1- Parenting

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—No me gusta como se ve.

Katsuki se estranguló con su lengua cuando gruñó. Era la quinta vez que volvía a peinar a Mahoro. Y no es que fuese un experto, nunca en su vida había tenido que peinar a una niña, no había necesidad, ¿para qué demonios iba a hacerlo?

Su hija era toda una princesita exigente. Los genes Bakugou realmente habían hecho de la niña de tres años una pequeña tirana. Y Katsuki podía estar orgulloso de su temperamento fuerte cuando ella no estaba punzando el botón de su ínfima paciencia.

Ella siempre se comportaba como una pequeña gremlin cuando estaba a su cargo, como si supiera que estaba poniéndolo a prueba y empujándolo en su debilidad, hacía de toda su existencia un reto que enfrentar. Katsuki no se iba a dejar mangonear de su propia sangre de tres años, así que había practicado peinados con el cabello de Camie y con las muñecas de la niña; replicó varios estilos para tener todo un arsenal para enfrentar a la nena.

Pero eso no parecía ser suficiente para ella este día, pues cada vez que había terminado de peinarla, ella hacía una mueca, pidiendo que lo hiciera otra vez. Ella estaba empeñándose especialmente en verse bien el día de hoy.

Esta es tu hija, Katsuki. Y Camie odia que le grites por cualquier cosa, sobre todo si es temprano. Diablos, pero es que esta mocosa... ¿Quién la malcrió?

Luego pensó en que no estaba nada mal en querer verse bien y que era bueno para su autoestima sentirse linda, además que atender a su hija fortalecía los lazos como demonios decía su esposa.

Deshizo la cola alta que hizo y empezó a cepillar los rizos beige hasta dejarlo en el estado inicial. Todavía tenía una mueca y los dientes apretados, pero los movimientos eran suaves. Se puso un poco más de crema en las manos pues el cabello de la niña empezaba a agarrar vigor mediante se secaba de forma natural.

Escucho la pequeña sesión de fotos atrás. Shinya y Camie estaban posando en la terraza. Su hijo mayor había adquirido ese gusto por lo aesthetic como su madre, y aunque no tenía edad para tener su propia red social, Camie lo orientaba como si fuera un modelo juvenil y él se mostraba bastante accesible y entusiasmado. Katsuki nunca fue fotogénico y no le importaba estar pegado a una cámara y buscar su mejor ángulo, él simplemente sabía que se miraba bien haciendo su trabajo. Era un poco desconcertante como veía al resto de su familia tomarse fotos en lugares específicos para crear cierto efecto. Demasiado estresante para su gusto.

—Papi.

Cierto. Mahoro.

Intento hacer memoria de que nuevo peinado podía intentar hacerle, cuando se le ocurrió hacer de nuevo la primera opción. Mahoro parecía ansiosa viéndose al espejo, como si esperara que algo le explotara en la cara y saliera un vestido de cenicienta.

Empezó a tomar marañas de cabello e hizo sus dos colas características, con la excepción de que hizo que el peine diera movimientos largos y suaves. Y luego colocó un broche de Alien Queen resaltando en una de las dos coletas.

Le chasqueó los dedos en la cara y Mahoro se enderezó, volviendo a prestar atención al espejo. Se quedó un rato callada, y Katsuki mantuvo su sonrisa arrogante como si hubiera hecho su mayor logro, y que no haya vuelto a usar la primera opción.

Mahoro finalmente saltó y lanzó un chillido, los labios de su padre se encorvaron más hacia arriba.

—¡Me encanta! ¡Me encanta!

Katsuki no sabía si resoplar o enojarse porque ella ya había rechazado ese peinado una vez y ahora lo aceptaba.

La pequeña dio saltitos y luego se fue a escalar el brazo de su padre. Sus manitas se afianzaban en su fornido brazo como garritas, escalando con confianza y fuerza hasta llegar a la altura de la mejilla del héroe, y estamparle un beso.

Explosive Illusion | BakuCamie Week 2023Donde viven las historias. Descúbrelo ahora