La noche cayó para cuando terminaron de deshacer las maletas. En este momento, las cinco chicas se preparan para subir a la segunda planta. Esperan pacientemente el ascensor hasta que la plataforma se detiene en su planta y se abren las puertas. Entran y Ania, que está más cerca de los botones, pulsa el botón 2. Las puertas se cierran otra vez y se desplazan hasta el segundo piso, donde el ascensor les abre camino.
La habitación 210 se sitúa justamente encima de la habitación de Tara y Ania, es decir, al girar a su derecha cuando salen del ascensor. Las chicas se paran frente a la puerta y Tara toca tres veces, a la espera de que los chicos abran. Al cabo de unos breves segundos, la cabellera morena de Rowdy aparece detrás de la puerta.
—Hola, chicas —las saluda amablemente antes de dejarlas pasar.
—Hola —le devuelven el saludo las cinco.
Al mirar a su alrededor, las chicas se dan cuenta de que la habitación de Chad y Rowdy está decorada con múltiples cosas relacionadas con el deporte. Una de las estanterías contiene trofeos de diferentes campeonatos: natación, baloncesto, atletismo, etc. Se nota que a los dos chicos les encanta el deporte.
—Hemos comprado un poco de todo —informa Chad señalando el suelo, donde hay preparados unos platos con patatas, frutos secos, empanadillas, palomitas y demás comida. También hay preparados unos vasos de plástico rojos y botellas de refrescos: Coca Cola, Sprite, Dr Pepper, entre otros.
—Buena presentación —comenta Mindy al ver todo aquello—. Os lo habéis currado.
—Gracias, payasa —le responde el mellizo.
—Bueno, podéis sentaros —les dice Rowdy a todos.
Los presentes se sientan sobre el suelo frente a la comida y formando un círculo alrededor, de manera que quedan en el siguiente orden: Rowdy, Ania, Mindy, Bridgett, Sam, Tara y Chad. El mellizo es el que empieza a coger comida, por lo que el resto lo imitan.
—¿Quieres Coca Cola? —le pregunta Rowdy a Ania mientras coge la botella.
—Claro, gracias —le contesta la pelirroja con una sonrisa amable antes de que el chico le sirva la bebida.
—Oye, ¿y a mí no me ofreces o qué? —le espeta Chad haciéndose el ofendido.
—Sírvete tú mismo, que para eso tienes manos —le responde el susodicho entre risas.
—Qué cabrón —dice Chad riéndose también mientras agarra la botella de Coca Cola para servirse en su propio vaso.
—Bueno, ¿y qué os contáis? —pregunta Tara—. ¿Cómo veis el inicio de las clases?
—Sinceramente no lo tengo muy claro —responde Ania—. La carrera de Periodismo me parece interesante, pero sé que no va a ser fácil.
—Es lógico —menciona Sam—. Nada en esta vida es fácil.
—Estoy de acuerdo —interviene Bridgett—. Criminología presencial tiene pinta de ser chunga de cojones, pero creo que le cogeré el ritmo enseguida.
—No hay más opción, ¿no? —pregunta Rowdy—. A fin de cuentas, cada uno ha elegido su camino y hay que darlo todo, sino los 2.000 pavos de la carrera se van a la mierda.
—Pues sí —afirma Chad—. Cambiando un poco el tema, ¿qué tal vuestras vacaciones? Nosotros regresamos a Woodsboro para ver a nuestras familias.
—Sí, hacía bastante tiempo que no veíamos a nuestros padres tranquilamente —comenta Mindy.
—¿Y vosotras dos qué? —pregunta Bridgett mientras da un bocado, dirigiéndose a Tara y Sam—. ¿También fuisteis a ver a la familia? Que yo sepa no tenéis mucha.
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Sombras del pasado
TerrorTras pasar sus últimos días en un campamento de verano, Ania Altieri y Bridgett Macher ingresan en la Universidad Blackmore, en Nueva York. En la ciudad se encuentran a las hermanas Carpenter, a los mellizos Meeks y a las dos supervivientes de Woods...