capitulo 1

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El sol había salido, como todos los días tenía que encargarme de las cosas del hogar.

Volveré en un par de días, te amo princesa-- dijo mi padre mientras tomaba su maletín médico y salía de la casa

Ten cuidado, yo también te amo-- le dije gritando desde la puerta, mientras subía a su auto.

Mi Padre era el médico del pueblo, solía ser un pueblo tranquilo.

La única ley impuesta por el Alcaide de aquí, es que nadie se adentré en el bosque que justamente está a 15 minutos caminando desde mi casa, la gente creé que ahí habitan criaturas malignas, pero yo en lo personal nunca he visto nada cuando me adentro a hurtadillas por la noche, ese bosque tiene muchas plantas mágicas ideales para mis pociones.

Bueno, me perdí un poco acá, debería haber comenzado presentándome.

Mi nombre es Leilani, soy una humana con magia, una hechicera o bruja para quienes nos odian, mi madre era una humana como cualquier otra, mi padre por otro lado es un hechicero de sangre pura y es un médico que cura de toda criatura mítica que requiera sus servicios, debido a eso aveces viaja algo lejos.

¡Doctor! ¡Doctor!-- escucho gritos seguido de golpes en la puerta

¡Ya voy! -- grito para que me escuche, mientras corro a la puerta para abrirla

Hola Leilani ¿Está tu padre? -- dice el señor Elías, mientras observaba con urgencia todo el interior de la sala buscando a mi padre

No está, salió, pero vuelve en un par de días-- le respondo, con amabilidad

Lo necesito urgentemente Leilani, mi hija se está muriendo, ella es todo lo que me queda, desde la muerte de su madre, si algo le pasa no podré seguir viviendo-- me dice mientras se deja caer de rodillas al suelo entre lágrimas y sollozos.

Se me arrugó el corazón, al sentir su tristeza, así que me agaché para ayudarlo a ponerse en pie, intenté formular palabras de aliento pero no se me ocurrió nada, cuando logré que se pusiera de pié sus ojos aún cubiertos de lágrimas, me vieron con un brillo especial, me veía con esperanza.

¡Tú!-- chillo tan fuerte que sentí incomodidad en mis oídos

Tú puedes salvarla, estás aprendiendo medicina¿Verdad? tu padre me lo dijo, dijo que incluso podría retirarse tranquilo si tú o ocuparas su puesto--- dijo con una nueva oleada de esperanza en su voz

No, soy tan buena, apenas estoy aprendiendo, lo siento-- le contesté con pena

Era buena, excelente, pero no con humanos, yo me dediqué a estudiar medicina pero para seres mitológicos, las personas normales nunca fueron de mi interés.

Porfavor, te lo imploro-- me suplico mientras se arrodillaba frente a mí y volvía a sollozar

No es que yo sea un alma bondadosa, si no todo lo contrario, pero la sinceridad que pude ver, así como sabía que era probable que el señor Elías se suicidará, si su hija moría, me caló en el corazón

Haré lo que pueda-- le dije levantandolo del suelo-- apresurémonos-- lo insté mientras tomaba el otro maletín con instrumentos médicos y medicamentos que estaba junto a la puerta.Papá siempre tenía el maletín preparado y al alcance por cualquier emergencia.

Cerré la puerta detrás mío, para comenzar a correr tras el señor Elías, corrimos cuatro cuadras en tiempo récord. Al entrar a la casa me guío hasta la última habitación al fondo, abrió la puerta invitándome a entrar.

Había una joven de cabello rojizo, con la piel pálida acostada en la cama, por el color de su piel hubiera creído que ya estaba muerta de no ser porque su pecho bajaba y subía debido a la respiración.

En la obscuridad de la luna Donde viven las historias. Descúbrelo ahora