CAPITULO 15

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– Debemos regresar al desfile – dije en voz baja.
– ¿Siempre eres así de responsable? – replicó en tono serio.
– Incluso más.
– Escapémonos, te aseguro que nadie se dará cuenta.
– Ni pensarlo, es la gran noche de tu hermana.
– Podrá perdonarme.
– ¿Siempre eres así de terca?
– Incluso más.
– En serio debemos regresar, para mi es trabajo y mi jefe está aquí – insistí poniendo mis manos en sus senos, sus majestuosos senos, obligándola a separarse, aunque sentí un hueco enorme cuando finalmente saco sus dedos de mí.
– Está bien, tú ganas esta vez – dijo entregándome mi ropa interior.

Nos arreglamos las ropas en silencio y le dije que yo saldría primero, no estuvo muy de acuerdo, pero aceptó, no entendía porque era tan descarada. Abrí la puerta y me asomé sigilosamente, me dispuse a salir de ahí y ___ me dio una cariñosa nalgada que me hizo sonrojar, no quise voltear a verla porque seguro aceptaría escaparme con ella y tenía que recordar que estaba en horas de trabajo. Me fui directo al baño a retocarme el maquillaje y ponerme perfume, una amplia sonrisa había en mis labios, ella había dicho mi nombre y yo el suyo, no había más reglas y eso me entusiasmo sobre manera, aunque en realidad no sabía que pasaría de ahora en adelante.

Llegué al salón y ocupé mi lugar, pocos minutos después llegó _ muy sonriente y se sentó al lado de Elizabeth, ella se recargó en su hombro, eso no me agradó mucho, esas dos tenían algo, era demasiada la confianza que se tenían y el acercamiento, además llegó con ella a un evento familiar, uno no lleva a cualquier persona a convivir con la familia, ahí entendí que no debía emocionarme más de la cuenta y si seguíamos teniendo algo ella y yo, sería oculto, sin que nadie lo supiera.

El desfile terminó y Scarlett nos agradeció a Diana y a mí, nos pusimos de pie y todos nos brindaron un fuerte aplauso, ___ hasta se puso de pie muy entusiasmada. Will y Heidi estaban sumamente orgullosos aplaudiendo también. Empezó la fiesta y todo mundo se dirigió a la mesa de los bocadillos.

– ¿Dónde estabas Charlotte? – preguntó inquisidora menté Olivia.
– Fui a ver a las modelos.
– Que raro, yo fui allá y no te vi.
– Es que también fui al baño.
– Ah, vale – respondió no muy convencida.

Moví la cabeza negativamente cuando la vi ir a saludar a una chica que la miraba, yo me acerqué a la mesa y busqué algún bocadillo que no estuviera mezclado, pero como no encontré ninguno tomé un pedazo de queso y le di una pequeña mordida

– Uf, no hagas eso en mi presencia… me trae muy gratos recuerdos – dijo __ detrás de mí y casi me atraganto, tomé una copa y bebí.
– Quieres provocarme un infarto, ¿verdad? – exclamé dándome la vuelta para encararla.
– Tú también a mí, no tienes idea de lo sensual que te ves comiendo.
– Estás loca – dije mirando hacia el techo.
– Puede ser, pero, ¿no te fascina? – exclamó guiñándome un ojo.
– Pero, ¿ustedes se conocen? – dijo de pronto Scarlett parándose frente a nosotros y no supe que decirle, entré en pánico al pensar que hubiera escuchado el comentario de __, pero pensé que no tendría esa sonrisa en el rostro.
– Sí, estuvimos juntos un semestre en la universidad – respondió ella muy segura.
– Yo siempre he dicho que el mundo es un pañuelo, jamás me imaginé que fueras amiga de __, no te ofendas hermanita, pero tienes unas amistades – dijo dándole palmaditas en el hombro – no lo digo por Elizabeth, ella es aparte, pero te he conocido cada “amiguita” – agregó mirando hacia arriba.
– Bueno, en realidad no somos amigas, no nos habíamos visto desde ese entonces – dije siguiéndole el juego.
– Pero las amistades se pueden retomar, ¿verdad hermanita? – dijo abrazándola cariñosamente – además aquí entre nos, si no fuera porque le ayude en matemáticas __ aún no se graduaría.
– ¿No me digas que ella era la que te regalaba esos deliciosos chocolates?
– La misma – respondió muy segura dándome una mirada de complicidad.
– Sí, es que mi mamá trabajaba ahí y siempre llevaba, pero como a mí no me gustan, prefería dárselos a ella en pago a sus clases, en lugar de…
– Te dije desde un principio que jamás aceptaba dinero de las mujeres, ni siquiera pensaba cobrarte, tú insistías en regalármelos – interrumpió mirándome seriamente.
– Ay sí __, como si desconociera la forma en que te cobrabas, fui a la misma clase que tú, ¿recuerdas?, creo que aún sigue ahí tu fama,
-- Por eso ella me caía bien, porque nunca sucumbió ante tus encantos.
– Más bien dirás que te encantaban los chocolates.
– También, pero eso es aparte, definitivo, Charlotte, tienes que ir a mi boda, no voy a permitir que esta hermana mía vaya con nadie más que no seas tú.

