuento, acepto con mucha pena, pero como era algo que aquel apuesto joven le había pedido termino aceptando. Curiosamente la sirvienta se divirtió, aunque a la vez se sentía tan tonta jugando a algo tan infantil, pero a la vez logró notar como aquel joven de ojos azules, solo buscaba hacer sonreír a aquella niña, que ella veía como molesta.
Pero sentía que ya no eran tan irritante como creía, en los días siguientes Nadyn trató de mejor manera a la princesa, pero independientemente de que fuera por Joseph, cosa que noto otra de las sirvientas, pensando que era para ganarse el favor del albino, esta aviso al emperador de dicha sirvienta, por lo que a la semana Nadyn fue despedida.
Athanasia noto la ausencia de Nadyn, la cual recientemente había empezado a ser como una amiga para ella, preguntó por Nadyn, pero la respuesta que recibió fue, que había sido acusada de robo y por ello había sido despedida del palacio, una orden directa de su ausente padre, cosa que entristeció a la pequeña princesa, la cual no era consciente de lo que había ocurrido realmente.
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💙υи ѕοℓο ∂єѕєό☪⃟࿐
Fanfiction❥Athanasia era una pequeña princesa, una niña no deseada, por ello vivía aparte, ya que su padre la odiaba y no quería ni verla, mucho menos aceptarla, solo quería pedir un deseó, solo uno, quería ser querida por alguien⸙ ⚜La historia seguirá la pri...