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Aquella mañana llegué al café con más disponibilidad de tiempo, elegí la mesa que estaba acomodada junto a la terraza, de lejos vi a Laura limpiar una de las mesas que estaba desocupándose, tomé el periódico del día y esperé a que Laura se acercará a tomar mi pedido, pero no se acercó, caso contrario a aquella señora malhumorada que me atendió el día anterior, parece ser que le caí bien o no lo sé, pero fue ella quien se acercó a tomar la orden.
Pedí un americano no tan cargado y una dona de azúcar.
La Cafetería Azul era linda por dentro, tenía un toque rustico y me agradaba la terraza, había una pequeña fuente cerca de las mesas y eso lo hacia inspiracional.
Volví a tomar el periódico solo para aparentar que estaba haciendo alguna actividad y no que solo fui a espiar a la empleada de ojos tristes del lugar.
Llegó mi pedido y escuché por segunda vez aquella tímida voz que no se borró de mi memoria.
- Una dona azucarada y un café americano – Dijo Laura dejando el desayuno en mi mesa sin verme a los ojos.
- Muchas gracias. – No supe que más decir en ese momento, pues quedé helado al tener a Laura tan cerca de mí, además ¿Qué le diría? ¿Que no podía dejar de pensar en ella y que vine al café solo para verla de nuevo? No lo creo.
- Llevas 5 minutos viendo la misma hoja del periódico, ¿Hay algo interesante? – me preguntó.
El nerviosismo se apodero de mí, no sé cuándo fue la última vez que me había sentido así.
- Nada, lo de siempre, la inflación y la delincuencia siguen creciendo. – Respondí con la voz temblorosa.
- Ya veo, tal vez si lees el periódico de manera correcta encuentres buenas noticias. – Dijo en tono sarcástico mientras se alejaba.
Por el nerviosismo, no me percaté que el periódico estaba de cabeza, vaya tonto que soy, seguro pensó que solo aparento que me importan las noticias para verme interesante o quizá piensa que soy del personal de salud y que estaba ahí para percatarme del tipo de servicio que dan.
Dejé el periódico en la mesa y tomé mi café, no vi más a Laura aquella mañana, desapareció del lugar, tal vez se sintió mal y se fue o tal vez le tocó trabajar en una zona alejada de la multitud, así que opté por irme.

Ir a esa cafetería cada mañana se convirtió en una rutina, a veces podía ver a Laura, a veces no corría con tanta suerte. Nuestras conversaciones no iban más allá de pedir y agradecer por llevarme el café americano, pero cuando nuestros ojos chocaban, sabía que tenía que saber algo más de ella, su mirada quería decirme algo, pero ¿Cómo iba a saberlo si mi valentía se ausentaba y no me atrevía si quiera a decirle que me gustaba su nombre?
Laura se arreglaba muy poco, llevaba una pulsera con pequeños girasoles en la muñeca derecha, siempre traía unos converse negros y a veces la sorprendía en la barra con los ojos cerrados y los auriculares puestos. Era bonita, no bonita como para aparecer en una portada de revista, sino bonita como para dibujar su rostro en un cuadro y tenerlo en una sala de arte.
Fue un martes cuando me atreví a hablarle por primera vez.
- ¿Qué canción escuchabas? – pregunté mientras señalaba los auriculares que colgaban en su cuello y que recién se había quitado.
- No debería platicar en horas de trabajo – Respondió mirándome con esos ojitos tristes.
- Entiendo. – Dije un poco desanimado, pagué mi cuenta y me dirigía a la salida cuando Laura me llamó.
-Oye, tu cambio- Indico mientras su mano colocaba un par de monedas en mi mano, acompañadas de un papel. Pensé que era el ticket del consumo hasta que lo leí. "Smells Like Teen Spirit de Nirvana" el texto estaba acompañado de una carita feliz.
Sonreí y busqué a Laura, ya estaba atendiendo otra mesa y solo movió su mano despidiéndose de mí.
Recuerdo que el resto de aquel día mi corazón se sentía contento, la chica triste y callada había compartido uno de sus gustos conmigo, sin duda había sido un gran día.
Por la noche, al llegar a casa, busqué en internet aquella canción, alguna vez alguien me dijo que puedes conocer un poco más a las personas a través de sus gustos musicales, y era obvio que yo quería saber más de Laura.
La encontré, Smells Like Teen Spirit de Nirvana, Inmediatamente quedé atrapado, su sonido rebelde me envolvió y aunque no pude darle un significado a la letra, sentí que varias emociones se movieron en mi interior.
Escuché la canción alrededor de 5 veces al grado de casi aprendérmela.
Al día siguiente, mientras Laura anotaba mi pedido repetitivo y que por alguna razón aún no se aprendía, le cuestioné el significado de la canción.
- ¿Qué significa?
- ¿Qué significa qué? – respondió un poco a la defensiva.
- La canción, me gustó, pero no entendí del todo la letra, ¿Qué significado tiene?
- Depende, la música no tiene un solo significado, eso la haría aburrida.
- ¿A qué te refieres? – cuestioné
- Lo que tu sentiste al escuchar esa canción no es lo mismo que siento yo, por tal motivo, su significado va más allá de una letra, sino de lo que nos transmite de manera individual.

Quedé anonadado por su respuesta, realmente esperaba una respuesta más simple, pero las palabras de Laura fueron demasiado precisas.
Cuando volvió para dejarme mi café, tenía una pregunta en la mente que hace días quería hacerle y pensé que esa mañana podía ser un buen día.
- ¿Estas bien Laura? – pregunté un poco nervioso, pues no quería incomodarla.
- ¿Sabes mi nombre?
- Lo escuche una mañana que llegaste tarde. – dije en tono de broma.
- Yo no conozco el tuyo.
- Mi nombre es Axel – respondí después de tartamudear un poco.
- Todo bien Axel, gracias por preguntar. – contestó con la voz un poco quebrada.
- Sé que no nos conocemos, que solo vengo aquí a tomar un café antes de ir a mi trabajo, pero si necesitas hablar con alguien, puedes hacerlo conmigo.
Laura me miró al mismo tiempo en que tragó un poco de saliva.
- ¿Acaso me estas invitando a salir o esto es un intento de conquista?
- No, solo te ofrezco un poco de mi tiempo para platicar, no sé si sea buena idea invitarte a tomar un café – sonreí- pero tal vez quisieras ir a caminar un poco.
Su mirada esta vez se dirigió al suelo.
- Tengo que irme y seguir trabajando antes de que la señora Norma vuelva a enfadarse conmigo, bastante tengo con el que hoy hayan alargado mi turno hasta las 8.
Se fue sin decir más.

Las Últimas Lágrimas De Laura Donde viven las historias. Descúbrelo ahora