[♡ Epílogo ♡]

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Las palabras se las lleva el viento, aunque el término correcto sería que el amor pudo más que la razón. Por más que intentaban mantener su distancia siempre se mantenían juntos, a pesar de haber puesto ciertas reglas. Era inevitable no sentirse atraídos mutuamente y más con la linda Meiling que hacía de todo para ahuyentar a los pretendientes de sus papis.

Zhan no podía más negar lo que sentía aun por Yibo y aunque deseaba olvidarlo, no podía y lo listo pasaba con Yibo que tuvo que hacer uso de su autocontrol para no cometer delitos al tratar de frenar sus celos y actitud posesiva que tenía para con Zhan. Aunque no decía nada, bastaba con su mirada y expresión corporal para mantener a raya a cualquiera que consideraba una amenaza.

-Te veré el fin de semana. -besando su mejilla- . Pórtate bien Meiling.

-¡Si A Niang! Lo haré.

-No olvides llamar para avisar que llegaste y decirle a Xu Dan que te recoja.

-Lo prometo A Die. Será lo primero que haré.

-Te vamos a extrañar mucho.

-Zhan será una semana. -suspiro-. No sé va un año.

-Para mí es una eternidad. -haciendo un puchero-.

-los abrazos a los dos-. Prometo terminar rápido todo y regreso.

-No te preocupes Meiling. -tomó la mano de Zhan cariñosamente-. Tomate tu tiempo que yo controlo a tu A Niang.

-Bueno. Estoy más tranquila con eso.

-¿Por qué?

-Porque se tienen el uno al otro.

Zhan se ruborizó al recordar que estarían solos por una semana entera.

-Pero no olvides llamarnos.

-¡¿Y dices que yo soy el exagerado?!

Meiling reía y solo decidió partir antes de que el avión la dejara.

-Los quiero mucho. Cuídense.

-Adiós hija.

Desde que empezó la farsa con Yibo, en ser una familia para Meiling se mostró amoroso y comprensivo, lo cual era un poco engañoso para él. Aunque con el tiempo pudo darse cuenta que era sincero y no como aparentaba antes.

No se interpondría en su vida como había acordado y respeto incluso cuando estaba en una relación con Ayanga, pero aquello no duró más que el beso que se dieron, puesto que la misma Meiling hizo uso de su habitual hábito para persuadir a las personas.

Zhan pensó en un principio que sería una excelente actriz, pero grande fue su sorpresa al saber que deseaba ser enfermera. Incluso hasta Yibo pensó que sería abogada, ya que siempre le encantaba discutir y argumentar como aquellos programas que salen en la televisión.

-Ya no tenemos nada que hacer aquí.

-Tienes razón. Vamos.

-¿Quieres comer algo?

-Mmm ¿Pasta?

-sonriendo-. Será pasta entonces.

Un sueño hecho realidad y aun no podía creer que vivieron quince años felizmente conviviendo con sus altos y bajos. Yibo cambió mucho desde que tuvo a cargo a su hija, y parecía loco pero debía agradecer a Yi Ling por su felicidad. Aunque ella fue parte de su desdicha, a ella misma le debía el cuento de hadas que vivía ahora.

-Después ¿Quieres ir a otro lugar Zhan?

-Vamos a la plaza. Escuche que llego una feria y me da curiosidad por ver que encontraremos en ese lugar.

-¿Nunca visitaste una feria?

-No.

-Pensé que saldrías con tus amigos.

-Nunca solía salir.

-...

-No tenía con quién salir en esos años. Siempre era solitario hasta que empecé la universidad y conocí a Liu y Ren Mi.

-¿Y Zhu Xu Dan?

-Ella era amiga de Liu y pues nos hicimos amigos con el tiempo.

Zhan y Yibo decidieron llegar a un acuerdo, puesto que la pequeña por algún motivo decía que era su madre y debía vivir con ellos, ya que su mami Li Ying le dijo en sus sueños que le mandaría una nueva mamá para que la amara y cuidara. Eso llamó mucho la atención de Yibo y no le gustaba.

La historia fue un poco fantasiosa pero algo no cuadraba. Yibo decidió intensificar la búsqueda que duró muchos meses, pero al final dieron con el paradero de Yi Ling; por lo cual no les quedó de otra que dejar a Meiling en la mentira hasta que creciera y entendiera mejor la situación.

Mentira que no le gustaba para nada a Zhan, pero al ver a la pequeña, su corazón se ablandó y accedió a ser una madre para Meiling, aunque tenía dudas y era algo loco de justificar, incluso imposible por la sencilla razón de no tener ningún lazo que los una. Aún no entendía como se le pegaba como un koala sin conocerse.

Ni siquiera se parecían, pero tenían a su favor que tenía todos los rasgos de Yibo y nadie preguntaría al menos no heredero nada de su madre y en parte se alegraba, ya que no deseaba criar a una mini versión de la aventura de su ex esposo. Eso sí sería muy cruel y duro de asimilar.

Pero después surgió un nuevo problema que no contemplaron y era que ambos vivían en otro país. Yibo no vio mejor opción que trasladarse a donde vivía el azabache, ya que no deseaba arruinar nuevamente su vida.

Pero al parecer nada cambia y unos viejos hábitos regresan que pensaban haberse olvidado, pero el subconsciente siempre les hacía recordar.

-Come esto. Está delicioso. -llevó el tenedor a sus labios-.

-sonrió-. Gracias.

-¿Delicioso?

-Mmm.

Ambos decidieron que empezarían una relación formal, pero la diferencia sería que no habría un papel de por medio que los etiquetara como esposos. Por estabilidad mental dejaron las cosas como estaban, ya que en una ocasión decidieron casarse nuevamente, pero un accidente por parte de Zhan arruinó sus planes.

La segunda vez fue algo loco que pasó con sus trajes, por equivocación los habían enviado a otro país y era difícil traerlos en tiempo récord. Sin contar que al llegar al destino se marcharon con unas tinturas que ni el mejor producto podría sacarlo sin dejar alguna mancha.

Hubo una tercera ocasión que se presentó, pero la afectada había sido Meiling al tener un accidente en el colegio, susto que dejó al pobre Zhan llorando todo el día al pensar que perdería a su hija. Yibo estaba igual de desconcertado por todo lo que pasaba cuando se acercaba la fecha y sin más decidieron que no se necesitaba de un papel.

Ellos eran felices y era lo único que contaba.

-Fin-

Amor con dolor se pagaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora