Después del abrazo, Laura se limpió su llanto y volvió a la cafetería, yo solo me quedé inmóvil, un poco sorprendido, de pronto me sentí observado, giré la vista y pude ver que, del otro lado de la calle, afuera de un consultorio médico, una chica con lentes y saco color rosa no me quitaba la mirada. Se notaba molesta, como si quisiera reclamarme algo, yo comencé de nuevo mi camino pensando en que tal vez aquella chica me confundió con alguien más.
Saliendo de la oficina volví a la cafetería, Laura estaba a punto de salir, al verme esta vez no fue tan efusiva, pero se le notaba con un ánimo distinto.
- ¿Qué tal el trabajo? – me preguntó.
- Todo bien. – le dije, sabiendo que realmente no todo estaba bien.
Caminábamos afuera de un bar cuando comenzó a sonar una canción que se me hizo conocida, recuerdo alguna vez haberla escuchado, pero no sabía que tema era, caso contrario a Laura, pues pude notar que desde que inicio la canción, comenzó a mover la cabeza como símbolo tal vez de aceptación, o intentado bailar sin llamar la atención.
- ¿Te gusta esa canción? – le pregunté, aunque ya sabía la respuesta.
- Claro, ¿A quién no? – me respondió.
No supe cómo seguir la plática, no quería que Laura se percatará que ni si quiera sabía el nombre de esa canción. Creo que en ese momento la confusión se logró ver en mi rostro.
- ¿No sabes cuál es verdad? – preguntó Laura.
- Digamos qué el Rock no es algo que suene a diario en mis auriculares. – le contesté.
- Con esas camisas y corbatas que usas, ¿Quién lo hubiera pensado? – me dijo sarcásticamente.
- Oye, mis camisas son lindas.
- Si lo dices. Ven. – me dijo mientras tomo mi mano y entramos a aquel bar.
No había muchas personas adentro, y las pocas que estaban, se veían perdidas en el alcohol.
Laura aun no soltaba mi mano y entrar al bar no se le hizo suficiente, así que me jalo hasta la pista de baile, que por cierto estaba vacía.
- La canción se llama "Viva la vida" y la canta Coldplay. – me dijo un poco emocionada.
- Me agrada el ritmo – contesté.
- Demuéstramelo – me dijo mientras comenzó a bailar.
Movía sus manos un poco despacio, pero sin perder el ritmo de la música, con el movimiento su cabello a veces tapaba su rostro, se veía linda bailando e intenté seguir sus pasos, aunque, a decir verdad, yo lo hacía fatal.
Cuando terminó la canción, estábamos en la pista uno frente al otro, nadie nos veía, solo éramos ella y yo, así que la besé, lo hice.
Fue un beso de esos que te hacen sentir intensidad en el pecho, todo desaparecía y el reloj dejaba de funcionar.
Con mis manos tocaba parte de su rostro y me dejaba llevar por el movimiento de sus labios.
Me beso como si nunca hubiera besado a alguien más y al mismo tiempo, como si fuera su último beso.
Cuando nuestros labios se soltaron fueron nuestras frentes las que chocaban, y así, mirándonos tan de cerca, me regaló la sonrisa más linda que jamás había visto.
Tomamos un par de cervezas, nada como para hacer incoherencias, solo disfrutábamos la música.
Salimos del bar y ella tomaba mi mano, al llegar al edificio en donde vivía me pidió que la acompañara hasta su puerta pues se sentía un poco mareada ya que tenía mucho tiempo que no bebía una cerveza, al llegar a la puerta de su departamento me preguntó si lo que le había escrito en ese poema era de verdad.
Le dije que hacía mucho tiempo que no era tan sincero como al momento de escribirle ese poema.
Abrió su puerta, me beso y me llevo adentro, cerró la puerta de golpe, aventó su bolso al sofá y sin dejar de besarme me llevó hasta su habitación. Llegar ahí fue una completa aventura pues sin despegar los labios, teníamos que esquivar todos los cuadros y pinceles que se nos atravesaban.
Ya en su habitación, las caricias comenzaron a volverse más intensas, tocaba su pierna mientras ella me quitaba la corbata.
- Es horrible. – me dijo sonriendo y aventándola, proseguía a desabotonar mi camisa.
Comencé a besar su cuello mientras mis dedos recorrían su espalda y de pronto ya estábamos ahí, desnudos, con la ropa por cualquier lugar y la piel erizada, seguí besándola hasta que de repente sus manos alejaron mi cuerpo de ella.
- No puedo. – me dijo mientras se levantaba y dejaba la habitación.
No entendí nada, me puse mi ropa interior y mi pantalón y también salí de la habitación, se escuchaba la regadera abierta, como si alguien estuviera bañándose, así que toqué la puerta del baño un par de veces sin recibir respuesta, opté por abrirla y por fortuna no tenía seguro, ahí, en un rincón, se encontraba Laura sentada en el piso abrazándose mientras el agua fría golpeaba su cuerpo, lloraba de manera desconsolada y se meneaba de atrás hacia delante.
Le pregunté qué era lo que pasaba, pero su mirada estaba perdida, dudo mucho que me escuchara así que lo único que hice fue abrazarla ahí, mientras el agua fría caía sobre nosotros, tomé una toalla y saqué a Laura de la regadera, estaba perdida, lloraba y no me respondía, busque entre sus cajones algo de ropa y por fortuna encontré una pijama, se la puse y la acosté, mientras la tapaba noté que temblaba de frio, así que calenté un poco de agua y busqué entre su despensa un té para dárselo, después de que se lo tomó, dejó de temblar.
Aquella noche tomé la decisión de no dejarla sola, así que me recosté junto a ella y la abracé para darle más calor.
Su respiración dejo de sentirse agitada, ya no lloraba y su piel ya no estaba fría. Todo volvió a la calma y nos quedamos ahí, dormidos uno a lado del otro.
Así pasamos nuestra primera noche juntos.
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Las Últimas Lágrimas De Laura
Roman pour AdolescentsA simple vista Laura es una chica como cualquier otra, pero para los ojos de Axel, ella, ademas de bonita, está inundada de penas que no la dejan reír. Secretos, dolor y lágrimas. ¿Lograrán los brazos de Axel rescatar la sonrisa de Laura?