Las Últimas Lágrimas De Laura

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Mi nombre es Axel, conocí a Laura cuando estaba rota, desanimada, con la sonrisa ausente y el corazón dañado.
Faltaba de manera constante a la cafetería en dónde trabajaba como mesera, yo a veces solo acudía ahí para verla con el pretexto de tomar un café.
Recuerdo la primera vez que la vi, entré a prisa a la cafetería ya que una noche antes estuve en la fiesta de cumpleaños de Leo, mi mejor amigo, la fiesta se hizo adulta y hasta altas horas de la noche llegué a mi casa a dormir, por tal motivo no escuché la alarma que me anunciaba que debía ir a trabajar, ese día me vestí lo más rápido que pude y no me dio tiempo de desayunar en casa.
Pasé a la Cafetería Azul, el local que había ignorado cada mañana en mi camino a la oficina esa vez fue mi salvación,
- Buen día, un café americano cargado por favor.
- Claro, enseguida. – Dijo la persona que atendía, su expresión en la cara me indicaba que estaba molesta, así que decidí limitarme a recibir mi café y retirarme.
Al tiempo que recibía mi pedido, por la puerta entraba ella, la chica con el semblante triste y con más ojeras que ojos.
- ¿Otra vez tarde Laura? – preguntó la persona que antes había tomado mi pedido, supongo era la dueña del lugar.
- Lo siento señora Norma, no vuelve a pasar. – Respondió la chica.
Laura, me agrada su nombre y su diminuta voz.
- Llevas apenas una semana aquí y ni una sola vez has llegado a tiempo, si sigues así será mejor que busques otro empleo.
- Lo siento en verdad. – Tomó una playera con el logo de la Cafetería Azul y después de ponérsela sucedió, mis ojos chocaron con su mirada triste, yo le sonreí, pero ella inmediatamente dirigió su vista a otro lado. Su cabello negro y despeinado hacía combinación con sus ojeras. Es linda, pensé.
Tuve que salir pues si no lo hacía, seguro también yo tendría problemas en la oficina por la puntualidad.
La resaca me mataba, el dolor de cabeza era insoportable, y aunque la pase muy bien en la noche anterior, no recordaba algunas cosas, a decir verdad, no recordaba prácticamente nada, en mi mente solo pasaba el no volver a tomar una gota de alcohol en mi vida, y esa chica triste que conocí en aquel café.
Laura, ¿Por qué pienso en Laura?
Era una chica bonita, pero nada sorprendente como para sentirme atrapado por eso, tal vez fueron sus ojos color miel los que hacen que no deje que se vaya de mi mente.
Su mirada no reflejaba nada más que pesar, aunque solo pude mirarla un minuto, sentí una vibra emocional indicándome que aquella chica la estaba pasando mal.
No soy una persona que vaya por las calles queriendo salvar la vida de otras, preocupándome por sus problemas, bastante tengo con los míos, pero Laura, sé que Laura se metió en mi mente como hace mucho tiempo no pasaba y quiero saber más de ella, pero no solo quiero saber su apellido ni su color favorito, quiero saber sus sueños, sus fracasos, quiero saber de sus heridas, quiero conocerla bien.
Tomé la decisión de pasar la mañana siguiente a tomar un café en la Cafetería Azul, después de todo, el americano les queda muy bien.