4. (S)

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Una semana antes.

— ¡Mamá! — dijo el pelinegro en tono alto mientras bajaba de las escaleras apresurado, siendo cuidadoso de no tropezar con las tiras de su bata de seda azul marino.

— Dime, corazón, te doy cinco minutos antes de que me llamen los contratistas. — La señora Choi era una mujer muy refinada, sus cabellos negros y lacios siempre estaban sueltos, luciendo con el corte un poco más bajo de los hombros que siempre portaba.

— Voy a organizar una reunión con el club de astronomía, necesito que consigas 15 casas de campaña, 15 telescopios profesionales, golosinas, comida, mantas, colchonetas, todo para que estemos cómodos. -— el chico llegó hasta su mamá quien estaba sentada en la hermosa mesa de cristal con su computador, a un lado su consejero, tesorero y abogado.

— Seungcheol, jamás hiciste una reunión con ese club, ¿por qué una ya que va a acabar el ciclo y se irán a la universidad? — preguntó la señora de pantalones negros, tecleando algo en su computadora.

— Quiero que alguien asista, solo consigue eso, por favor, madre. — dijo haciendo un puchero, agachándose a un lado de donde su mamá estaba sentada.

Aquello por lo menos hizo que la mujer volteara a verlo.

— Bien, haz la lista de lo que necesitas y dásela a Minhyuk, le encargaré que lo compre. — Llevó su delgada mano al cabello de su hijo, despeinando un poco éste.

— Gracias, má — dijo el único Choi heredero, parándose del suelo para sentarse en una de las sillas del comedor.

— Solo dime una cosa, la persona que irá, ¿Será Soojin o ése chico? — la mujer miró fijamente al menor, quién solo encogió sus hombros, restándole importancia.

— Ya sabes la respuesta — mencionó levantándose de la mesa para regresar a caminar hacia su habitación — encargale al secretario de tu oficina que me imprima 13 invitaciones usando el diseño que tiene en la memoria, el archivo se llama "super plan csc", yo haré una invitación a mano.

— Ajá, solo escríbele la lista a Minhyuk.

El chico subió a paso apresurado a su habitación, recostandose sobre ésta mientras miraba el techo de su aposento, suspiró audiblemente, dándose la vuelta en la cama, tomando una de sus almohadas, abrazando la misma.

Choi Seungcheol, el eterno hijo incomprendido de Sungha y Jong Hyun.

Desde que era pequeñito, siempre añoró una verdadera y honesta muestra de amor proveniente de sus padres, muchos murmuraban a las espaldas del jóven, que era un simple adolescente sin amor, quizás tenían razón, porque Cheol jamás tuvo la dicha de salir a cenar con sus padres, las cenas con los amigos empresarios de papá y mamá no contaban.

Cheol no recordaba incluso, ninguna muestra de amor sincero de nadie, excepto por una persona.

Sí, Jeonghan.

Aunque Choi sabía los sentimientos de Jeonghan hacia él, jamás se había rendido por volver a tener lo que tuvo con aquel chico cuando eran más pequeños.

Y es que efectivamente, Seungcheol y Jeonghan habían sido mejores amigos en el jardín de niños, eran esos niños que a la hora del recreo se iban al patio de la escuela a cazar saltamontes y luego los soltaban al salir en el parque. A la mamá de Seungcheol jamás le agradó Jeonghan y al pequeño Jeonghan jamás le agradó la mamá de Seungcheol, porque ella nunca se presentaba a los recitales que tenían y eso le hacía sentir mal al pequeño pelinegro de mejillas regordetas.

Otra cosa que hacía a Jeonghan enojar, era que de las pocas veces que la madre del mayor fue a buscarlo al jardín de niños, lo regañaba siempre y el motivo era Jeonghan, siempre el pequeño tenía que escuchar lo que decía la madre de su en ese entonces, mejor amigo, hasta que cayó la gota que derramó el vaso.

The Problem Of Yoon Jeonghan.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora