three

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Megan

El chalet se encontraba desbordado de gente cuando ingresé al mismo con el pañuelo verde ya anudado en mi muñeca. La música hacía temblar las ventanas y que cada persona se pusiera más eufórica a medida que las canciones pasaban.

Me adentré al lugar un poco más y pronto un grito se escuchó por encima de todo el ruido; —¡Daggy!

Una carcajada salió de mis labios mientras en menos de un segundo, mis compañeros de equipo se encontraban rodeandome y vitoreandome.
La alegría se apoderó de todo mi ser, estar rodeada de mis amigos hacía que me volviera más dinámica, aunque es obvio que me hace falta una persona para que esta fiesta sea una de las mejores para mí.

—Finalmente, la reina decidió llegar.— todo buen sentimiento se esfumó y le dí paso a la molestia al escuchar la voz de quién en su momento fue un gran amigo.

—Lo mejor se hace esperar, Ronnie.— me dí la vuelta para quedar cara a cara con él mientras le dedicaba una sonrisa totalmente falsa.

—Claro, olvidaba que andabas de zorra detrás de aquél pijo.— lejos de enfadarme, su comentario me causó mucha gracia. —Deberías defender tu lugar de líder, Dagger.

Adopté una expresión de pena mezclada con diversión a la vez que me acercaba más a su cuerpo hasta quedar casi pegada al mismo y posé una de mis manos sobre su hombro, notando como se tensaba.

—¿Celoso, bebé?— era de buen conocimiento que Ronnie hacía tiempo sentía algo por mí, había intentado múltiples veces ligar conmigo pero cada una de ellas lo rechacé. —Aquél pijo es el que suele ganarte cada vez que corren, es obvio que voy a estar de zorra detrás de él.— me alejé por completo ahora con una expresión completamente sería.

—Y tranquilo amor, mis carreras defienden muy bien mi lugar en este equipo.— finalicé, dandole dos cortas palmaditas en su mejilla y me dí la vuelta, dando por finalizada aquella conversación sin sentido.

Los murmullos a mi alrededor no se hicieron esperar, sabía que nadie se atrevía a contestarle a Ronnie de aquella manera excepto yo. Antes siquiera hubiera pensado en hablarle así ya que el tatuado era de temer y además lo consideraba un buen amigo, pero desde que había comenzado a meterse en negocios ilegales y habia llegado a mís oídos que cometió faltas consideradas trampa en las carreras haciendo que nos descalificaran en muchos sentidos, tanto mi respeto como mi amistad con él se esfumaron por completo. De ser por mí, ya lo hubiera echado a patadas del equipo pero no era idiota, si hacía aquello estaría marcando mi propia sentencia.

Comencé a caminar por el chalet buscando a Nick, Lion, mi mejor amiga Sarah o incluso a Lucca, uno de los mejores corredores de nuestro equipo y mi ex novio de los dieciséis años con quien había estado por cuatro meses antes de que notara que realmente estaba enamorada de Nick y que a él le gustaba mi mejor amiga con quien empezó una relaciónal poco tiempo.

Llevé un cigarro a mis labios mientras observaba a mi alrededor intentando enfocar aunque sea a un rostro de confianza hasta que por fin dí con Sarah y Lucca besándose en una de las tumbonas. Riendo caminé hasta ellos para empujar aquél objeto con mi pie, provocando que saltaran del susto.

—Consigan una habitación, degenerados.— pude finalizar la oración con suerte ya que pronto los tenía a ambos colgados de mi cuello como si no nos hubieramos visto el día anterior en otra fiesta.

—¡Maldita! al fin llegaste, teníamos miedo de que Leister te hubiera raptado para poder comerte.— las carcajadas no se hicieron esperar por las tres partes, ellos dos eran los únicos que sabían mis verdaderos sentimientos hacia Nick.

hold the line || nick leister Donde viven las historias. Descúbrelo ahora