Prólogo

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Hace muchos años mis padres terminaron con el antiguo régimen que asolaba mi nación, Panem.

Mi madre lleva años contándome lo que eran los juegos del hambre y qué tuvo que hacer y sacrificar para sacar a todo un país de la miseria, aunque ella no lo dice de esa forma, es muy humilde como para aceptar que fue algo que empezó solo ella, aunque a mi se me da bien leer entre líneas.

No me es difícil imaginarla joven y rebelde, porque aunque ya no es tan joven, sigue siendo rebelde, los ojos color grises típicos del distrito 12 ahora enmarcados por unas leves arrugas siguen teniendo ese brillo travieso y alegre que recuerdo desde que tengo memoria, aunque papá diga que mamá era una borde.

Las pesadillas aun no se han ido pero hemos aprendido a sobrellevarlas todos, incluso mi hermano pequeño y yo, que no las sufrimos.

Mi hermano Abraham Cinna Melark-Everdeen tiene un nombre peculiar para el distrito 12, pero mi madre siempre ha dicho que lleva el nombre de los dos hombres más importantes para ella, Abraham como mi abuelo, al que nunca conocí y Cinna como un viejo amigo, del que nunca ha cedido a contarme su historia.

En cambio yo solo llevo un nombre que le importa, soy Jude Primrose Melark-Everdeen, mamá llora cada vez que habla del por qué de mi nombre, y aunque no conocí a mi tía, solo sus palabras hacen que la eche de menos.

Para mi todo es perfecto, mi vida es perfecta, mi familia es perfecta, pero no todo puede ser perfecto para siempre.

El mundo es un lugar cruel diseñado para destruir hasta la más mínima esperanza que albergues, y puede que esta historia destruya hasta lo más profundo de mi ser.

Ascuas (Los Juegos del Hambre)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora