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Alhaitham se encontró con Scaramoche apenas puso un pie dentro "la casa roja" y realmente no era una casa, es más parecido a una especie de vecindario que con el tiempo se le llamó de esa manera, gracias a todos los que asistían desde comerciantes hasta ciudadanos que mostraban su apoyo; se encontraba a los límites de la ciudad, pero del lado completamente opuesto a la calle sin ley, de esa manera lograba demostrar que funcionaban de maneras diferentes. Era simplemente un lugar de comercio que era permitido por el mismo gobierno, todo gracias a que no se relacionaban con cosas ilegales e incluso habían logrado unificar varios grupos enemistados, sin embargo, lo que lo caracterizaba no era eso, sino su entretenimiento principal: las peleas.

Todavía no entendía como Murata había conseguido un permiso de ese tipo, pero lo tenía, lo que le permitía hacer peleas completamente legales y entre los más aficionados podrían acceder a la zona de apuestas.

- Deja de mirar como si no hubieras estado aquí en años ¿quieres? Y toma, es por lo del paquete – Scaramouche le entregó el dinero y el le da la caja, después Alhaitham es guiado por el lugar, le señala la entrada y la salida, las butacas siguen donde siempre y los puestos comerciales también. Suben las escaleras que ya conoce, pero aún así puede distinguir que hay cosas que han cambiado, como los puestos nuevos o las oficinas y zonas sociales estaban renovadas o con mucha más gente.

- Hay cosas que son diferentes, me sorprende que tratándose de ella tenga intención de modificar cosas – Scaramouche mueve los brazos en indiferencia y responde un "sabes que cambia mucho cuando se va".

Alhaitham no respondió solo miró como Scaramouche tocaba la puerta y seguido de eso se escucha un "pasa" del otro lado. Aquel cuarto es la oficina central, en ella Murata controla todo lo que ocurre dentro y fuera de la casa roja, las zonas asociadas a ella, locales que controla y contactos. La habitación es claramente un reflejo de la personalidad extrovertida y excéntrica de la dueña, frente a él atrás del escritorio hay una mujer alta, de pelo rojizo vivo, con un cuerpo claramente tonificado; ella lo mira y le da una de sus ya muy comunes sonrisas.

- Cuanto tiempo Alhaitham me alegra que hayas aceptado venir – Alhaitham se gira para mirar a Scaramouche, quien en ningún momento lo dijo como una sugerencia, pero él ya se está yendo

- Con o sin invitación tan pronto me hubiera enterado hubiera venido – Ambos se sientan y platican un poco sobre que ha pasado en los últimos tres años en los que ella no estuvo, incluido el propio "problema" de Alhaitham.

- Deja me ver si entendí ¿Necesitabas dinero y lo primero que pensaste robar una casa? ¿Tú de entre todas las personas, el que más orgulloso estaba de sus tácticas y ética? Tiene que ser una broma...

- También me gustaría que fuera una broma, no es como que me sienta contento por esto, sabes – Alhaitham pasa sus dedos por la sien de su cabeza, no es como que no lo pensara o que no se sintiera culpable, en realidad pensaba mucho en eso desde aquel día, pero ahora con la existencia de Kaveh en su trabajo no sabía si podía darse el lujo de sentir culpabilidad.

- Lo que no entiendo es ¿Por qué te preocupa tanto lo que haga el chico?

- Fue al local de Cyno hoy, quiere que le de clases para principiantes, pero Cyno dejo en claro que este periodo no podría involucrarse, así que estoy solo.

- Y entonces ahora tienes que hacerlo, vaya suerte la tuya – Murata ríe mientras sirve de lo que sea que se esté tomando– De todas maneras, me parece que estas demasiado estresado ¿No deberías aprovechar y pedir disculpas?

Su cuerpo habló por sí mismo, se puso rígido y evitó a toda costa la mirada fija de ella. No había alguien que lograra ponerlo tan nervioso como ella, era como si su sola mirada pudiera leerlo por completo.

Incluso sin desearlo (Pausada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora