- No somos más amigos, Seungcheol, no tienes derecho de escuchar lo que canto en los baños y no cantaré porque tú me lo pides, hazlo tú si quieres.
"No somos más amigos".
Aquello resonaba en la cabeza de Choi, entonces el rubio recordaba que habían sido amigos, claro, ya no lo eran, pero Jeonghan recordaba que habían sido amigos.
- Jeonghanni- ¡Jeonghan! - espetó el pelinegro a la par que se levantaba detrás de él.
Caminó a paso apresurado detrás de él, podía ver a lo lejos las lámparas que se habían puesto en el campamento, las casas de campaña brillando en un tenue amarillo por la cálida luz y la figura del rubio de la cuál solo resaltaba su silueta, Seungcheol lo admiró por unos segundos, sus pies rompían las pequeñas ramas en el pasto y resonaban las piedras en sus zapatos lujosos cada vez que en cada paso que daba, casi corría para estar a la par del menor, hasta que estuvo lo suficientemente cerca para tomar su muñeca.
Los ojos de Jeonghan lo miraron con evidente molestia, tratando de zafarse de él en un movimiento.
- Suéltame, Choi. - espetó con desdén, para Jeonghan en ese momento el tacto de Cheol era como si fuera tóxico para él.
- Jeonghan, tú recuerdas cuando éramos amigos...
Los oscuros ojos del pelinegro lo miraron con expectativa.
- Seungcheol, por favor suéltame.
- ¿Por qué intentas evitar todo lo que tiene que ver con nosotros?
Jeonghan bufó, dejando salir de sus labios una risa burlona.
- ¿Nosotros?, ¿Qué cosa es nosotros?, ¿Te refieres a los estúpidos juegos de cuando éramos niños?, ¿Te refieres a cuando me regañaban siempre por tu culpa?, éramos unos niños, Seungcheol, no queda nada de eso, no queda un nosotros porque nunca lo hubo, no éramos más que unos niños en el jardín.
El pelinegro soltó poco a poco la muñeca del más delgado.
- Éramos unos niños - repitió. - no mereciamos nada de todo lo que pasó, fue por nuestros padres, solo queríamos jugar, queríamos ser amigos.
- Y por eso me reemplazaste por el estúpido de Lee Seokmin, porque él si es millonario y podía ser digno de la amistad de Choi Seungcheol.
Seungcheol pensaba que Jeonghan era lindo en ése momento, enojado y teniendo la plática que siempre había querido tener con él, o quizás esa no era mucho una plática... pero servía.
- No es así, Jeonghan, sabes que no es así, sabes la razón, yo no te reemplacé, era un niño y no podía hacer nada. - llevó su mano a su pecho, sintiendo un nudo formarse en su garganta, no quería llorar.
- Quizás éramos niños, ¿Pero que pasa después cuando fuimos más grandes?, ahora quieres arreglar todo, volver a ser los mejores amigos, como si no me hubieras quitado todo lo que he querido en ésta puta vida solo por ser Choi Seungcheol.
El pelinegro observó como el menor caminó hasta la casa de campaña, comenzando a buscar sus cosas, estaba tan apresurado, Cheol divisó sus manos temblar.
- Jeonghan.. ¿Qué haces?, deja eso ahí.
- Quizás nunca podremos volver a ser amigos.
Su mochila yacia de nuevo en su espalda y en sus manos su casa de campaña.
- ¿Tanto me odias?, ¿De verdad crees que soy la peor persona del maldito mundo?
El pecho de Seungcheol picaba, sabía la respuesta a ello pero tenía la necesidad de escucharlo de Jeonghan, quizás estaba equivocado y no lo odiaba tanto, quizas solo fingía, podría ser, ¿No?
¿No?
Sus ojos solo se conectaron una última vez y con eso Seungcheol lo entendió todo, sintió como todas sus entrañas se contraían y tuvo ganas de vomitar, se sentía como aquella vez que vió a su madre abrazar tanto a su prima, tan solo, tan insuficiente, tan... poco querido y apreciado.
- Jeongin te llevará de regreso a tu casa.
De nuevo, el pelinegro chasqueó sus dedos y el hombre ya estaba junto a él, se giró para mirarlo y señaló al rubio.
- Asegúrate de que Yoon Jeonghan llegue bien a su casa, tengo que ver qué todos los demás la estén pasando bien.
Sin más y sin esperar a ver qué Jeonghan saliera de la escuela, se dirigió a la fogata, sonriéndole a los demás chicos que cantaban y se reían todos juntos.
Tal vez su madre tenía razón de todo, Jeonghan nunca sería bueno para ser su amigo, nunca traería cosas buenas a su vida y era hora de aceptarlo.- Hey, Choi, el cometa está apunto de pasar, debemos de preparar los telescopios.
Seungcheol levantó su vista y asintió, logrando alejar sus pensamientos por unos momentos en los que se dedicó a observar a todos los chicos acomodarse en la zona en dónde habían dejado todos los telescopios, las cámaras y el equipo necesario.
Quizás la solución a todo era simplemente aceptar que nunca volvería a ser nada igual, ¿Por qué tendría que serlo si eran niños?, ya no intentaría nada, estaba seguro de ellos.Claro que no sería para nada igual...
Caminó hasta su telescopio, dejando salir un largo y suave suspiro, acomodando su rostro en el visor y dedicándose a observar con detenida atención aquel suceso, cómo las estrellas tintineaban y aquel astro con movimiento se acercaba, destellaba en colores apenas visibles, cosa que hizo sonreír a Seungcheol, le encantaba la maravilla de la naturaleza, el cómo siempre se le podía dar un significado diferente a todo.
¿Con que podría comparar a un cometa?, se preguntó a si mismo.
El amor es como un cometa que aparece de repente en tu vida, iluminando tu mundo con su belleza y causando un impacto significativo. A diferencia de un cometa fugaz, el amor verdadero perdura y crece con el tiempo.
Si, así era, el amor, el simple amor puro y verdadero que puedes sentir por una persona por tanto tiempo, era algo impresionante.
- Nunca me he enamorado... - murmuró para sí mismo, haciendo una pequeña mueca antes de volver a poner su atención en el telescopio.
No Choi... Seguro que no.
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The Problem Of Yoon Jeonghan.
Fanfictionjeonghan odia a cheol, pero, ¿será más fuerte el amor que el odio?