1. Las Buenas Nuevas

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Luzu regresaba de su aventura por la isla. Nunca pensó que se tardaría tanto tiempo en volver, pero todo lo que había visto y vivido definitivamente había valido la pena, sobretodo ahora que traía a casa todo tipo de materiales nuevos para decorar en su casa.

—Hogar, dulce hogar —dijo tranquilamente para suspirar relajado y entrar a su casa—. ¡Hola a todo el mundo, Luzu está aquí! —anunció de forma alegre mientras veía como sus emocionadas mascotas celebraban su llegada.

El castaño -luego de pasar un rato dándoles mimos a sus perros y ya instalado nuevamente en su hogar-, se dirigió al centro de la isla para ver qué cosas habían hecho de nuevo en unas semanas que había estado ausente.

Unas semanas. No habrá pasado la gran cosa en tan solo unas semanas, ¿verdad?

El español caminaba por entre la vegetación mientras veía a todas partes por si se encontraba con algo nuevo que no hayan visto antes sus ojos o alguien que pasase cerca del lugar. Aunque pensándolo bien... Era temprano, por lo que posiblemente la mayoría de personas estuviesen aun durmiendo. De un momento a otro, sus rubíes se toparon con lo que parecía ser un nuevo lugar, una construcción entre una cueva entre todo lo verde que había alrededor.

— ¿Pero qué coño es esto? —se preguntaba mientras se adentraba al lugar. Observó cada cosa con detenimiento, pero lo que más llamó su atención era una estructura como una especie de máquina que estaba literalmente en medio del lugar. No sabía qué era ni qué hacía por lo que la examinó palpando en cualquier sitio para averiguarlo hasta que accidentalmente presionó un botón.

A través del vidrio que poseía la misteriosa máquina se veía que salía confeti y luego de eso la máquina arrojó un ticket. El joven extrañado y un poco dudoso lo tomó dándose cuenta que tenía una letra.

— ¿F? Pero... ¿Pero qué es todo esto, tío? ¿Qué significa la F?

Más preguntas llenaban su mente. Qué era ese lugar, qué eran esos tickets, qué tanto se había perdido en tan solo unas semanas en la que pasó fuera, esas solo eran algunas de las muchas preguntas que en su cabeza rondaban.

No, definitivamente debía de encontrar a alguien para hallar el significado del ticket que acababa de sacar. A quien sea, daba igual, no podía seguir con la incógnita y menos cuando tenía un presentimiento de que era algo súper importante.

Luzu siguió caminando por la isla muy atento de si encontraba a alguien hasta que sin darse cuenta llegó a la gran construcción que había estado haciendo Foolish desde el día uno. Era increíble lo rápido que trabajaba el chico, pues en unas semanas en la que él estaba ausente ya había terminado una construcción que a él probablemente le hubiese tardado años en realizar, claro, si no perdía la cabeza en el proceso.

Maravillado se fue acercando y mientras lo hacía fue escuchando un silbido entonando una linda melodía, parece ser que por fin había encontrado a alguien.

— ¡Heeey! ¡Helloooo! —saludó lo más alto que pudo para que el otro lo escuchara. Una vez logró llamar su atención saludó a lo lejos con su brazo, realmente estaba emocionado de volver a ver a su amigo.

— ¡Heeey! ¡Helloooo! —El americano rió con su característica risa y lo saludó emocionado de verlo. Foolish se acercó al recién llegado y por fin pudieron hablar después de mucho tiempo— ¡Hey, Luzuu! ¿Qué tal? ¿Qué te cuentas?

Así inició una agradable conversación en la que los dos dejaron fluir la buena química que tenían. Era impresionante como todos en la isla habían llegado a entablar buenas charlas y originando una gran confianza al punto de incluso hacerse bromillas; todo iba bien, hasta que Luzu se acordó de lo que hacía un rato le acababa de pasar.

El otro papá de TilínDonde viven las historias. Descúbrelo ahora