🌕 Capítulo 7

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La primera media noche.

Ya era la hora.

Kara prendió los pendientes de diamante en sus lóbulos de las orejas con los dedos temblorosos, traicionando sus nervios. Todo el día contó los minutos. Los Segundos se arrastraron, y aún así el tiempo corrió en un instante y ella enfrentó el mito que se hizo realidad en su pacto. El vestido de encaje se deslizó seductoramente contra su piel.

Trajo de vuelta recuerdos vívidos de sus sueños sobre Lena tocándola. Su cuerpo se sonrojó con el calor traicionero, y ella se odió por reaccionar a Lena y a los sueños. Pero mierda!... ella lo hacía tan caliente, tan hambrienta por sus..., su boca. Todo su cuerpo parecía diseñado para tentar a una mujer a dejar atrás toda la racionalidad.

Y esta noche ella estaría con Lena de verdad.

Miedo y fascinación guerrearon dentro de ella, y ella respiró inestable.

Todo va a estar bien. Tiene que estarlo.

Faros inundaron la entrada debajo de la ventana del segundo piso, y ella supo, sin siquiera mirar, que el coche había llegado. Justo a tiempo. El diablo está en los detalles...

Agarrando un bolso, dudó en el umbral de su apartamento. La nota no decía que no trajera nada, pero si Lena esperaba que se quedara toda la noche, ella malditamente no sería dejada por la mañana usando ese vestido, que no era nada más que un exquisito negligée glorificado.

Al endurecer su columna vertebral y su determinación, ella le dio a Seth un último cariño detrás de las orejas y cerró la puerta del apartamento detrás de ella, la cabeza erguida mientras bajaba las escaleras y salía por la puerta delantera del coche que esperaba.

Ella dudó por un momento, sabiendo que una vez que se subiera al auto, no podría volver atrás. Finalmente agarró el picaporte, abrió la puerta y tiró el bolso adentro. El conductor no hizo ningún movimiento caballeroso para abrir la puerta o ayudarla con su bolso. Pero eso tenía sentido. El diablo probablemente no contrata a tipos buenos.

Se fijó y miró al conductor a través del espacio entre los dos asientos delanteros, su corazón latiendo fuerte cuando supo que estaba un paso más cerca de encontrar a Lena de nuevo.

"Bienvenida, señorita Zor-el"

El conductor parecía tan normal, ojos de miel de constitución media, no poco atractivo. Tomó sus ojos en el espejo retrovisor y sonrió ligeramente. ¿Era un demonio? ¿O un humano como ella?Ahora que ella estaba pensando en esto, ¿cómo se ven los demonios? ¿Podrían parecer normales? Parece que podrían. Después de todo, deberían engañar a los humanos, ¿no? Por unos minutos fue capaz de distraerse de la idea de dormir con Lena, concentrándose en ideas aún más aterradoras como los demonios existentes en el mundo.

El conductor no interrumpió sus pensamientos mientras conducía por la concurrida ciudad de Chicago. Los suburbios se dirigían a los almacenes y edificios urbanos, y el cielo seguía obscureciéndose de púrpura a infinito negro fuera del brillo de las luces de la calle.

Y de repente, el auge de la música la sacó de sus reflexiones, y el coche se detuvo frente a un club. Hellfire Rising Claro, el nombre de la casa del diablo.

El conductor rompió el silencio mientras estacionaba el coche.

"La voy a llevar adentro". El se bajó del coche, y una inundación de música alta, gente hablando, y los coches tocando bocina en el tráfico llenaron el interior hasta que cerró la puerta. Sola y en completo silencio, el peso de su decisión de continuar con el acuerdo cayó sobre sus hombros, haciéndolos bajar. Ella tenía una última oportunidad para escapar. Pero entonces... su padre... ella no se atrevía a romper su promesa con el diablo.

El Diablo (Supercorp) Lena G!PDonde viven las historias. Descúbrelo ahora