capitulo 25: navidad

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Pasaron los días, en medio de ensayos y preparativos, hasta que llegó navidad. Valentina cenaría con su hermano, su cuñada, Tessa, sus padres y Juliana, quien estaba invitada. Todo eso implicaba una mezcla de emociones en ella porque: por un lado sería la primera navidad con su novia y eso la emocionaba mucho; pero por otra parte no la pasaría con su padre ni con su hermana y se sentía triste por estar en una situación así.

La mañana del 24 fue sorpresiva para Valentina. Su padre pasaba “casualmente” por ahí, con la excusa de visitar a Guillermo, y la vio sentada afuera. Se acercó y su hija primero la esquivó, pero luego se acercó a ella.

—  Papá ¿Qué haces aquí?

—Pasaba a ver a Guillermo y justo te vi. — respondió y luego se hizo un silencio incomodo. Ninguno sabía qué decir, aunque tenían mucho por hablar, pero tampoco ninguno se iba.

— ¿Por qué no me has venido a ver ni te has puesto en contacto conmigo? Me duele todo lo que sucedió, me duele tu rechazo y tu indiferencia. — le reprochó Valentina.

— ¿Y crees que a mí no me duele todo esto? ¡Claro que sí! No me gusta ver a mi familia separada ni a tí, que eres mi hija más pequeña, enojada conmigo. Yo también estoy sufriendo por esta situación. Te extraño.

— Yo también te extraño, pero te portaste muy mal conmigo. Aún no me olvido de la cachetada que me pegaste. Además el otro problema es Lucía, me incomoda su presencia.

— Eso fue un error y me arrepiento, no quise golpearte. Pero te juro que la situación me sobrepasó y aún estoy shockeado por lo que me enteré. No puedo creer que seas una de esas…

— ¿Una de qué? ¿Qué ibas a decir? ¡Estoy enamorada de Juliana y no temo decirlo! No soy ningún bicho raro, solo soy una persona que ama a otra y merece respeto.

— Pero me cuesta asimilar que te gusten las personas de tu mismo sexo. Nunca me imaginé algo así y no es el futuro que planeé para tí. Yo quiero que te cases con un hombre, que tengas muchos hijos, que heredes mi empresa, que sigas mis pasos. No quiero que arruines tu vida por un capricho.

— ¡Este no es un capricho! Así soy yo y me tienes que aceptar. Yo decido por mi vida y mi futuro, no tú. Yo quiero dedicarme a la música, vivir arriba de un escenario y pasar con Juliana el resto de mis días.

—No hay caso contigo, pero ya vas a ver que tengo razón. Ahora, si quieres volver a casa eres bienvenida. Hace falta tu presencia allí.

—  No voy a volver. Es tiempo de que sea libre en otro lado y además, acá estoy muy bien y feliz. 

— Está bien, lo entiendo. Pero es la primera vez que no estarás conmigo este día. – dijo con melancolía. – sabes que las puertas de la casa siempre estarán abiertas para ti. 

Y, tras decir eso, León se fue.  Valentina quedó muy pensativa e impactada por la sorpresiva visita de su padre, a quien no veía desde hacía 2 meses. Fue una mezcla de sentimientos que pasaron por su cabeza en ese momento y no pudo evitar llorar. Pero luego de un rato, ya se sentía mejor.

Esa tarde las chicas fueron de compras navideñas. Para que sean una sorpresa los regalos, decidieron separarse para poder comprar tranquilamente. Estuvieron una hora eligiendo cosas lindas y mirando diferentes opciones. Las tiendas estaban todas decoradas con árboles de navidad, luces, bolas, Santa Claus, villancicos, renos, etc. En el medio del centro comercial había un árbol gigante todo decorado que se veía hermoso. Se notaba el espíritu de las fiestas y era lo que más le gustaba a Vale, quien de niña siempre había amado la navidad. Luego las jóvenes se reunieron para tomar un café y charlar:

— ¡Cuántas cosas compraste, Julita! – dijo Val señalando todas las bolsas de Juliana.

— No tantas, solo lo necesario. 

Caminos cruzados - JULIANTINA Donde viven las historias. Descúbrelo ahora