Una vez que los dioses se alejaron, Kemi se giró para mirar a cada una de las presentes. Soltó un largo suspiro mientras las analizaba cada una de ellas. Todas ellas se asemejaban a sus dioses, pero la que más le preocupaba era Pyschen.
«¿Hasta qué punto el conflicto entre los dioses les estaba influenciando?», pensó mientras las miraba con detenimiento. Ànima analizaba cada gesto que hacía Pyschen, y lo mismo ocurría al revés. Luminosa no se separaba del abrazo que le dio a Ànima, siendo la que más tenía miedo seguido de Ànima. Pyschen en cambio, era la que no mostraba ni un solo sentimiento.
—Así que dices que desde que llegaste a Seriu, escuchaste un ruido constante. Ja, podrías haber empezado por ahí —comentó Pyschen mientras cruzaba sus brazos—. No sé quién pudo ser, me sorprende que haya alguien de mi raza que lo haya hecho, me avergüenza.
«Eres órbita experta, ¿y no sabes quien de tu raza usó tu poder? No. No me lo creo», pensó Lemi con la ceja arqueada.
—Según Cuis, dice que fue tu dios, un poder así no lo puede controlar nadie más que él —explicó Ànima.
—¿En serio crees que fue él? —preguntó Pyschen, mirándola de reojo con total desprecio.
Ànima negó con su cabeza rápidamente.
—No, no, solo dije lo que Cuis me explicó —respondió Ànima.
—¿Eres una descerebrada que obedece y hace caso a todo lo que dice Cuis? —preguntó Pyschen—. No me fastidies, me esperaba de ti que fueras un poco más pensante, no es agradable que todos los guardianes obedezcan como muñecos al dios, ¿no tienes una opinión propia?
—C-Creo...—tartamudeó Ànima, impactada ante la opinión de Pyschen—, siendo honesta no creo que Cin sea culpable o haga algo cruel, era amigo de mi diosa y de Luminem.
—Ajá, ¿y por qué antes reclamaste que podía ser él?
—Es lo que mi diosa dijo, no estoy confirmando nada —corrigió Ànima—, de igual forma, no niego que es sospechoso, no creo que alguno de vuestros ciudadanos lo sea porque es emplear un poder muy complicado, uno superior al de un elegido y solo hay dos que lo tengan, ustedes dos.
Luminosa miró con admiración a Ànima, un gesto que a Pyschen le incomdó.
—Me ofende que pienses eso, nosotros no tenemos intenciones de hacer daño, solo actuamos como mejor podemos y créeme que no es fácil. Es frustrante ver que tu dios está tan angustiado por lo que ocurre en el planeta y que los demás dioses no se lo tomen con la seriedad que requiere —explicó Pyschen—. Y ahora que la conoce, se revela una verdad que a cualquiera le podría asustar.
—Entiendo la preocupación, pero...
—No, no lo haces, sino no habría actuado así Cuis —interrumpió Pyschen viéndose el odio en sus ojos dirigidos hacia Ànima.
—Pyschen —intervino Luminosa con educación—, comprende que las formas no son las idóneas, se podría haber hablado todo como se hizo desde el principio y en vez de eso atacáis a Ànima como si fuera un peligro.
—Porque lo es, no es agradable saber que su raza puede obtener una habilidad que la hace un monstruo, ¿hasta estas alturas hemos llegado? ¿Y por qué nos lo ocultabais?
—Basta —pidió Kemi en un murmullo.
Ànima y Luminosa le miraron de reojo y se callaron, a excepción de Pyschen que le ignoró.
—No me voy a callar, no eres nadie —habló Pyschen con desprecio para luego mirar a Ànima—. Antes me dices que si nos conocemos y ahora acusas a Cin de algo que no ha hecho, ¿acaso sabes lo que hemos tenido que pasar? Han surgido muchos problemas y parece que has salido de la cueva.
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III - El último Sistema: Código del caos [G.O]
FantasyOscuridad, luz y ruido eran los primeros elementos que habitaron en el planeta de la paz, un lugar donde tres dioses lograron establecerse en distintos puntos de la montaña. La luz estaría en lo más alto donde el sol les daba la vida, el ruido al la...