Capítulo 2

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Verlo ahí, de pie a sólo unos metros de él le aceleró el corazón a Narem Maledicte, que se acomodó a como pudo en la silla, no quería que él se diera cuenta que su presencia apenas y lo dejaba moverse.

—¿¡Qué mierda haces tú aquí!?

—También es un gusto verte de nuevo, Narem, ha pasado bastante tiempo. Y, conforme a tu pregunta, ya me esperabas, ¿no?

—Nos complace tenerlo aquí, señor —dijo Athres, agachando la cabeza un momento en señal de respeto—. Estoy seguro que Narem se refiere a que no lo esperábamos tan pronto.

—No tienes que crear explicaciones para él, Athres, ya no es un niño —Río—. Pero sigue siendo un mocoso, ¡levántate y saluda! ¿O que Athres no te enseñó modales?...

Pero no recibió una respuesta, Narem sólo apartó el rostro.

—... Oh, ya veo, mi presencia es demasiado para ti... —Enseguida la presión sobre Narem desapareció y su cuerpo se relajó—. Eso es decepcionante, pensé que serías capaz de aguantarlo.

—Puedes irte al infierno...

—¡Cariño! ¿De dónde crees que vengo?

Ese fue el momento de claridad para Balker, que se lanzó al suelo en una reverencia, captando la atención de todos.

—¡Mi gran y poderoso señor! ¡Es todo un honor para mí ser bendecido con su gloriosa presencia, pensé que este día sólo se quedaría en mis sueños más profundos!

El hombre enarcó una ceja, girándose hacia Balker.

—Disculpa, ¿y tú eres...?

—Mi nombre es Bernard Balker III, soy el supervisor enviado por el Consejo para hablar con ese insolente cabeza dura, sin ofenderlo a usted, su todopoderoso Maldad. Imagino que el Consejo le ha hablado de mí con anterioridad.

—¿Eh...? ¡Sí! Sí, claro, el Consejo... nos habla muchísimo sobre usted, Bernabé, su trabajo es... admirable.

—Es Bernard, señor.

—Eso... —Maldad se giró nuevamente hacia Narem y se sentó en el borde de la mesa—. Ahora niño, ¿qué tal si comenzamos?

—¿Comenzar con qué?

—Por los mil demonios... ¿no te enseñaron interpretación? Athres, ¿qué clase de educación le diste?

Entonces Athres aclaró la garganta y respondió:

—Señor, si me permite, Narem siempre ha sido un poco... particular.

—¿Acabas de llamarme estúpido?

—Me refiero a que, Narem es todo un reto. Yo siempre me he asegurado de darle la mejor educación y de prepararlo correctamente en todos los campos, sin embargo, su actitud en realidad no ayuda mucho para que él saque el mejor provecho a sus estudios.

Pero Maldad río por lo bajo, moviendo la punta de su cola y estaba por responder, cuando Balker se adelantó:

—Si desea mi opinión, su majestad, el muchacho ha demostrado tener el comportamiento de una bestia, incapaz de razonar, sólo limitándose a impulsos agresivos e incontrolables que terminan en actos violentos.

—¿Hola? Estoy aquí, si saben que puedo escucharlos, ¿verdad?

Maldad enarcó una ceja, observando a los hombres que parecían estar por comenzar una discusión sobre Narem.

—Con todo respeto, señor Balker, no le permitiré que se refiera a Narem de esa manera, sobre todo, porque la verdad considero que usted no es el más apropiado para juzgarlo.

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