Yo me quede paralizada y abrí los ojos como platos, no podía expresar palabra alguna, una cosa era seguirle el juego de que nos conocíamos desde antes, con tal de ocultar la verdad que su familia ignoraba y otra muy diferente era llevar la farsa hasta esos extremos, yo no podía ir a esa boda y no creía que ella tampoco lo quisiera, lo más probable es que ya hubiera invitado a alguien para acompañarla.

– Genial idea hermanita, como me tienes sentenciada, no he invitado a nadie.

– Es que es la boda de tu única hermana y no quiero un escándalo como en la de Jaxon – puso su mano en mi brazo – no sabes Charlotte la vergüenza que nos hizo pasar la chica con la que fue a la boda de mi hermano mayor, se puso a bailar como bailarina exótica a mitad de la fiesta y a quitarse la ropa, obvio los hombres y las mujeres estaban encantados, pero los papás de Diana, o sea, mi cuñada, casi piden la anulación del matrimonio ahí mismo, mi papá tuvo que hablar con ellos y tranquilizarlos, claro, después de que sacaron a la susodicha, que por cierto, estaba pasadita de copas.

– Que exagerada eres Scar, no fue para tanto.

– ¿Ah, no?, ¿quieres que ahorita vaya por Jaxon y Diana para que se lo confirmen?

– No es necesario hermanita, ese no es el punto.

– Así que comprenderás, Charlotte, que obvio no voy a dejar que vaya a la mía con cualquiera, es mucho mejor que asista con una vieja amiga, además tú eres una chica linda, responsable y muy decente.

Yo seguía sin poder hablar, si Scarlett supiera cómo había conocido en realidad a su hermana y lo que acabábamos de hacer hace un par de horas, no me tendría en tan buen concepto y mucho menos me invitaría a su boda, quizá debía decirle la verdad para que se le quitara esa idea de la cabeza. Y lo peor es que __ me miraba divertida y con una sonrisa triunfante, en definitiva esa mujer disfrutaba con mi sufrimiento, yo le di otro sorbo a mi copa antes de hablar.

– Gracias Scarlett, pero…
– Ningún pero, no voy a aceptar una negativa de tu parte, la boda es en dos meses y ahí te quiero ver, por cierto, no veo a mi novia, iré a buscarla – dio dos pasos y se volteó a verme – no excusas Charlotte – agregó y me guiñó un ojo.
– Es una lástima que no te guste el chocolate, se me había ocurrido una idea genial – dijo pícaramente y después tomó un bocadillo.
– Pero, ¿cómo puedes decirme eso después de lo que acaba de decirme tu hermana? – pregunté angustiada, ¿que acaso ella no podía pensar en otra cosa que no fuera sexo?
– No hay nada que decir al respecto – se llevó el bocadillo completo a la boca.
– ¿Perdón?, tu hermana cree que nos conocemos de años, que soy casi un modelo a seguir y encima parece estar empeñada en que vaya a su boda con–ti–go.
– Así es Scarlett, cuando se le mete una idea en la cabeza, no hay poder humano que se la quite, pero yo no le veo mayor problema a lo que te dice, mejor que siga pensando que eres un modelo a seguir, y en cuanto a la boda, vamos y ya.
– ¿Y lo dices tan tranquila?, se te olvida un pequeño detalle, yo tengo novia.
– Eso no es problema, tu novia seguramente tendrá un negocio que cerrar ese fin de semana – aseguró irónica y seria, con una expresión en la cara que no le había visto.
– ¿Y Elizabeth?
– Que no es mi novia – exclamó molesta y tomó una copa que se bebió de un trago.
– No, por supuesto que no – dije sarcástica.
– Piensa lo que quieras.
– Perfecto, entonces ve con ella a la boda porque yo no iré de ningún modo – aseguré.
– ¿Estás celosa? – preguntó mirándome a los ojos.
– Tú no tienes vergüenza de verdad – exclamé exasperada.
– Eso no responde mi pregunta.
– Estoy tan celosa de Elizabeth como tú lo estás de Engfa, ¿satisfecha? – respondí irónica.
– ¿Alguien dijo mi nombre? – exclamó ella acercándose a ella y tomándola del brazo, lo bueno es que no era su novia, no sé que le haría si en realidad lo fuera.
– Con permiso, tengo que mirar unas cosas en la cocina – dije y me alejé.
– ¿Qué le pasa? – escuché que Elizabeth le preguntó.
– Nada mi niña, seguro está estresada por todo el evento.

Entré a la cocina y me dieron ganas de tirar los sartenes, es que no había conocido mujer más cínica en toda mi vida, mira que negar y engañar a la novia en el mismo lugar donde ella se encontraba. Me llevé una mano a la frente, es que yo no podía ser más *******, ¿qué me daba esa mujer que me hacía perder la cordura?, bueno, sí lo sabía, el mejor sexo que había tenido jamás, pero no podía dejarme llevar por eso, debía encontrar la forma de recobrar la sensatez.

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